Lady Cloaca y Míster Pocilga
Con razón andaba nerviosa Lady Cloaca. Aquello era una carrera a vida o muerte. O ella terminaba con la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil o aquella policía judicial alumbraba toda la porquería oculta en los aledaños del Gobierno y complicaba la existencia al amado jefe.
Bastantes empresarios, mayormente hampones, le aseguraban filtros definitivos: “Si yo te digo una cosa, está muerto”, alardeaba el hampón de voz cavernosa sobre el teniente coronel de la UCO.
“Bueno, si, pero tiene que ser algo definitivo, que ya estoy harta de amagos, y al final, nada”- protestaba Lady Cloaca-
“Tu vas a lo tuyo pero yo quiero saber qué hay de lo mío” -se parapetaba el empresario-
“Pues ya te he dicho: te pongo con el fiscal, con el abogado del Estado, con quien quieras”
“Ya, pero es que estoy en Dubai; en España no puedo entrar, que me escabechan”
“¿Y qué crees, que los fiscales no viajan? Tu dale la puntilla a ese peligro y no te preocupes de nada”
Si, era en verdad una carrera contra el reloj. Y podía perderse o ganarse por horas. Claro que Víctor de Aldama, otro corruptón devenido en confidente, ya lo había anunciado hacía meses: “Hay una pareja que lleva tiempo buscando materiales que comprometan a la UCO, a los jueces, a los periodistas y a todos los que no se dejan mangonear. Son Leire Díez y Javier Pérez Dolset” Pero Aldama era permanentemente ridiculizado por el Gobierno; “pequeño Nicolás” “iluminado” “vengativo”…no merecía el más mínimo crédito.
Por eso, cuando alguien (otro misterio que añadir al arcano) filtró las promesas de Leire, las armas ocultas del hampón y el meollo de la trama contra la Guardia Civil, Aldama declaró ufano: “Ya os lo dije” y se fue a reventar el acto de la socialista, que estaba dando una rueda de prensa a mayor gloria de su personilla. Sus investigaciones cloaquiles, metidas en un pendrive, las había entregado horas antes en la sede del PSOE, “por lo que les pudiera aprovechar”
“¡Quita, quita, no nos des eso -clamaron en Ferraz, no sin antes haber hecho algunas copias- esto hay que llevarlo a la fiscalía!” Y allí estará, bajo la esmerada custodia de Álvaro García Ortiz.
Paralizada, de momento, la ofensiva contra la UCO, a los pocos días apareció el informe que este abnegado cuerpo de investigadores, a las órdenes de los jueces, tenía preparado sobre Santos Cerdán. Bofetón, dimisión, escandalazo por todo lo alto: “Ya me dio 500…me debe 400”; “a ese no le perdonamos ni una, nos debe un montón”; “calla, hombre, que de eso no se habla…”
Si, amigos, si. Lady Cloaca no había podido protegerle de los guardias y emergía con fuerza una nueva figura: Mister Pocilga. De Cerdán, un apellido inequívoco. Otro secretario general del PSOE dado a la acumulación de billetes. El segundo en dos años. Esto fue demasiado, hasta para el silente Sánchez, que llevaba 45 días sin hablar. Habló. “Habló el buey y dijo mú” asevera el refrán. Sánchez pidió perdón por no enterarse de nada (eso dijo, sonrisas en la sala); renegó de Cerdán (a buenas horas, mangas verdes); y lo que hizo explotar en carcajadas a la audiencia: prometió una investigación independiente (los periodistas se sujetaban la tripa) sobre las cuentas (las lágrimas brillaban entre las carcajadas) del… ¡PSOE!… Parece que hasta Carlos Cué, de El País, fue visto intentando sofocar la risa.
En fin, que no podemos excedernos. Votos falsificados en sus primarias. Lady Cloaca en Correos, atenta al voto por idem. Bolaños intentando llenar la carrera judicial de militantes (de mucho progreso y pocos estudios). La Montero con las manos churruscadas, de ponerlas en el fuego por tanto golfo. La portavoz leporina con el labio cada vez más rebelde, según va mintiendo más y más…
Una colección admirable de personajes, de los que esta croniquilla es mínima expresión. Tal vez merezca la pena continuar la saga en algún momento.