El batacazo de la economía rusa y cómo Ucrania se niega a ser víctima
La economía de Rusia está en crisis. En lo que parece ser los últimos estertores del más de un cuarto de siglo de gobierno tiránico de Vladimir Putin, el Kremlin reunió lo que queda de sus aliados menguantes y los frutos vaciados de su propia destrucción durante el reciente Foro Económico de San Petersburgo, celebrado del 18 al 21 de junio. El evento tuvo lugar dentro de un pabellón de exhibición especialmente construido, un intento desesperado y ridículo de mostrar la supuesta invencibilidad de la economía rusa.
A pesar de las afirmaciones del Kremlin de que su economía permanece intacta mientras conduce su campaña de terror en Ucrania, incluso sus aliados más cercanos optaron por mantener distancia, enviando solo a funcionarios de bajo rango. Las únicas figuras de cierta relevancia que asistieron fueron el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto; el primer vicepresidente chino, Ding Xuexiang; el príncipe heredero de Bahréin, Sheikh Nasser bin Hamad Al Khalifa; y el vicepresidente sudafricano Paul Mashatile. Esta modesta alineación representa el grupo más destacado de líderes internacionales que Rusia ha logrado atraer desde el inicio de su invasión a gran escala contra Ucrania.
Las explicaciones pueden ir desde el temor a represalias occidentales hasta la preocupación geopolítica, pero en realidad, esto nunca fue un problema para el Sudeste Asiático (tomemos como ejemplo a la ASEAN) ni para África. La realidad es peor: incluso los propios oligarcas rusos que financian la maquinaria de guerra se niegan a mostrarse. De hecho, según el mismo programa oficial, tan sólo se esperaba la asistencia de 6 de las 50 personas más ricas de Rusia. Esto dejó a Putin con el escenario lleno de meros familiares de altos funcionarios del Kremlin, haciendo que más que un foro económico, pareciera un espectáculo de la nobleza rusa.
La moral y los valores democráticos pueden no ser suficientes para llevar al mundo a actuar con decisión contra la tiranía. Pero la decadencia económica es contagiosa, y nadie quiere ser el próximo.
La inversión extranjera directa en Rusia ha caído un 62,8 % en 2024 en comparación con el año anterior. Las tenencias extranjeras en Rusia se han reducido a la mitad desde el año 2021. La tasa de crecimiento industrial de Rusia se ha desplomado casi 30 veces en comparación con el cuarto trimestre del año pasado. La economía está estancada. El ejército lucha por reponer recursos. Y ningún inversor racional consideraría invertir capital en un país cuyo banco central mantiene las tasas de interés bloqueadas en el 20 %, apenas recientemente bajadas desde un máximo de 21 % sostenido durante meses, en medio de sanciones persistentes y una inflación creciente.
Incluso voces dentro de Rusia hicieron sonar la alarma durante el foro. Alexander Shokhin, jefe de la Unión Rusa de Industriales y Empresarios, admitió que las empresas rusas no pueden pagar sus deudas. Parece que las numerosas bancarrotas por todo el país se están convirtiendo rápidamente en la nueva definición de “crecimiento económico” del Kremlin. Según el Banco Central de Rusia, una de cada seis grandes empresas rusas ni siquiera genera ingresos suficientes para pagar los pagos de intereses de sus préstamos.
Todo esto – cada cifra, cada declaración vacía, cada ausencia visible – es consecuencia directa de la guerra de Rusia en Ucrania. O mejor dicho, es el resultado de la resistencia tenaz de Ucrania y su absoluto rechazo a rendirse. La decadencia de lo que alguna vez se proclamó como el segundo ejército más grande del mundo y un gigante económico ha sido puesto de rodillas por un país sin industria de aviación, sin armada y sin una economía viable de la que hablar. Y sin embargo, día a día, Ucrania convierte lo impensable en realidad, superando la tiranía y defendiendo la libertad para todo el continente europeo. Y esa es precisamente la razón por la que nadie viene a salvarnos: ¿qué víctima ideal se espera que luche contra su agresor en lugar de simplemente sufrir? El mundo estaba listo para llorar y enterrar a Ucrania desde el inicio de la invasión a gran escala.
Un país sin armada hundió el buque insignia Moskva usando misiles antibuque Neptune producidos localmente. Un país sin aviación estratégica, que esperó más de dos años por los aviones de combate de sus aliados y recibió solo unos pocos, ha logrado destruir más del 30% de la flota aérea estratégica rusa a través de operaciones como Spider Web (tela de araña).
Ucrania, a través de su guerra y esfuerzos diplomáticos, rechaza constantemente la narrativa de la víctima en cada momento. Ucrania necesita aliados, pero sin importar lo que diga la prensa, nunca ha pedido donaciones. Recientemente, Zelensky anunció que Ucrania firmará acuerdos para exportar tecnologías militares al extranjero este verano, con negociaciones ya en curso con Dinamarca, Noruega, Alemania, Canadá y el Reino Unido. Si acaso, Ucrania se ha convertido en un motor de crecimiento para la seguridad y fortaleza de los países aliados en Occidente. Los ucranianos aseguran su propia supervivencia, construyendo la base sobre la que cada ucraniano y Europa pueden apoyarse para seguir luchando.