Necesitamos un reset
Cada día que pasa crece la necesidad de renovar y de restaurar nuestra democracia, tanto en materia política, como cultural y económica. Desde la irrupción agresiva del pensamiento único hace pocas décadas, movimiento postmarxista radical que domina gran parte de occidente, asistimos al escoramiento de nuestras democracias hacia la izquierda, y lo que es peor, al deterioro y colonizacion de sus principales instituciones por esta corriente política.
En España este fenómeno se empezó a desarrollar significativamente con Rodríguez Zapatero, probablemente el único presidente de una nación al que se le ocurrió afirmar que su propio país era un concepto discutido y discutible.
Desde entonces los gobiernos de izquierdas, no pocas veces con la colaboración del PP, se han dedicado a deconstruir España fomentando el enfrentamiento civil, político, y de género, el abandono de la familia tradicional con hijos, el recorte y tergiversación de la historia de España así como el adoctrinamiento político y de género en las escuelas, el anticlericalismo más decimonónico, el feminismo y el ecologismo más radicales y destructivos, la inmigración ilegal masiva sin control ni criterio alguno, todo ello en el marco de un estatismo radical contrario al mercado y empobrecedor.
Para lograr esto han tratado de imponer su relato a la sociedad y es por esto por lo que han tomado el control, directo o indirecto, de la mayor parte de los medios de comunicación de masas y de las redes sociales, aplicando la censura a los contrincantes políticos con la excusa de combatir los bulos y la desinformación. La realidad es que es el gobierno, son los poderes públicos dominados por el pensamiento único progresista, la principal fuente de desinformación, manipulación y mentiras. Basta con ver la propaganda recurrente acerca de que España es la mejor economía del mundo y que las pensiones están garantizadas cuando la realidad probada objetivamente es que somos una de las peores de la UE, y de la OCDE, y que las pensiones son absolutamente inviables como ya hemos demostrado en anteriores artículos.
Han inventado el delito de odio como herramienta para imponer su relato mediante el miedo y los tribunales limitando también de esta manera la libertad de expresión de todos los que no comulgan con el pensamiento único. Llama la atención que, a ellos, grandes odiadores e intolerantes, nunca se les aplica este delito.
Han tomado al asalto las principales instituciones democráticas para que los “otros”, los que ellos llaman fascistas, es decir, cualquier cosa a la derecha del PSOE, nunca más vuelvan a gobernar España. Aniquilando la separación de poderes y el control al ejecutivo, y tomando el control del TC, entre otras muchas instituciones, están desvirtuando y vaciando de contenido nuestra democracia. Cuando nos queramos dar cuenta tendremos un remedo de democracia con elecciones, pero sin cambio de color en el gobierno, algo muy parecido a la dictablanda despótica del PRI en Méjico o al Peronismo argentino.
Los últimos movimientos en este proceso de toma de control de las principales instituciones han sido el Banco de España, y ahora también Telefónica. No es casual esto último pues es esta empresa la que tiene que dar a los jueces la información existente en sus servidores relativa a las comunicaciones de personas imputadas en los casos de corrupción que acosan al gobierno y a la familia del presidente. Ahora ya sabemos que esa información nunca llegará a su destino, o lo hará manipulada y tarde.
Para la izquierda de los años 30, la democracia era tal, siempre y cuando ellos se perpetuaran en el poder, estando dispuestos a cualquier extremo a este fin, por ilegal que fuera. Casi un siglo después no han cambiado tanto las cosas pues el gobierno socialista maniobra, frecuentemente fuera de la ley, para modelar nuestra democracia a su favor, de manera que la oposición no alcance jamás el poder. La alternancia en el poder ya no es algo que consideren sana y democrática, y de esto ya nos avisó hace unos años P. Iglesias cuando le dijo al PP que no iban a gobernar nunca más. El pensamiento único ha venido para imponerse por las buenas, o por las malas.
Una de las herramientas que usan desde hace años es la censura en las redes sociales. Estas redes, controladas por los magnates de la tecnología de Silicon Valley, no sólo han coartado la libertad de expresión de todos los que no comulgan con el pensamiento único, sino que han propagado todo tipo de mentiras y bulos en favor de las ideas del “mainstream” progresista. Hasta ahora todo iba bien porque la influencia de los megaricos iba en su favor, sin olvidar la de G. Soros.
Sin embargo, ahora, alguno de estos magnates, como Musk o Zuckenberg, han decidido que la censura no es aceptable y que es incompatible con la democracia, que la libertad de expresión y la tolerancia son pilares de la libertad y de nuestro sistema político, y que por lo tanto todo el mundo tiene derecho a opinar. Ahora que todas las ideas son admitidas, la corriente progresista se lamenta y clama al cielo diciendo que la democracia está en peligro y que hace falta más estado, más leyes, más prohibiciones, que hay que censurar a los demás, dicen que nos hace falta resetear nuestra democracia. En realidad, lo que nos están diciendo es que no están dispuestos a perder el monopolio del relato y del poder, que la democracia les importa un carajo, salvo la de partido único, claro.
Claman contra la plutocracia y nos amenazan con que esta quiere influir demasiado, quizá gobernarnos de forma tiránica y acabar con la democracia. Cuando los megaricos remaban a favor de su proyecto globalista superestatista estaban muy contentos. No obstante, ahora les parece que Musk es una amenaza, pero en ningún caso se lo parece el multimillonario Soros, o los totalitarios de izquierdas que campan a sus anchas por las redes. El foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla dedican fortunas a propagar sus ideas totalitarias y parece ser que esto es muy democrático y aceptable, pero si Musk no censura y además opina en el ejercicio de su libertad de expresión, esto es injerencia antidemocrática. Al menos él gasta su dinero, los déspotas señalados anteriormente gastan el que nos han robado.
Me parece lamentable que los que juegan con las cartas marcadas se quejen amargamente y traten de crear alarma social cuando les impiden seguir haciendo trampas y censurando a los contrarios. Los grandes magnates de Silicon Valley no son un peligro, al menos no mayor que el que representan los políticos carentes de principios morales y democráticos que trabajan para eliminar o debilitar los controles e instituciones democráticas pensadas para evitar que se conviertan en déspotas de por vida.
Al menos los impulsores de las FAANG crean mucha riqueza, no sólo para sí mismos, sino también para la sociedad. Son cientos de miles de empleos lo que han generado, empleos muy productivos y por lo tanto altamente remunerados. Estas empresas han inventado y desarrollado novedosos productos y servicios que han significado avances notables. Nada de esto son capaces de hacer los políticos ni su burocracia.
Personalmente celebro que la censura impuesta por el pensamiento único empiece a resquebrajarse. Sin duda me dan más miedo los políticos socialistas de todos los partidos, estos megaintervencionistas que no sólo están arruinando nuestras economías, sino que además están socavando los cimientos de nuestras democracias con herramientas como la censura, la propagación de desinformación y bulos, el delito de odio, así como la colonización de todas las instituciones destinadas a tenerles bajo control.
Desde luego necesitamos un reset con el fin de que aquellos que juegan con cartas marcadas para ganar siempre no hagan que nuestras democracias acaben siendo algo parecido a la distopía imaginada por Orwell en su obra 1984.
Si queremos más democracia, necesitamos más libertad de expresión y acabar con la censura impuesta por el pensamiento único.