La Ley Ómnibus ya se llama Ley Camioneta
El Partido Socialista o, mejor dicho, el Partido Sanchista y otros de sus fieles seguidores continúan imaginando que con la aprobación de la Ley Camioneta - anteriormente denominada Ley Ómnibus - se han salido con la suya, pero somos conscientes de que todo ese asunto turbio y nebuloso que no es más que un fracaso burdo y ridículo que está poniendo en cuestión todo cuanto hacen y proponen, tanto los de Sánchez, como esos otros correligionarios que van a gusto en la burra - Podemos, Sumar, PNV y Bildu - y que les siguen a la zaga… Aunque otra vez más el héroe-antihéroe Puigdemont ha vuelto a poner las mesas patas arriba para seguir insistiendo en destruir España lo antes posible: mejor hoy que mañana. Los sanchistas, mientras tanto, tragan carros y carretas, ya que suponen que gobernar es seguir viviendo en La Moncloa y seguir cobrando sueldos de ministros en un país decrépito y quejoso. A Junst, a los sindicatos UGT y CCOO y a algunos otros grupos políticos que también contribuyen con este desgobierno generalizado no les interesa saber que lo que necesitamos los españoles es, precisamente, un gobierno que cohesione con seriedad y que se deje de zarandajas y de tantos politiqueos de tres al cuarto; porque somos nosotros mismos los que estamos perdiendo la batalla del progreso en momentos cruciales…
Los sindicatos UGT y CCOO, salieron a la calle para reivindicar no sé qué cosas, que no saben ni ellos. Y, naturalmente, patinaron, colapsaron y se columpiaron. Porque ni Unai Sordo y Pepe Álvarez saben por dónde andan ni tampoco por qué se han convertido en los teloneros de un gobierno que da continuamente puntadas sin hilo ¿Por qué se habrán convertido en “correveidiles” celestinos y alcahuetes del fastuoso sanchismo? Ellos sabrán…
Reclamaron (ante la soledad en la que los dejaron los españoles, ya que la asistencia a la convocaría fue ridícula) una agenda social y que habrá de negociarse con ellos, como las demás medidas sociales que España dicen que necesita… Ja, ja, ja, ja, ja. ¡Perdonen que me ría! Es que es de risa.
Ahora se erigieron en tahúres de lo que muchos millones de españoles no queremos que defiendan. Los líderes sindicales pidieron la aprobación de la ley que pretendió ser Ley Ómnibus y se quedó en Ley Camioneta: una ley trémula y diezmada. Pero intervinieron y vocearon ante el nutrido número de unas 200 personas en el centro de Madrid y menos de 300 en Barcelona. Vergüenza, vergüenza y vergüenza…Mil veces vergüenza.
Por eso y por todo lo demás, seguramente porque España es diferente, la Ley Camioneta seguirá su curso y el Gobierno de España aprobará lo que le aprueben, negociará lo que negocien y cederá lo que le exijan.