Madrileños por Madrid

Arizona Jim, el personaje de un Pulp español que inspiró a Renoir

En abril de 1929, la editorial Prensa Moderna, situada en la madrileña calle Larra 13, bien conocida por sus libros de pequeño formato dedicados a la divulgación de obras de nuestra literatura entre el gran público, a través de colecciones como “El Cuento Azul” y “El Teatro”, empezó a editar los domingos lo que hoy llamaríamos un “pulp” y antes “folletín” de literatura juvenil titulado “El Sheriff”, al módico precio de 30 céntimos. Eran novelitas anónimas, no sabemos si de un solo autor o de varios, naturalmente españoles, aunque la editorial se empeñaba en publicitar una supuesta autoría norteamericana, como era habitual por aquellos años, en los que la literatura de quiosco española se vendía siempre bajo los más audaces seudónimos.

Ejemplar de Pete publicado por Editorial Fénix en 1935 (nº 16). Fuente: colección particular.

Lo curioso de esta serie de literatura popular fue su éxito, basado en ser algo totalmente distinto de lo que parecía ser, pues aparentaba ser un western y era un crisol de novelas de todos los géneros: policiacas, de misterio, aventuras y hasta de ciencia ficción, todas ellas apócrifas y sin ningún respeto a los derechos de autor, algo que también practicaron los grandes novelistas del siglo XIX y permitió vivir y crear grandes versiones de la literatura a autores como Galdós.

Ejemplar de Pete publicado por Editorial Fénix en 1935 (nº 16). Fuente: colección particular.

Entre la última etapa de la Restauración y la Segunda República, llegaron a publicarse casi trescientos números de este folletín, siempre con un mismo protagonista: el sheriff Arizona Jim, apoyado por su colaborador Phortos y el chino Pete, que resolvían toda clase de enigmas en un Oeste plagado de personajes que no deberían estar allí, como Fú Manchú, Fantomas, el hijo de Arsenio Lupín, fantasmas, piratas, ladrones de guante blanco, adoradores de serpientes, mosqueteros, vampiros, incas, egipcios, miembros de la familia Borgia, Mefisto, sabios locos y hasta seres de otros planetas. De ahí que los entendidos califiquen estos libritos del primer “Weird West” español, siendo hoy objeto de un coleccionismo ávido entre los amantes del género. Escribió Cervantes que no hay libro tan malo que no contenga algo bueno, y esa realidad está presente en estas novelitas, que no pueden calificarse de obras maestras de la literatura, pero sin duda tienen el gran mérito de entretener y abrir la mente de los lectores. Sin literatura popular, no hay literatura.

Ejemplar de El Sheriff publicado por Prensa Moderna el 20-09-1931. Nº 74. Fuente: colección particular.

Tras la Guerra Civil, la editorial Tesoro volvió a editar 37 de las aventuras del sheriff Arizona Jim en los años 40, cambiando algunos títulos, sin orden ni concierto en su selección… y con una gran mentira en la contraportada, en la que se proclamaba que se trataba de nuevas aventuras, algo totalmente falso y contrastable, pues eran relatos ya publicados entre 1928 y 1934. Otras editoriales hicieron sus propias versiones, como la editora Cisne en los años sesenta y hasta tebeos llegó a haber protagonizados por Arizona Jim, de ediciones Ferma, ilustrados por J. Martín, sin apenas parecido con el personaje original.

Publicidad ediciones de Prensa Moderna. 1931.

Prensa Moderna editó los primeros 160 números de El Sheriff entre 1929 y 1932, tomando el testigo posteriormente ediciones Fénix (en la calle Ferraz, núm. 27) que siguió publicando entre 1933 y 1934 y respetó la numeración, hasta un total de 272 números que aparecieron en la misma colección.  Algunos investigadores dicen que llegaron a los 300, pero en julio de 1934 la editorial mató a su protagonista coincidiendo con el citado número 272, lo que lo hace poco probable. A pesar de la muerte de Arizona Jim, ediciones Fénix retomó la publicación de sus aventuras haciendo protagonista al chino Pete y llegando a editar al menos 16 números más hasta enero de 1935, de venta en España y en Argentina, con títulos tan sugerentes como “La ciudad submarina” o “La isla del aire”. En esta ocasión afirmaban la supuesta autoría del norteamericano Everett Green, que según los editores se había basado en la serie original española para esta nueva serie, algo perfectamente refutable al no existir tal autor, aunque sí hubo un vocalista norteamericano y una escritora inglesa con apellidos semejantes.

Ejemplar de El Sheriff publicado por Prensa Moderna el 20-09-1931. Nº 74. Fuente: colección particular.

Los Sheriff tenían portadas en color -con fondo amarillo- y algunas ilustraciones en blanco y negro en su interior, realizadas en su mayor parte por Juan José Pedraza Blanco (cartelista del bando republicano y excelente ilustrador), aunque algunas aventuras de Pete se ilustraron por Esteban y los números reeditados por Tesoro, por Adolfo López Rubio.

Un dato que añade interés -y misterio- a esta publicación, es la relación que pudo tener con ella Jean Renoir. Y es que el conocido cineasta toma prestado el nombre del héroe literario español -el sheriff Arizona Jim- en su película “El Crimen del señor Lange”, realizada entre octubre y noviembre de 1935 y estrenada en 1936. Y no solo toma prestado el personaje, algo que entonces se hacía con bastante más naturalidad de lo que pudiéramos pensar (también hay un Arizona Jim en las novelitas de al menos dos prolíficos autores norteamericanos del género Western -Chuck Stanley y Charles Alden Seltzer- que publicaron relatos con dicho protagonista pocos años después de aparecer el pulp español, el segundo bajo el seudónimo Max Brand), sino que además el guión de la película está basado en la idea de Jean Castanier, de origen español y nacido en Blanes (Gerona), que difícilmente podía ser el desconocido autor de las publicaciones de Prensa Española, pues residía en Francia desde 1925, pero sí podía conocer y haber leído las novelas editadas en español y, sobre todo, los entresijos de la vida editorial española durante la Segunda República.

Ejemplar de El Sheriff publicado por Prensa Moderna en abril de 1931. Nº 101. Fuente: colección particular

El paralelismo con la película francesa no acaba ahí, ya que el personaje central del crimen de Lange es un escritor de novelas del far west protagonizadas por Arizona Jim, al que un empresario de mala catadura -típico villano capitalista- obliga a publicar en su beneficio, al tiempo que tiene una aventura con su secretaria y maltrata a su personal. Tras un asesinato casi obligado, los empleados de la editorial forman una cooperativa para seguir publicando los relatos del escritor y le llevan a la fama. El capitalista en realidad no había muerto, solo desaparecido, pero su final estaba escrito de antemano.

Aquella magia de las editoriales del primer tercio del siglo XX que describe la película de Renoir, en las que todo el mundo colaboraba para sobrevivir y llegar al lector, incluso olvidándose de los costosos derechos de autor, y donde lo menos importante era la firma, es una magia copiada de la realidad de una España que en los años 30 intentaba sobrevivir en medio de una depresión económica y a las puertas de una guerra civil. Poco sabemos de la madrileña editorial Prensa Moderna, que fue especialmente activa en literatura popular y se reconvirtió en ediciones Fénix (el nombre está bien traído teniendo en cuenta su renacimiento), con sede en Ferraz 27.

Prensa Moderna subsistía imprimiendo varias series por suscripción, que llegaban tanto a España como a Argentina y otros países de América, aunque los suscriptores extranjeros pagaban aparte los gastos de envío y por adelantado. Cada día de la semana se editaba una colección popular: “El Cuento azul” salía los jueves a un precio de 40 céntimos,  “El Teatro” se publicaba los viernes a 50 céntimos, “Aventuras”  los sábados, también a 50 céntimos y “El Sheriff” los domingos, a un precio más moderado de 30 céntimos.  De lunes a miércoles se descansaba o se imprimían otras series con menor periodicidad. Además, había colecciones quinquenales: “La novela popular”, “La novela Famosa” y “Fémina”, a peseta, y las “Novelas Emocionantes” a dos pesetas. A peseta también se podían comprar ejemplares de la “Novela Fantástica” que en los años 30 se publicaron con portadas de Máximo Ramos.

Las editoriales sacaban a menudo las publicaciones en otras imprentas. Prensa Moderna subcontrató para varias de sus novelitas de “El Sheriff”  la imprenta de Ernesto Giménez en la calle Huertas 14 y 16, así como Bolaños y Aguilar, en la calle Altamirano 50. Y Fénix también usaba inicialmente las máquinas de impresión de Prensa Moderna.

Ojalá pudiéramos acceder a más datos sobre esta interesantísima editorial madrileña, que competía con otras muchas de Barcelona, dedicadas también con afán a la literatura popular. Y ojalá pudiéramos saber algo más de los prolíficos autores de todas estas novelitas que abrieron la mente de los jóvenes de los años treinta del pasado siglo a un mundo de aventuras, viajes y misterios. Como pensaba mi admirado Jorge Luis Borges… “de los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro. Todos los demás son extensiones del cuerpo… sólo el libro es una extensión de la imaginación”.