Clara Zetkin, mujer sin olvido
LA MIRADA DE ULISAS anhela perpetuar la celebración del día de la mujer que fue el 8 de marzo, fecha establecida oficialmente para rendirle homenaje a todas las mujeres del mundo, luego de haber librado luchas intensas por conseguir la supuesta igualdad de derechos, no siempre reverenciada. Sabemos que esos derechos no se aplican en todos los países, donde aún la mujer es subyugada y sin derecho al voto ni a la palabra. Se les castra la expresión. Se les condena a ocupar una posición casi de objeto con velos para manipularla aún más y acallar sus necesidades. Se les trata de mantener en un silencio obligado, que no siempre halla eco. Forzadas a guardar el íntimo ser que las habita, ciertas mujeres con valentía manifiestan, aunque se atengan al castigo que les espera. Actualmente se les recluye en prisión, se les amenaza con actos violentos y hasta con la muerte. En épocas pretéritas saborearon el valor de la libertad que se les niega en la actualidad bajo regímenes autocráticos y dictatoriales. Curioso que en pleno siglo XXI aún las mujeres estén padeciendo de los mismos problemas que en la edad media. Es no creer y sobre todo de no poder aceptar que hermanas nuestras estén dominadas y destinadas al servicio del hombre sin la menor forma de rebelarse o de imponer su voz.
La mirada de Ulisas como la de ustedes, queridos lectores, bien sabemos en qué países suceden estos atropellos. Un fenómeno que nos duele tanto a las mujeres que hemos logrado emanciparnos como a los hombres que ven con buenos ojos nuestra bella causa de igualdad de derechos y deberes. No soportamos esta injusticia con las mujeres y condenamos este tipo de situación, que resulta intolerable. Tampoco aceptamos los feminicidios ni las violencias en contra de la mujer. En ningún caso la mujer es un elemento de segundo o tercer orden o una persona que no tenga personalidad ni el derecho a expresarse a sus anchas. Ella es una persona con identidad propia como lo son los hombres. Además, son sus madres, una posición que merece consideración.
La idea de este artículo es centrar mi mirada en un personaje que le dio el bautizo a esta conmemoración anual del 8 de marzo a nivel mundial. Se trata de una heroína llamada Clara Zetkin, como bien se le conoce. Una judía alemana que le puso el pecho a la lucha de los derechos de la mujer y consiguió establecer una fecha para dignificar el rol de las mujeres. Nace el 5 de julio en Alemania en la familia Eissner y muere el 20 de julio 1933 en Moscú, donde buscó refugio a la llegada del nazismo al poder. Fue una mujer progresista, quien como vocera autorizada y bien preparada le esculpe una nueva forma de vida a la mujer. Sus inquietudes humanísticas la llevaron a la conquista de un nuevo estatus para la mujer. Clara Zetkin tiene una historia interesante ya que su perfil la muestra como una mujer combativa y buceadora de la justicia. Su inclinación política le permitió provocar los adelantos que hoy benefician a la mujer con los derechos adquiridos y bien combatidos. Recordarla es agradecerle su aporte a la evolución de una situación, que en su época no tenía lógica y menos razón de ser. Todo ser humano desde su diferencia tiene derecho a opinar y a ser, porque la vida misma nos plantea que cada individuo aporta a la sociedad su punto de vista, precisado para enriquecerla gracias a las diferencias y a las contribuciones al pretender hacer de este mundo un vividero plural y más armónico, donde la tolerancia y el respeto al prójimo imponen su orden y una visión más amplia y humana.
Clara, que su nombre bien lo indica tuvo la claridad y la visión de luchar por una justa causa al establecer un mejor perfil para la mujer en acción con su activa presencia en una sociedad que admita su participación y le dé su lugar. Mujer, digna de ser evocada por sus logros y su noble colaboración a tan insigne fundamento: permitir a la mujer ser uno de los pilares de un enfoque más sensible y ecuánime.