El mundo necesita un directorio de fabricantes de ideas
¿Qué pasaría si pudiéramos saber, en cualquier momento, quién puede fabricar algo cerca de nosotros?
¿Y si tu comercio del barrio necesitara un soporte personalizado, una pieza a medida, una letra cortada en metacrilato, y pudiera encontrar a alguien a pocas calles de distancia con una fresadora, una impresora 3D o una cortadora láser para hacerlo?
¿Y si los fabricantes digitales de todo el mundo estuvieran conectados en un único lugar, no para competir, sino para compartir lo que saben hacer y cómo lo hacen?
La idea no es nueva, pero sigue pendiente: construir un gran directorio global de fabricantes de ideas. Un mapa abierto y vivo de personas y espacios capaces de fabricar (casi) cualquier cosa, en cualquier lugar del planeta. Desde un taller en Oaxaca hasta un Fab Lab en Madrid, desde una escuela rural en Senegal hasta un coworking tecnológico en Berlín. Un ecosistema distribuido de saber hacer.
¿Para qué? Para todo.
Para resolver problemas localmente.
Para producir a demanda, sin depender de gigantes logísticos.
Para compartir diseños que funcionen en otros contextos.
Para aprender de otros. Para enseñar. Para colaborar.
Tener identificados a los fabricantes digitales de cada ciudad no solo beneficiaría a quienes diseñan y crean. También abriría posibilidades enormes para la economía local. Comercios que podrían personalizar productos. Artesanos que podrían complementar su trabajo con piezas digitales. Pequeñas marcas que fabricarían sin necesidad de importar. Talleres que descubrirían nuevas aplicaciones para sus máquinas.
En un mundo cada vez más fragmentado, más desigual, más inestable, necesitamos una red distribuida de fabricación como necesitamos la electricidad o el agua. Una red que funcione en tiempos de crisis, que se adapte a lo local y que viaje a la velocidad de los datos, no de los contenedores. Una red donde circulen los planos, no los paquetes.
Porque si algo nos ha enseñado la fabricación digital es esto: los objetos pueden nacer en una cabeza en Filipinas, ser diseñados en Italia, modificados en Argentina y cortados en una carpintería de Madrid. Y todo eso sin mover ni un solo kilo de materia prima. Solo información. Solo ideas.
Esto es lo que propondré la semana que viene en el FAB25, la conferencia mundial de Fab Las que se celebrará en la Republica Checa del 4 al 11 de Julio. Hablaré sobre crear una red mundial de fabricantes de ideas, de cómo esto puede beneficiar tanto a los que estén dentro como a los habitantes de sus respectivas ciudades. Y siempre con los Fab Labs como partners.
Imagínalo: poder buscar por ciudad, por tecnología, por materiales. Ver qué se está fabricando ahora mismo en Quito, en Dakar, en A Coruña. Descargar el diseño, adaptarlo, rehacerlo, mejorarlo. Y luego devolverlo al mundo, para que otro lo use y lo transforme. Una Wikipedia de objetos hechos, y de personas que los pueden fabricar.
Porque el futuro no se construye solo. Se fabrica. Y mejor si lo hacemos juntos.