Lamentos y conclusiones
Hace veinte años amanecí sin país. Entre gallos y media noche un mecanismo impuesto y violatorio, transgrediendo el artículo 31 de la Constitución vigente de 1967, enmendada parcialmente en 1994, en un aquelarre oscuro y de ocultas, refundó mi país a fuerza de masacres, persecuciones políticas y dictadura. Así, mi República de Bolivia había sido aniquilada y renombrada de manera ilegítima como Estado Plurinacional de Bolivia. Toda voz de protesta fue silenciada por un sistema criminal sostenido por tribunales infames que perpetúan la dictadura, avalando actos de aquellos quienes usurparon funciones a nombre de la ley. Desde entonces he vivido siendo testigo de persecuciones, confinamientos, apresamientos, amenazas y asesinatos, acallando así voces de protesta y oposición. He visto cómo se ha fomentado y alimentado la discriminación entre ciudadanos, etnias, pueblos indígenas, habitantes de áreas rurales y pobladores citadinos, enfrentados entre sí por caudillos angurrientos de riqueza y poder ejerciendo el “dividir para reinar” enviando al cadalso a humanos, quienes sin conocerse, se matan uno al otro sin siquiera saber el por qué, en tanto los caudillos y promotores observan de palco su obra magistral sin recibir un rasguño. Si, aún me quita el sueño cada injusticia, cada asesinato, cada desaparición y el ver a mi país roído hasta sus entrañas por colmillos de huestes socialistas. Nuestra República se convirtió en una mescolanza de vagabundos, pedófilos, sacres y desventurados que creyeron heredarían la riqueza de los empresarios trabajadores, las tierras de los productores de soya, de leguminosas, sembradíos de algodón y caña de azúcar, junto con las haciendas de los ganaderos del oriente boliviano para vivir sin esfuerzo ni trabajo, mantenidos por un gobierno socialista comunitario que los transforma en siervos de salario mínimo y nula oportunidad.
Nuestra patria, mi patria, se desmoronó ante tanto saqueo e impunidad… quiero creer, necesito tener esa esperanza de amanecer un día de estos, en el que Bolivia haya recuperado su estatus de República, su democracia y libertad de expresión; un logro que obtuvo a costa de luchas sangrientas, rebeliones indígenas, solidaridad, valentía y tenacidad, logrando su independencia en 1825, hace doscientos años. Quiero despertar de estos 20 años de pesadilla continua para ver recuperadas y vigentes las Cámaras de Senadores y Diputados, sustituidas apócrifamente por tribunales plurinacionales infames y asambleas dictatoriales. Quiero a mi gente unida, feliz, próspera, satisfecha de ser quien es y no pretender usurpar lo ajeno para ser quien no es. Quiero olvidar las colas interminables para comprar pan, gasolina, Diesel y alimentos de la canasta familiar. Quiero un mercado justo y no paralelo para acceder a la compra de divisas. Quiero igualdad de género, libertad de expresión y respeto por la oposición, es decir: quiero recuperar la democracia en la que vivíamos siendo una República en lugar de en un:” Estado Plurinacional” Quiero a mi República de Bolivia de regreso. Quiero dejar de vivir en LIBERTAD RESTRINGIDA, y esta esperanza, ilumina mi oscuridad y me ayuda a enfrentar cada amanecer… tengo miedo de morir y también de vivir.