Marchas climáticas (Parte I)
Desde hace tiempo, las marchas contra el cambio climático se convierten en protestas contra el capitalismo, que según sus ideólogos y participantes, es el que mata el planeta. Estas protestas son favorables al socialismo, al comunismo y a ese conglomerado de la izquierda radical que, esa sí, es la que verdaderamente está acabando con este mundo. Estas marchas climáticas se autodenominan defensoras de la naturaleza, y dicen que son la anteposición del planeta al dinero. Antes de proseguir con el análisis de lo que plantean estos manifestantes climáticos, permítanme una pregunta: ¿cómo estarían tantas personas concentradas a la vez en un mismo sitio de no haber existido el capitalismo? El capitalismo dio origen al gran salto del progreso de la humanidad, es decir, de la pobreza general se pasó a la relativa y minoritaria. Bueno es indicar que al margen de sus errores teóricos y de las consecuencias prácticas de su aplicación, el socialismo hasta hace pocos años no estaba inspirado por el ecologismo centralista. Da la sensación que una parte de la humanidad, prescinde de la repercusión mediática de salvar el planeta, pero no es así, lo que ocurre es que no se deja embaucar por la falsedad política de ciertas organizaciones adosadas a la izquierda, y que son una ruina económica y ecológica. La única misión de estos manifestantes contra el cambio climático es implantar ese socialismo rancio de siempre excusándose o escondiéndose en el ecologismo. No se puede vender el cambio de clima como un culto de idólatras, y ahí entra la figura de Greta Thunberg, que ni ella misma se admite su propia realidad, y es un falso personaje de ficción. Esas agendas climáticas de hoy, compradas por la izquierda, por los nacionalismos y por derechitas cobardes, aniquilarían el aumento de la esperanza de vida, la erradicación de muchas enfermedades, el aumento de la riqueza en los pueblos soberanos, el acceso a mercancías y materia prima nacional...