Un Espresso en el Cielo

Los mentirosos de las sastrerías

En los últimos diez años, muchas de las marcas de Inditex, pasando por aquellas que han cultivado un mercado más premium, hasta llegar a las marcas de lujo, han desarrollado técnicas de personalización de sus productos Prêt-à-porter. No hacemos referencia a prendas hechas a la medida del cuerpo de clientes, por diseñadores y sastres, sino de productos de colecciones estandarizadas a las que se les puede agregar algún detalle que le haga sentir al cliente que es especial: ¿quiere bordarle sus iniciales a la camisa?

En los tiempos de la logomanía (fenómeno que todavía no acaba en ciertos círculos sociales), desear tener un elemento distintivo en nuestras prendas, es una consecuencia de ser individuos viviendo en colectividades. Las marcas tuvieron que recordarlo, luego de décadas abusando de la estandarización de oferta, pasando a aplicarlo dentro de lo posible, enmarcados en un modelo de negocio donde la cantidad de prendas por modelo es la regenta, permitiendo precios al alcance de las clases medias, sin dejar de obtener altas rentabilidades.

Por otra parte, hay comerciantes que han mantenido sus modelos de negocio, basados en principios anteriores a la revolución de la moda (que muchos conocerán como democratización de la moda). A diseñadores y sastres no les llamo idealistas, porque: su tiempo, estructura y artesanía es viable como negocio, sobre todo, debo decirlo, estando en ciudades y contextos sociales adecuados, donde, en el caso de los hombres, es normal vestir prendas formales (porque sí, el traje es el primer atuendo en el que pensamos al referirnos a sastrería). Aunque, una vez convertidos en clientes, nos damos cuenta de que el espectro de prendas hechas a medida, posibles de adquirir, es múltiple: desde zapatos, pasando por camisas, abrigos, pantalones, americanas, corbatas, sombreros, guantes y otros accesorios. En este contexto, debemos agregar muchos otros híbridos que han ingresado al espectro comercial de moda y que están en el medio, entre la mera personalización y la sastrería ciento por ciento artesanal. Están aquellos que desarrollan media medida, en base a un patrón o molde, testigo, estandarizado por tallaje. Y así, servicios que incluyen más o menos detalles, que le aportan valor al servicio y al producto: lugar de fabricación, cosido a máquina o a mano, tejidos de marcas especializadas, gramaje, entre otros. Hay marcas excelentes desarrollando estas técnicas.

Entre los modelos mencionados, no creemos que exista uno más legítimo que otro, porque dependerá de lo que busca el cliente, del precio que está dispuesto a pagar, el uso que pretenda darle al producto, sus expectativas, su deseo o el capricho que quiere cubrir al usar una prenda. Un mismo cliente puede consumir de todo tipo de variantes de productos. Entonces, lo importante al tratar con un cliente es ser claros y honestos, enseñarles lo que están encargando, porque no es un sector al que todos estén habituados. Lamentablemente, no todo traje a medida que se ofrece como tal, realmente lo es. Y no es culpa del cliente, es culpa de empresas y marcas que mienten.  

Si una empresa fabrica en China, que lo diga. Si una prenda es fabricada en base a moldes, que lo diga. No tiene nada de malo. Que no intente engañar al cliente haciéndole creer que está comprando algo que en realidad no es. ¿No se puede hacer algo que pide el cliente, porque tu fabricación la haces en China, en base a modelos estándar, sin dejar margen para modificaciones? Entonces, no le digas que lo puedes hacer, intentando dejar al cliente como mentiroso o equivocado a la hora de la entrega, asegurándole que nunca pidió lo que sí pidió. De tu empresa, que tiene estas prácticas, ya se habla. Tu producto no será mejor o peor por ser más customizado, tu servicio sí será mejor si dices la verdad de lo que estás vendiendo.