Honradez y melancolía
Abraham Lincoln (1809-1865) fue el decimosexto presidente de los Estados Unidos de América. Su semblanza revela a un hombre nacido en el seno de una familia humilde, donde forjó un importante espíritu de trabajo, y supo que solo con su esfuerzo podría progresar en la vida, pues todo, en fin, iba a depender de él, de su valía y de sus aptitudes para salir adelante. Era muy consciente de que la educación que había recibido era bastante precaria, y por ello, aparte de desempeñar muy diversos oficios desde joven, si hubo una faceta característica de Lincoln fue el haber sido autodidacta: por sí mismo leyó todo lo que pudo, y así se construyó una mentalidad ética y política asentada en el principio de la libertad de todos los individuos, siendo por lo tanto un valedor de los derechos humanos, en definitiva; y, en paralelo, toda esa formación inmensa que adquirió por su propio y único esfuerzo cristalizó en una sensibilidad personal muy especial, que sería su calvario vital.
Lincoln estudió Derecho, se convirtió en un abogado brillante, un gran orador; adquirió fama y defendió siempre, de forma cabal, el recurso a sistemas amistosos de resolución de las controversias legales, tratando de evitar la litigiosidad procesal, siendo así un precursor de la mediación, que a día de hoy tiene un papel crucial en la solución de los conflictos.
Fue un político hábil, que supo crecer en su pequeño partido Whig, para posteriormente llegar a ser el candidato presidencial por el Partido Republicano, obteniendo la presidencia de los Estados Unidos, pero en el medio de una marejada interna dentro de su propio partido, con enemigos declarados, y teniendo que afrontar, además, un conflicto terrible, como fue la Guerra de Secesión.
Hombre de nobles sentimientos, aparte de las tensiones de la política, tendió hacia la oscuridad en muchos momentos de su vida, al encadenarse en el tiempo la muerte de sus hermanos, de su madre, de sus propios hijos durante la guerra. Sumido en periodos de depresión (precisamente por ser muy consciente de la realidad y estar dotado de una inteligencia luminosa) se sabe que sus amistades, cuando estaban al corriente de que Lincoln entraba en esos estados depresivos recurrentes trataban de alejar de su alcance cualquier instrumento (como cuchillos) que le incitaran a quitarse la vida, pues la tendencia suicida estaba muy presente.
Si se examina la figura de Abraham Lincoln desde un punto de vista filosófico, y más concretamente iusfilosófico, es posible advertir que, dentro del contexto de su actividad política y jurídica, las ideas del racionalismo y de la Ilustración (aunque era un hombre también creyente) primaban en la toma de decisiones ejecutivas y en la propuesta de modificaciones legales. Especialmente Lincoln ha pasado a la historia por la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, y si se habla de abolicionismo, su figura es prácticamente un sinónimo. No faltaron ni faltan quienes afirman que esta supresión de la esclavitud por parte del presidente fue más bien una propuesta de corte político y no tanto filosófica, pues lo que a priori se pretendía era evitar la expansión por todos los estados americanos de una normalización de la esclavitud, y no ya tanto hacerla desaparecer de aquellos estados que ya la tenían consolidada. No obstante, como siempre, es el factor moral, o de Derecho Natural, el que en definitiva prevalece en este tipo de decisiones, y como antes he referido, Lincoln era una persona muy honesta, atípico en el mundo del poder en el que se movía, y para él la ética, los principios y valores esenciales del ser humano, en definitiva, una filosofía moral respetuosa con los elementos cruciales de cada individuo, entre ellos su libertad, era el fundamento de la ley, de modo que una norma que mantuviese como lícita la esclavitud sería la plasmación material de la inmoralidad, algo que para una persona de la sensibilidad e inteligencia de Abraham Lincoln era inconcebible. En medio de una cruenta guerra derivada del conflicto entre norte y sur, entre partidos e incluso entre miembros del mismo partido a favor y en contra de la abolición de la esclavitud, en el marco de ese convulso tiempo, Lincoln se planteó enmendar la Constitución americana para hacer posible que en todos los estados quedara abolida y se reconocieran plenamente los derechos civiles de los ciudadanos americanos.
No carente de claroscuros, que los hubo, tanto en lo político como en lo personal, la dimensión global de Abraham Lincoln es la de un presidente que, al unir en sus decisiones el componente estrictamente político con los valores éticos, dejó para la historia un salto jurídico cualitativo en el reconocimiento de derechos que a día de la fecha nos parecen elementales, pero que en su momento conllevaron lucha, valor y mucho esfuerzo, de la mano de un dirigente singular, honrado y con una visión de las cosas más allá de sus propios intereses, de tal modo que aquello que bien hizo en su mandato resonó en la posteridad, más allá de las fronteras americanas. Un auténtico hombre de Estado, que irónicamente (o no, porque la falta de criterio y la simpleza de pensamiento son también universales) fue asesinado de un tiro en la cabeza en el palco de un teatro por un fanático del sur, al grito de “así siempre a los tiranos”, en una muestra de que la falta de inteligencia, de sensibilidad y de ética puede llevar, de forma acrítica, a una sociedad completa a acabar con sus salvadores y a entronizar a quienes le están poniendo el último clavo en su ataúd.
“Hay momentos en la vida de todo político, en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios.”
“Los principios importantes pueden y deben ser inflexibles.”
“Nada en este mundo es imposible para un corazón dispuesto.”
“Cuando escucho a alguien defender fervientemente la esclavitud, siento un fuerte impulso por verlo vivirla personalmente.”
“La filosofía del aula de la escuela en una generación será la filosofía del gobierno en la siguiente.”
“Pueblo que ignora su historia, pueblo que está condenado a repetirla.”
Diego García Paz
Letrado Jefe de Civil y Penal de la Comunidad de Madrid.
Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Filósofo y escritor