Crónicas de nuestro tiempo

El tiempo se agota

Con el verbo poder, se nos ha ido la vida. Hemos podido esperar, callar, confiar, mirar hacia otro lado... hasta que la realidad se ha impuesto con la crudeza de lo inevitable. Lo que parecía una exageración de venezolanos en el exilio -a los que Zapatero no pudo tapar la boca ni impedir que llegaran a España-, hoy es un espejo incómodo de nuestro presente.

Podemos creer que en 2027 habrá elecciones libres. Podemos creer que Sánchez acabará respondiendo ante un tribunal. Podemos confiar en que Dios, en su infinita sabiduría y justicia, se acordará de España y hará un hueco entre las guerras, hambrunas y genocidios que hay en el mundo para echarnos una mano. Podemos creer que Feijóo juega limpio, y que algún día gobernará con el rigor que prometía mientras se dejaba torear en la oposición. Podemos soñar con que la UE intervendrá, y que Sánchez huirá a Cuba disfrazado de líder socialista del Caribe, o, que Vox montará su revancha en la Plaza Mayor, con Abascal dando hostias a dos manos mientras las televisiones emiten el espectáculo en horario de máxima audiencia.

Podemos seguir creyendo... pero ese llamado "Podemos" nos ha metido en esta trampa. El verbo nos ha servido de calmante, de placebo, mientras nos robaban el país. Y cada "podemos" repetido es un metro más que avanzan los de "Podemos" hacia su objetivo: descomponer España, una institución a la vez, una mentira a la vez.

Las creencias firmes -las de verdad- no viven en el sofá del votante acomodado. Viven en las trincheras del poder. Y hoy, ese poder es de ellos. De los mismos que nos llevaron a una espantosa guerra civil, de los mismos que han tomado el control del Estado y sometido a una oposición domesticada y condenado a España a una disolución lenta pero metódica: república a república, ley a ley, juez a juez, hasta dejar a Feijóo atrapado en su tibieza, y a la nación a las puertas de su último acto.

No es alarmismo. Es la cronología de lo que ya está ocurriendo. Pumpido ha blindado la impunidad. El Tribunal Constitucional ha sido colonizado. Feijóo, huyendo de la justicia gallega, no puede más que sumarse al altar republicano si quiere salvar su pellejo, para terminar de presidente de su república. Mientras tanto, empresas, capitales y ciudadanos empiezan a salir del país como quien se marcha antes de que cierren la frontera. Porque eso es lo que viene: cierre, control y represión.

 No habrá elecciones limpias en 2027. Sánchez y su familia no serán juzgados. Dios -si aún nos mira- tiene asuntos más graves que un país que no supo defenderse. Marruecos se quedará Ceuta y Melilla como regalo. Las cifras de mujeres violadas seguirán creciendo -ya vamos por 41 diarias-, impulsadas por una inmigración ilegal amparada por la demagogia y la meta de convertirnos en un pais sin valores,  sin tradiciones y sin cultura propia. Y la UE no moverá un dedo: porque no tiene por qué, ni le interesa.

Así que, no esperes penaltis. Este torneo ya está amañado. Y si todavía crees en el “kit de supervivencia”, vete actualizándolo. No te hará falta para la guerra de Putin, porque no ocurrirá nada de eso, pero ten por seguro que Podemos te lo hará útil.