Prisma Internacional

Calma chicha en Oriente Medio

Los recientes ataques de Israel y los Estados Unidos contra Irán, en aras de supuestamente acabar con el programa nuclear, han revelado claramente la soledad del régimen teocrático persa en la escena internacional y quizá el final del “eje de la resistencia” que lideraba el mismo desde hace décadas en Oriente Medio.

El ataque norteamericano contra Irán, casi sincronizado y coordinado con Israel en la que se ha denominado como “La guerra de los doce días”, en que las centrales supuestamente nucleares de Isfahan, Natanz y Fordow fueron bombardeadas con bombas de alta precisión y miles de kilos de explosivos, ha mostrado la debilidad de las fuerzas iraníes, que apenas dieron una respuesta militar a la agresión, aunque son muchos los que dudan de la eficacia de la operación “Martillo de Medianoche”. Se cuestiona que la misma haya tenido el éxito esperado por los presidentes norteamericano e israelí, Donald Trump y Benjamin Netanyahu, respectivamente, y si el programa para seguir construyendo una bomba atómica iraní ha sido realmente desactivado. 

Unos cuatrocientos kilos de uranio enriquecido por los iraníes habrían desaparecido de las instalaciones atacadas por Israel y los Estados Unidos y trasladas a un lugar más seguro, según confirmó Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) tras los ataques militares. Además, según revela el periódico norteamericano The New York Times, el ataque de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares iraníes no las destruyó y sólo retrasó el programa nuclear del país “unos meses”, según un informe de la inteligencia estadounidense filtrado por este medio, aunque las autoridades lo desmienten.

Eso no cambia las cosas con respecto a los cambios geopolíticos operados, ya que en apenas unos meses, Israel ha descabezado de una forma precisa, certera y rotunda al “eje de la resistencia” liderado por Irán y que incluía a los hutíes, al régimen sirio, Hamás y Hezbolá. La influencia de Irán, a partir de ahora, será mínima en Líbano, Siria, Cisjordania, Irak e incluso Gaza, donde Hamás seguirá siendo un actor político, pero de escasa relevancia militar. No cabe duda que está cambiando la correlación de fuerzas en esta región y sus consecuencias políticas y geoestratégicas tendrán un gran alcance en la misma al menos en el corto plazo. 

SOLEDAD DE IRÁN PERO CON TENTÁCULOS INTACTOS EN AMÉRICA LATINA

Por no hablar de las consecuencias para el régimen iraní, que ha sido atacado en el núcleo duro de su poder político y militar, con numerosas bajas entre los altos mandos policiales, militares y políticos, y que ha sido abandonado en la escena internacional por todos sus supuestos aliados, que más allá de una condena retórica no han movido ni un dedo por el régimen teocrático iraní. Turquía y Rusia, sus principales aliados en la región, se mantienen a la expectativa y actuando con cautela; ambos saben que el presidente norteamericano, Donald Trump, apoya las acciones militares israelíes en todos los frentes y no quieren enojarle por lo que les pueda pasar.  Sus condenas han sido recibidas en Teherán con frialdad y decepción. Además, hay otra razón clara para ese silencio: nadie quiere que Irán tenga armamento nuclear y se alteren los frágiles equilibrios regionales. 

Sea cual sea el resultado final de esta operación militar concluida pero que pudiera tener su continuación en otras si la cúpula iraní se empeña en seguir con su programa nuclear y no negociar con los Estados Unidos, Irán, noqueada, debilitada y atacada sin apenas capacidad de respuesta, ha perdido su papel protagónico en Oriente Medio y me atrevería que en el mundo, donde solamente cuenta con el apoyo de los miserables regímenes de izquierda latinoamericanos, como Cuba, Venezuela, Colombia, Brasil y Nicaragua, los cinco que conforman la  punta de lanza del antisionismo en esta región. 

A este respecto, desde hace varias décadas Irán lleva financiando una red de aliados y grupos “proxy” -como Hezbolá- con el objetivo de realizar operaciones de inteligencia, terrorismo y sabotaje, así como el adoctrinamiento de grupos locales, en América Latina, particularmente en Venezuela y Colombia y en la triple frontera Argentina, Brasil y Paraguay. (Mención aparte son los atentados en Buenos Aires acaecidos en 1992 y 1994, contra la Embajada de Israel en Argentina y la asociación Amia, respectivamente, en los que hubo más de tres centenares de víctimas en total y en que quedó demostrada la autoría de altos funcionarios de Irán en los mismos). 

Ahora, tras el acuerdo alcanzado in extremis por Trump entre Irán e Israel, las armas han dejado de sonar y los ataques por ambas partes han cesado, pero las espadas siguen en alto y la tensión no ha desaparecido en la región. Nuevos descubrimientos de que Irán sigue con su proyecto nuclear, algo no descartable, podrían llevar a la Casa Blanca a implicarse de nuevo en la guerra a muerte que el Estado hebreo libra contra Irán. Como ha señalado Netanyahu, Israel se juega su supervivencia como nación y el pueblo judío como pueblo, toda vez que el objetivo final de Irán es la destrucción total de este país y el aniquilamiento de los judíos. No obstante, Trump sigue empeñado en seguir negociando con Teherán y del resultado de ese proceso negociador pende como un hilo la frágil paz de la región.