El reino del revés
A muchos puede que no les suene de nada la poetisa, compositora, cantautora, novelista y dramaturga porteña María Elena Walsh. Lo cierto es que pocos son los que saben que es la autora de la canción El Reino del Revés, éxito que lanzó en Argentina en 1963 y que popularizó en la España de los 70 su paisano Luis Aguilé. Lo interesante de esta composición es su letra, en la que, planteando una metáfora del mundo real, entre otros muchos entuertos dice: “Me dijeron que en el Reino del Revés/ nada el pájaro y vuela el pez/ que los gatos no hacen miau y dicen yes/ porque estudian mucho inglés”. El fondo de la cuestión es que precisamente de eso se trata, de ver cómo cae el telón que opacaba la realidad que la ciudadanía siempre ha tenido ante sus ojos, interpretada como la más pura ficción.
¿Que a qué viene esto? Pues al último castañazo que se ha llevado Pedro Sánchez en todos los morros al no conseguir el apoyo necesario para aprobar su decreto ómnibus. Aunque lo verdaderamente fascinante es la capacidad manipuladora de Moncloa para echar balones fuera. Según Sánchez, la culpa de su fracaso legislativo es de la derecha y la extrema derecha.
Por una vez estoy de acuerdo con Sánchez, ya que han sido la extrema derecha, pero la de los supremacistas vascos y catalanes, lquienes han dado al traste con el aumento de las pensiones. Discrepo en culpar al PP y a Vox ya que ambos están en la oposición y quien aprueba las leyes es el Gobierno, por cierto, formado por el PSOE, ERC, Sumar, PNV, Junts, EH Bildu, BNG y CC, que son los que invistieron presidente a Sánchez y los que en su conjunto han fallado a los pensionistas.
Aunque el camaleónico Sánchez quiera escurrir el bulto, la oposición tiene como misión controlar al gobierno, antes que dedicarse a aprobar las leyes que los socios del Ejecutivo tumban. Lo que resulta ya complicado es ver como un montón de loros repiten la consigna de Sánchez cuando afirman que la culpa del fracaso de la ley es del PP, sin darse cuenta de lo ridículo de tal afirmación. Sánchez se limita a escaquearse dejando que los demás arreglen su desaguisado, pero omitiendo que es él, y sólo él, el único que puede convocar un consejo de ministros extraordinario, porque es él, y sólo él, el presidente del Gobierno, a estas alturas ya, del desgobierno. ¿Por qué no quiere trocear el contenido de su decreto ómnibus? Porque, de hacerlo, no conseguiría aprobar la mayoría del paquete que quiso colar de un solo plumazo. De acuerdo también con más de un diputado cuando desde la tribuna se preguntaba “pero qué es lo que se vota aquí”.
Pues este que suscribe se ha leído, o mejor dicho, intentado leer el manido decreto ómnibus, y realmente no tiene pies ni cabeza. Pretende subir las pensiones un 3% y permitir que los jubilados puedan combinar la pensión con una actividad laboral, que es la admisión palmaria de que la pensión es insuficiente para poder mantenerse, condenando a los jubilados a seguir trabajando hasta los 70 años para compensar su pensión. Por otro lado, regala al PNV, que no a Euskadi, la sede del Instituto Cervantes en París, garantizándole al Partido Nacionalista Vasco una renta anual de 1 millón de euros por el palacio que le regalan. Subvenciones a Ceuta, Melilla y otros territorios para fomentar la inmigración ilegal, que la Eurocámara tiene prohibida, y un batiburrillo lioso de artículos inconexos, que buscan aprobar cosas que nunca se podrían aprobar a cara descubierta, aprovechando el estilo más trilero imaginable para pasarse el control parlamentario por el arco del triunfo.
Pero lo irrisorio es lo de UGT y Comisiones Obreras que, ante la evidente incompetencia del Gobierno para aprobar leyes, en lugar de exigir la convocatoria de elecciones y la dimisión de Sánchez, convocan una manifestación el día 2 de febrero contra la derecha por la derogación del decreto ómnibus. Vale que Pepe Álvarez y Unai Sordo Calvo son dos estómagos agradecidos, muy prepotentes desde que flirtean con la totalitaria Yolanda Díaz, pero de ahí a esperar que la oposición pueda resolverle la papeleta al Gobierno es tan estúpido como obvio su intento de erosionar al PP. En fin, lo dicho, que parafraseando la letra de la canción del Reino del Revés: “Me dijeron que en el Reino del Revés/ un señor llamado Sánchez/ tiene mil quinientos treinta chimpancés/ que si miras, no los ves”.