Metamorfosis de capullo a gusano y al final a mariposa
Es un amigo invisible, porque aunque no se le espere, él si esta.
Basta con revolver un poquitín la hemeroteca para que aparezca de cuerpo presente en las fotografías, acompañando a aquellos a quienes niega conocer (A lo mejor por eso también las malas lenguas –es decir las de la máquina del fango, ese artilugio que ha creado a modo de ingeniero de “especialidades abominables reunidas”, le califican de Fantasma).
Es muy buen amigo, amigo del alma de quienes siempre le dicen Sí, de quienes se dejan pisotear, de aquellos que comulgan con sus ruedas de molino, de todos los que se encuentran dispuestos a creer como dogma de Fe sus mentiras, de los que escuchan como en éxtasis sus plúmbeos parlamentos que suenan a música, semejante a la que compone su “hermanito” presuntamente bobalicón, aunque listillo de manual de picaresca.
Es íntimo, de quienes cuando se sube al Falcón y surca los cielos, piensan que es un ángel volador, una aparición del más allá, un espejismo que el cerebro no alcanza a descifrar, por su imponente presencia.
Ahora ha aterrizado en París para participar en la cumbre convocada por el presidente francés, Emmanuel Macron, sobre la guerra en Ucrania y «los desafíos de la seguridad en Europa».
Pero más que participar y además de huir de la sesión de control en el parlamento español, seguro que va a Pontificar, ante la mirada siempre amorosa y repleta de admiración de su Ursulina Vonderloquesea, que a su habitual rostro de “no he roto un plato en mi vida” une el de “no me creo que este “bellezón” me dirija su palabra cargada de “qué más da lo que me diga”, si sale de sus labios seductora como un beso”
Claro que va a pontificar. Se ha convertido súbitamente tras una metamorfosis de capullo a gusano, en una mariposa aglutinadora del “tuty fruti helado, contra la política candente de Trump” o sea, en el referente progresista europeo, en el más brillante, el de oro bruñido en tantas noches en vela a causa de las corrupciones, juicios, líos de su amadísima esposa, de sus Ábalos, Koldos, Fiscal general y un interminable etc. que no puede con él porque es un superhéroe, un Spider Man poderoso contra las imperceptibles telarañas de la ultraderecha.
Además no está solo, no, no, no. Apoyándole en tan gloriosa gesta se encuentra sin ir más lejos (anda de diputada en esa extraordinariamente eficiente Unión Europea que tan cara nos cuesta) Irene Montero, del Partido que hizo del morado el color de su bandera que al parecer se ha desteñido haciendo que sus afiliados –muchos de ellos- se pongan también morados (chalets en Galapagar, pisos en el barrio de Salamanca, coches oficiales, sueldazos etc., etc.) que ha acusado a Donald de «delincuente y fascista» nada menos. (A lo mejor es que en el momento de hacerlo había llegado al parlamento sola y borracha, quien sabe.)
Sin embargo cada vez más se sabe que estamos presididos por un lunático que no es capaz de sacar adelante unos presupuestos, pero que pone a España, como si fuera su coto privado, en el punto de mira de la enemistad con los Estados Unidos.
Sus ínfulas y pretensiones nos están costando muy caros aunque en verdad, su caradura no tiene precio.
Y hay quien dice que en las noches oscuras del alma, en esas reflejadas en sus “Cartas a la ciudadanía“ asegurando no saber si todo merece la pena, ni qué camino tomar, se escucha un susurro, seguramente del viento, diciendo:
¡Tranquilo! “Siempre tendremos República Dominicana”