Paz en Gaza, ¿y ahora qué?
Las dudas e incertidumbres que genera el reciente acuerdo de paz alcanzado entre Israel y Hamás bajo el auspicio y la supervisión de los Estados Unidos son más que las certezas. Después de dos años de guerra, caracterizados por la tragedia padecida por los rehenes israelíes y sus familias y una guerra intensa que ha provocado una gran destrucción material y un número indeterminado de bajas en Gaza, los acuerdos llegan en un momento crucial para Oriente Medio. Estamos asistiendo a un rediseño regional que tendrá consecuencias trascendentales.
En primer lugar, Israel retirará sus fuerzas militares de la Franja de Gaza en un plan paulatino que garantice la seguridad de Israel y dando paso a una autoridad transitoria que debe ser capaz de neutralizar a Hamás y evitar que siga con sus acciones terroristas y criminales. Estados Unidos, junto con Jordania y Egipto, serán los supervisores de que esto ocurra.
También Israel, por su parte, pondrá en libertad a 250 prisioneros condenados a cadena perpetua, además de 1.700 gazatíes detenidos después del 7 de octubre de 2023, incluidas todas las mujeres y niños. El destino final de estos presos y su futura reubicación, junto con los terroristas todavía activos de Hamás, es un misterio y no queda detallado en el plan de veinte puntos de Trump. Solamente el primer punto habla de este asunto: “Gaza será una zona desradicalizada y libre de terrorismo”, pero sin aportar cómo ni de qué forma. Egipto y Jordania, por supuesto, no quieren ni oír hablar de alojarlos en su territorio; los palestinos no son bienvenidos en ninguna parte, incluido el mundo árabe, esa es la cruda realidad que nadie quiere decir en voz alta.
Esta liberación masiva de presos palestinos está condicionada a la entrega inmediata en estos días de los veinte rehenes que supuestamente quedan vivos y la entrega de los cadáveres de los otros veintiocho en poder de Hamás, supuestamente asesinados o fallecidos durante su cautiverio. Las autopsias permitirán conocer con claridad cómo murieron y, seguramente, revelarán la dolorosa realidad de que fueron torturados y maltratados antes de su asesinato por los terroristas de Hamás. Los próximos días conoceremos esa triste realidad, que conmocionará, aún más, a la abatida, pero no rendida, sociedad israelí, aunque hay serias dudas de que se puedan encontrar todos los cadáveres de las víctimas.
Una fuerza de interposición y una junta de paz para Gaza presidida por Trump
Con respecto a quien se instalará el espacio territorial ocupado por el ejército israelí, el plan prevé el mismo será sustituido por una misión de paz: “Estados Unidos trabajará con socios árabes e internacionales para desarrollar una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF, por sus siglas en inglés) que se desplegará de inmediato en Gaza. La ISF entrenará y apoyará a las fuerzas policiales palestinas en Gaza, en coordinación con Jordania y Egipto. Será la solución de seguridad interna a largo plazo”.
En lo que respecta a la parte política y al futuro de la Franja de Gaza, el plan deja bien claro que “Gaza quedará bajo una administración transitoria encabezada por un comité palestino tecnocrático y apolítico, con supervisión de un nuevo organismo internacional, la “Junta de la Paz”, presidida por Donald Trump”. Para la Autoridad Nacional Palestina, completamente desacreditada por estar manejada por una cuadrilla de forajidos y corruptos, el plan deja abierta la puerta a un futuro protagonismo de la misma:"Mientras avance la reconstrucción y la Autoridad Palestina cumpla su programa de reformas, podrían crearse las condiciones para la autodeterminación y un futuro Estado palestino”.
Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu ha dejado bien claro que, en el corto plazo, no habrá un Estado palestino y que la fórmula de los “dos Estados” ha caducado y ya no tiene validez. Aunque el acuerdo asegura que se “establecerá un diálogo entre Israel y los palestinos para acordar un horizonte político de coexistencia pacífica y próspera”, no queda muy claro ni los plazos para esas negociaciones ni el objeto de las mismas. La confianza entre las partes, tras los brutales ataques de Hamás el 7 de octubre, está bajo mínimos y los puentes para un diálogo constructivo, sincero y fructífero fueron dinamitados por los terroristas en esa aciaga jornada que marcará para siempre con un antes y un después la historia de Israel. La perspectiva de un Estado palestino es un objetivo mucho más lejano y menos factible después del 7 de octubre de 2023.
Como aspecto realmente lamentable, hay que destacar que en todo el plan brilla por su ausencia Europa, o la Unión Europea (UE), algo que se ha producido por la presión del presidente norteamericano Trump, siempre dispuesto a humillar a los líderes de nuestro continente. A este respecto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, criticó duramente la postura de Europa ante la estrategia de Israel en Gaza y la visible ausencia de la UE en el proceso del plan de alto el fuego y paz. Según Netanyahu, Europa ha estado ausente de un plan de alto el fuego entre Israel y Hamás porque "básicamente ha cedido ante el terrorismo palestino y las minorías islamistas radicales”.