Europa niega fondos a Ucrania mientras ampara movimientos pro‑Hamas y flotillas
Europa ha asumido desde 2022 un sobreesfuerzo militar sin precedentes para sostener a Ucrania frente a la agresión rusa. Los compromisos y desembolsos acumulados superan decenas de miles de millones de euros; estimaciones conservadoras sitúan el apoyo europeo agregado desde el inicio del conflicto por encima de 168.900 M€. Ucrania, por su parte, moviliza en 2025 un presupuesto militar extraordinario —en torno a 50.000 M€ en un país con la economía devastada por la guerra—, lo que convierte cada paquete de ayuda en un asunto crítico para su capacidad defensiva.
Sin embargo, ese esfuerzo se combina con una notable visibilidad y recursos destinados en Europa a movimientos pro‑palestinos: flotillas, campañas internacionales y redes de apoyo que, en numerosos casos, no distinguen entre activismo civil legítimo y plataformas que simpatizan o blanquean a actores alineados con Hamas —organización catalogada como terrorista por muchos Estados. Esa doble vara no es solo moral sino estratégica: mientras se exige a Ucrania sacrificios materiales y humanos, se facilita logística, cobertura y, en ocasiones, respaldo institucional a iniciativas que ponen en cuestión la coherencia occidental.
Impacto económico — cálculos ilustrativos
- Compromisos europeos acumulados desde 2022: >168.900 M€. Una desviación del 1–3% equivaldría a ~1.689–5.067 M€ que no llegan al esfuerzo ucraniano.
- Efecto por país: elevar el gasto del 2,1% al 3% del PIB implica miles de millones adicionales; si solo el 0,5–1% de esos incrementos se destina a proyectos ambiguos, hablamos de cientos de millones menos para munición, repuestos y sistemas esenciales.
- Resultado operativo: retrasos en entregas, escasez de munición y equipos, y mayor coste humano y territorial en el frente.
La acusación concreta
“Esas personas que se pegaron tremendo crucero de ‘solidaridad’ por el Mediterráneo deberían pagarlo de su bolsillo. ¿Acaso creen los gobiernos que los ciudadanos no ven la diferencia entre lo urgente y lo accesorio? Hablamos de prioridades geopolíticas básicas: si hay partidas para costear vuelos de repatriación y logística para quienes desafían las medidas de seguridad de Israel, ¿por qué no hay dinero para cumplir los compromisos militares con Ucrania y para suministrar lo imprescindible en el frente?”
Varios gobiernos europeos, incluido el español, han reconocido costes de repatriación y facilidades consulares para participantes detenidos en flotillas; se han pagado vuelos y gestiones que, aunque responden a deberes consulares, plantean legítimas dudas sobre prioridades presupuestarias en tiempo de guerra. ¿Debe financiarse con fondos públicos lo que, en la práctica, es una plataforma internacional de confrontación con un aliado cuya seguridad es estratégica?
Hipocresía moral y estratégica
Existe una defensa selectiva, se proclama defensa del orden internacional y, simultáneamente, se toleran o facilitan actos que normalizan a actores que no condenan la violencia ligada a Hamas.
Se envía un mensaje contradictorio, firmeza ante la agresión rusa pero ambigüedad ante movilizaciones que alimentan narrativas hostiles a Occidente.
Se incurre en un coste ciudadano, los impuestos y la deuda sostienen un esfuerzo bélico masivo mientras parte de la atención política y recursos se destinan a gestos simbólicos con alto impacto propagandístico.
Consecuencias políticas y de seguridad como la pérdida de credibilidad de la UE y fractura interna en la OTAN, la prolongación y encarecimiento del conflicto ucraniano por insuficiencias en suministro y financiación, y un uso propagandístico por parte de adversarios que señalan la incoherencia occidental para debilitar su resolución.
Es necesario que el gobierno realice Auditorías públicas ya: que se explique adónde va cada euro comprometido con Ucrania y qué partidas se han dedicado a repatriaciones y logística de flotillas.
Ademas es necesario aplicar los criterios de transparencia, porque si se facilitan repatriaciones, que se haga con reglas claras, control estricto de costes y sin que ello sirva de coartada para desviar fondos de defensa.
Es necesario una coherencia diplomática y apoyar a los verdaderos aliados que combaten el terrorismo (como Israel) y no dar cobijo institucional a plataformas que puedan blanquear o normalizar actores violentos.
No se puede predicar la defensa de la democracia y del orden internacional mientras se financian y facilitan gestos que, consciente o inconscientemente, ayudan a blanquear actores violentos y distraen recursos críticos del frente ucraniano. España y los gobiernos europeos deben elegir: coherencia estratégica y responsabilidad con sus compromisos militares, o seguir alimentando una “solidaridad” que, en los hechos, debilita la seguridad común.