Símbolos sin tiempo

Información, desinformación y democracia

Opino como Alaska. Gran diva de la “Movida Madrileña” que se ha atrevido a decir que si para ser feminista es necesario suscribir una serie de normas, no es feminista. Porque hoy día vivimos en un mundo que pretende encorsetarnos y uniformarnos para hacer de nosotros unos seres ambiguos, seres que deberían de seguir las directrices de los que se sienten protagonistas de los cambios sociales de este tiempo, de nuestro propio tiempo. Alaska, sin ningún tipo de tapujos, se ha manifestado en libertad para argumentar los mismos sentimientos de rebeldía que laten en su esencia primigenia y aunque también manifestó que cree en la igualdad de derechos, no comulga con las cláusulas preestablecidas por normas arbitrarias… Y se siente feminista hasta la médula. Lo digo porque vivimos un tiempo en el que las libertades vienen dirigidas por los que creen que están en posesión de la verdad.

De los que pretenden que sus planteamientos sean los de todos. Y por eso procuro apartarme de ese mundo diseñado por unos pocos protagonistas que interpretan las normas a su antojo y de ahí brota el dislate que ahora se presenta y representa como esencia viva de la democracia. Cuando ya desde el primer gobierno de Adolfo Suárez pudimos vivirla con mucha más intensidad. Sánchez no es un demócrata. Los demócratas están de acuerdo con la separación de poderes aunque sean presidentes del gobierno y no fabrican una política torticera que baile de acuerdo con sus propios intereses. Por esa razón al gobierno actual le incomoda que millones de españoles no estemos de acuerdo con unas determinadas directrices.

Y por eso, seguramente por eso, invitó hace unos días a intervenir ante la Comisión para la Auditoría de la Calidad Democrática al periodista Arsenio Escolar. Pretendía nuestro gobierno y por ende nuestro presidente de gobierno que el periodista Escolar fuera capaz de abordar los retos de la desinformación que tanto se predica. Yo, que estoy como el susodicho periodista comprometido con la verdad. Me rasgo las vestiduras al sentir vergüenza de que los gobernantes actuales piensen, o digan que piensan que la democracia española necesita de principios que la protejan.

Maduro el dictador y sus defensores, blanqueadores y protectores claro que los necesitan, pero España NO, porque los españoles creemos firmemente que la democracia es simplemente democracia y que todos los apelativos y calificativos añadidos serían limitadores de la propia libertad. CLABE ha publicado un libro en el que determina unas propuestas para erradicar el problema de la desinformación y, sin embargo, perteneciendo al Club Abierto de Editores a través de un medio de comunicación, creo que nadie tiene derecho a definir lo que han de hacer los demás. Digo todo esto  porque soy un demócrata convencido y porque creo que Franco era un dictador y que Maduro en Venezuela, Díaz-Canel en Cuba y Ortega en Nicaragua son dictadores mucho más peligrosos y sanguinarios, porque ocupan nuestra terrible actualidad y hunden a sus pueblos en el desolado abismo de la muerte.