Prisma Internacional

El candidato de Putin en España

Santiago Abascal, apoyando a la extrema derecha putinista rumana y a su candidato, George Simoni, se retrata de nuevo y se muestra como un verdadero palmero de Putin.

Acabo de ver un vomitivo video del líder de Vox, Santiago Abascal, pidiendo el voto para el candidato antieuropeo y putinista de Rumania, George Simion, candidato de la ultraderechista Alianza para la Unidad Rumana (AUR), y llamando a movilizarse a todos los rumanos que viven en España para recuperar la “soberanía y la libertad” en su país. El candidato parafascista Simion, un mera marioneta de de Calin Georgescu, que fue inhabilitado para participar en las elecciones por el descarado intervencionismo de los rusos en su campaña, se enfrenta en estas elecciones al proeuropeo y atlantista Nicusor Dan. Los sondeos, por cierto, revelan que ambos se encuentran en un empate técnico y cualquier cosa puede suceder. 

El candidato, que ha elaborado hasta listas negras de periodistas no afines y que no oculta sus simpatías por Trump, aspira a convertir a Rumania en el tercer país de la Unión Europea (UE) alineado con las tesis rusas y norteamericanas para acabar la guerra, es decir, que Ucrania ceda el 20% de sus territorios ocupados por Rusia y quede en la órbita de Moscú una vez haya renunciado a continuar la guerra y a sus legítimas aspiraciones con respecto a ser un día miembro de la OTAN y quizá también la UE. De ganar Simion, algo que no debe descartarse, Rumania se convertiría en el tercer país, junto con Hungría y Eslovaquia, en apoyar las tesis putinistas y en convertirse en una suerte de quinta columna dentro de las instituciones comunitarias para socavarlas.

Al apoyo de Abascal a Simion, cada vez más alineado a las tesis de Trump, incluso con aquellas que van en detrimento de los intereses de España, como la aplicación de altas tasas a los productos europeos y a la prohibición del español en Estados Unidos, se le ha venido a unir el apoyo del primer ministro húngaro, Viktor Orbàn a Simion, pese a que los ultranacionalistas rumanos se han mostrado en numerosas ocasiones partidarios de marginar a la minoría húngara de este país en las instituciones políticas e incluso intentaron profanar en una ocasión al menos un cementerio de soldados húngaros que lucharon en la Segunda Guerra Mundial. Orbán ya ha sido acusado de “traidor” por algunos líderes húngaros de Rumania y en el exterior del país. 

El apoyo de Abascal a Simion no es de extrañar, dada la deriva hacia la ultraderecha más radical en los últimos tiempos, pero sobre todo por su alineamiento con los grupos más derechistas del continente, como Fidesz de Hungría y el FPO de Austria, muy lejos ambos de las posiciones de los Hermanos de Italia de Meloni y los derechistas polacos. El nuevo grupo ultra que preside Abascal, Patriots, es el más facha de todo el continente y pretende descaradamente vaciar de contenidos a la UE, evitar el necesario rearme de la misma para hacer frente a la amenaza rusa y es un firme partidario del presidente norteamericano Trump.

Abascal ha incurrido en tantas contradicciones en los últimos tiempos que el catálogo de despropósitos daría para largo, pero para ilustrar la catadura moral y política de este personaje cabe destacar que es un firme partidario del máximo líder de la Liga italiana, Matteo Salvini, un descarado putinista y simpatizante de los independentistas catalanes, a los que Vox pretende ilegalizar y proscribir para siempre. Salvini ha llegado a fotografiarse con una bandera con la estelada catalana independentista y con una camiseta en la que se pedía la independencia de Cataluña y del País Vasco. Incluso se ha fotografiado en la plaza Roja de Moscú con una camiseta con el rostro de Putin, al que visitó para mostrarle su apoyo incondicional en su cruzada nacionalista y neoimperial. 

Putin ha influido notablemente en la conformación de un suerte de internacional ultranacionalista contraria a la UE, la OTAN y que aboga por la “soberanía” de estos países para así destruir a las instituciones europeas desde dentro, como un caballo de Troya silencioso pero eficaz, a fuego lento pero sin descanso. Al igual que apoyó a Marine Le Pen financieramente -algo demostrado-, Salvini también podría haber recibido fondos de Putin para financiar sus campañas contra los partidos tradicionales e incluso contra Meloni, mucho más moderada y europeísta, pese a sus coqueteos con Trump, con quien mantiene una buena relación y se ha convertido en la mejor interlocutora europea con la siempre impredecible Casa Blanca. 

Así las cosas, Abascal se ha convertido junto con Orbán, el primer ministro eslovaco, Robert Fico -único asistente europeo al desfile militar ruso del 9 de mayo- y Salvini en los principales valedores del autócrata del Kremlin en la escena continental. Sin embargo, estos gestos políticos, como el de ahora apoyando a Simion en Rumania, pueden volverse en contra de Vox, tal como revelan algunas encuestas y ese discurso tan antieuropeo y pronorteamericano tampoco cala en uno de los países más europeístas de Europea. Ser el candidato de Putin en España no vende, señor Abascal.