El fin no justifica los medios
En el panorama político chileno, al igual que en el español, se observan trabajos quirúrgicos para ganar votos a costa de entregar principios. Todo sea por el poder. Se le asigna importancia y recursos a minorías vociferantes: Separatistas, antifranquistas, antipinochetistas, proabortistas, animalistas, verdes, “orgullistas”, ecologistas, feministas y ONG’s de todo tipo. Reciben apoyo del Estado y de los partidos, más allá de sus propias “declaraciones de principios”. Al final del día, lo que les importa a la mayoría de los partidos -no a todos- son los “finales”, más que los principios. Lo que viene después es aferrarse al poder, sea como sea. Lo vemos en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela y también en España, de manera muy peculiar. Los conceptos de familia van cambiando y llegamos al extremo de que las mascotas “son parte de la familia”. Lo vemos en el aborto en que el ser que está por nacer en el vientre materno, ya no es un ser. Lo vemos en la permisividad de algunos para desmembrar a España. También en Chile lo intentaron hace no mucho. Lo vemos en la falta de coraje para cortar relaciones de todo tipo, con las dictaduras de los países mencionados. Lo vemos al permitir la persecución al idioma español y en la poca energía para combatir la leyenda negra y otras pamplinas similares. Lo vemos en el apoyo a iniciativas para escribir la historia de España y de Chile, de una manera sesgada, derribando incluso monumentos a nuestra fe. El objetivo es lavar el cerebro e implantar estilos y formas de vida que destruyen la sociedad. La aceptación, prácticamente sin limitaciones, a la inmigración ilegal, es otro ejemplo indesmentible. En Chile, este fenómeno ha sido el causante del aumento impresionante del narcotráfico y de la inseguridad interna. En busca de votos los políticos ceden y se dejan envolver por utopías. La izquierda tiene en su ADN la disrupción y el objetivo del poder por el poder. Lo que sorprende, es que un sector importante de la derecha española y chilena, no son firmes en la defensa de principios y de tradiciones. No escriben la historia real, por temor a perder votos. Si en Chile RN, UDI y republicanos (espectro de derechas) no se unen, la historia los juzgará como ineptos. Si en España PP y VOX no se unen, sus seguidores les tildarán de sectarios y de incompetentes. En la unión de los partidarios de una sociedad libre, de un Estado pequeño y de la libertad individual, está el mejor futuro para nuestros pueblos. En España y en Chile se da hoy una oportunidad única para “tomar el toro por las astas” y enfrentar el futuro libre de progres y de vagos.