Díes irae

Oscar López, el precursor

Si nos atenemos a los textos sagrados, toda divinidad tiene su precursor en la tierra, que va anunciando su presencia, avisando de su inminencia y estableciendo con sus hechos la grandeza del que ha de venir.

En este sentido, Oscar López, flamante gladiador escogido por Su Sanchidad para enfrentarse “al mal” (que no es otro que Isabel Díaz Ayuso) es claramente su predecesor, aquel cuyo ejemplo marcó el devenir y trayectoria de El Munífico.

Esto de los predecesores, en nuestro mundo digital y vertiginoso, está un tanto desdibujado. Pero no por ello debe pasarse por alto. ¿Por qué Óscar López es precursor de Pedro Sánchez? Retrocedamos unos años. El feudo natural de López era Castilla y León. Y dentro del ámbito leonés, en la capital del Bierzo, Ponferrada, se había producido un desagradable episodio de acoso sexual del entonces alcalde del PP, Ismael Álvarez, hacia la concejal del mismo partido Nevenka Fernández.

La joven leonesa denuncio a su acosador, no se comió sus amargas lágrimas y, tras convertirse en icono de las mujeres frente a la prepotencia sexual, consiguió con su denuncia que éste fuese condenado por los tribunales en el año 2002. Fin de la cita.

Pero héte aquí que algunos años después, en 2013, el PSOE vio la posibilidad de echar al alcalde popular del Ayuntamiento de Ponferrada, de nombre Carlos López Riaño. Ello sería posible uniendo los votos socialistas a los del condenado años atrás, Ismael Álvarez, quien, fiel a la tradición tránsfuga de fundar un partido nuevo cuando te echan del tuyo, había creado “Independientes Agrupados de Ponferrada”.

Y ahí es cuando aparece Óscar López. Había sido secretario de los socialistas hasta 2012 y en 2013 era coordinador del partido en Castilla y León: un hombre de influencia señalada, responsable de autorizar las estrategias de su partido. Y, como buen predecesor, con tal de alcanzar el poder le dio lo mismo pactar con un condenado por acoso. Dio el plácet a la moción de censura, arrebató el poder al PP y se lo entregó al PSOE. Con Ismael Álvarez dentro.

Le pusieron a parir. Sus propios compañeros y sobre todo compañeras. Eran otros tiempos y en el socialismo hispano quedaban rescoldos de dignidad. Carmen Chacón, que fue una buena persona (siempre recordaré su gesto, en el Congreso, al acercarse a la silla de ruedas de Gabriel Cisneros para asearle con dulzura) se mostró indignada por alcanzar el poder de esa manera.

Pero en la mente del joven diputado Pedro Sánchez, la decisión de Óscar López fue una luz, un gesto de iniciación de cómo habría de desarrollar su carrera. El poder, ante todo. Es indiferente pactar con expresidiarios, adversarios o corruptos: poder, solo el poder. Por eso Óscar López es el precursor de Sánchez. Se llevan de maravilla, se entienden con una mirada y saben qué hay que hacer en cada momento.

Ahora toca combatir el mal. Se nos van a secar las neuronas escuchando las gestas de López frente a Ayuso. Sánchez, en la figura de su predecesor, va a luchar por Madrid; necesita Madrid. Pero no parece que los madrileños estemos por la labor. Porque conociendo el paño, nos maliciamos que vienen (como dice la propia Ayuso) “para hacer daño”.