La mirada de Ulisas
Asunto que preocupa a la mirada de Ulisas...
23 de diciembre de 2025 (08:35 h.)
LA MIRADA DE ULISAS caviló que la paz se establecería para un mundo mejor. ¡Cuán equivocados estaban el mundo y su optimismo! La Humanidad recae en los desastres que la Historia registra. La Mirada ha denunciado este fenómeno bajo todas sus formas por conocer el peligro que engendran. Su enfoque anhela detenerse en otro tipo de odio: corresponde a la sed de la venganza, que extrapola a asuntos familiares. Representan el primer núcleo y ejemplo social. Le incumben los divorcios mal asumidos. Los hijos resultan los más perjudicados, víctimas de la inmadurez del manejo de la separación. Los padres terminan en detestación cuando en realidad se unieron en amor y procrearon unos hijos, que no pidieron venir al mundo sino para recibir afecto y educación. A esos críos indefensos se les debe todo el cuidado que se merecen, no solamente en la parte material sino también en su aspecto psicológico, no siempre tomado en consideración cuando la rabia se apodera de corazones lastimados. El cónyuge herido en su ego por haber sido dejado permite que prime la rabia, reacción visceral. A todas luces el peor enemigo del buen timón de un escenario por cegar la razón. El racionamiento, que no debe desaparecer bajo circunstancia alguna ¡por hostil que sea!, está en la obligación de analizar fríamente la situación y anticipar las consecuencias. Nada resulta inmanejable cuando se hace acopio de la razón. Está claro que en un divorcio se debe cuidar a los hijos. Ven temblar sus columnas: la figura del padre y de la madre, sus referentes psicológicos que aportan estabilidad. Al apartarse crean inseguridad, acentuada por la separación en agresividad. El hijo siente que le dejan sin base, en total desamparo en un ambiente ya bien difícil y angustiante para ellos. Aunque, un miembro de la pareja suponga tener buenas razones, como la traición, para aplicar la venganza, que suelen practicar las personas dejadas como: desprestigiar a la madre o el padre según el caso, es sabio contener la furia. Denigrar o deshonrar al progenitor es perjudicial para la mente del hijo. Se llenará de odio, vil sentimiento que se le ha inoculado, inyectado con un veneno que luego el joven reproducirá de manera indiscriminada. Un abrigar de rabia y rencor que cala hondo y se dispone a disparar su desazón. Molestia que va haciendo mella. El corazón de Ulisas se interesa en la salud mental de los hijos y hace un llamado para que cesen improcedentes conductas. Sólo llevan al infante o al joven a un proceso de desintegración personal, al guardar el odio, que le han inculcado como alimento emocional. La mirada de Ulisas, a quien le atañen tantos temas de coyuntura actual, considera que son épocas donde ya el divorcio es una institución, y se precisa velar por la salud mental y emocional de los muchachos. Es importante apartarlos de las disputas y sobre todo procurar no involucrarlos en las desavenencias, que no tomen partido y no se alíen con quien más despliegue rencor; una fuerza vital que perturba el juicio. Distorsiona la formación que todo niño debe recibir para un futuro sano. Sabemos de demasiados casos donde la venganza matrimonial es pan diario con los nefastos resultados que se les conoce. Dejar relucir un “yo lacerado” no lleva sino al daño de mentes, que aún precisan del correcto faro para alumbrar sus días por venir. Hay que pensar en el bienestar de los hijos y no tanto en un padecimiento personal, que no permite pensar ni actuar adecuadamente. Toda separación por difícil que sea amerita una buena conducción para que no salpique tanta ponzoña, incontrolable e inmanejable. Solamente produce estragos. Un sesgo menos egoísta reclama una expresión de mayor altura en el manejo de las separaciones y los divorcios. No se debe asumir la reacción de un “ego herido” sino dejar que se transmute en una expresión más generosa, menos dañina, donde las partes involucradas resulten sin tanta lesión del alma. Se puede cuando la conciencia alumbra conductas para restarle sufrimiento a una situación, que no siempre resulta de fácil e inteligente manejo. Aprendamos de las faltas comúnmente cometidas para no caer en el mismo círculo vicioso y aspirar a mejores senderos, donde la luz sea la guía de espíritus más crecidos. La verdadera búsqueda del ser: evolucionar.