Las flores de San Valentín en vilo
El ascenso al poder de Donald Trump comienza a producir sus primeros estragos en el mundo.
Su claro interés de volver a ser el gendarme del mundo, se expresa en sus primeras medidas políticas: deportación masiva de inmigrantes; aumento de aranceles a los países con los que sostiene relaciones comerciales; y anexar a su territorio, Canadá, el Canal de Panamá, y la isla de Groenlandia.
Sobre las redadas y deportaciones masivas ya se presentó el primer choque con el presidente Gustavo Petro de Colombia, al no permitir, este último, el aterrizaje de dos aviones militares llenos de colombianos y con grilletes, en suelo colombiano.
Crisis que felizmente duró veinticuatro horas, pues luego del incidente, Petro flexibilizó su posición, y Trump retiró sus amenazas de quitarle la visa a los colombianos, y subir los aranceles al petróleo, el café, y las flores.
Para esta época del año, Colombia exporta a los Estados Unidos cientos de miles de flores para celebrar el día de San Valentín, del amor y la amistad.
Por esta razón, ha sido importante bajarle la temperatura al choque entre los dos países, y comenzar a resolver sus problemas, como tradicionalmente se ha hecho: con diplomacia y diálogo.
En esta misma dirección, ha respondido la presidente de México, Claudia Sheinbaum, que ha expresado su apoyo irrestricto a los connacionales adentro y por fuera de las fronteras.
¿Por qué Trump amenaza al mundo con unas medidas draconianas que parecen ser del pasado?
Trump es un presidente racista y xenófobo, que quiere romper con el multilaterismo, que hoy mueve al mundo.
El nuevo presidente de Estados Unidos retrotrae la política internacional de su país, a los tiempos de Theodore Roosevelt, que a comienzos del siglo XX, enarboló la política del Gran Garrote.
Sobre su política expansionista, el exministro canadiense Jean Chrétien, se pronunció diciendo:
“A Donald Trump, de un viejo a otro: ¡Sacuda su cabeza! ¿Qué le hace pensar que los canadienses renunciarían al mejor país del mundo (y no se equivoquen, eso es lo que somos) para unirse a los Estados Unidos?”
Por su parte, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, afirmó: “El canal de Panamá es y seguirá siendo de los panameños”.
Ante las amenazas de Donald Trump, y su estilo de dictador que nos recuerda la novela de Gabo, El otoño del patriarca, los latinoamericanos debemos unirnos para defendernos del nuevo holocausto que nos espera. ¡Es cuestión de dignidad!