Mi amiga de la línea
En 1969 Franco, en respuesta al reconocimiento de Gibraltar como Territorio Británico en Ultramar, decreado por Londres, ordena cerrar La Verja. Era un cierre que los ingleses habían levantado a principios del siglo XX para separar el itsmo de La Línea de la Concepción.
Aquella decisión cusó un elevado perjuicio a los españoles que trabajaban en el peñón y a los que fabricaban los suministros y el comercio de ida y vuelta, pero más aún a los habitantes de Gibraltar. Para compensar la pérdida de trabajo en La Línea, Franco orientó los pobres recursos de que disponía y creó una especie de Polo de Desarrollo, totalmente de espaldas a la roca. En La Línea nunca se había vivido bien (como en el resto de la españa de Franco) pero en aquellos años los linenses vivieron mucho mejor que los gibraltareños.
Mi amiga Inma, que nació en La Línea y vivió allí hasta pasados los treinta, nos contaba que los gibraltareños, para ir al médico, tenían que viajar a Tánger en barco. Al cabo de diez años de bloqueo estaban absolutamente desesperados y aunque es reconocido el espíritu de resistencia que Gran Bretaña imprime a sus patrocinados, faltaba muy poco para que tirasen la toalla. Un pedrusco así no puede vivir sin suministros, ni servicios, ni alimentos…servido tan solo por buques de la Royal Navy.
No podemos saber cauál hubiese sido el devenir de aquel peñasco si España hubiese mantendio su política. Nada bueno para ellos, desde luego. Pero Franco murió y unos pocos años después, en 1982, Felipe González levantó el bloqueo. Fue un gesto, se supone que forzado, para lograr la aquiescencia británica en su deseo de incorporarse a Europa. Si Sánchez cedió en amnistiar a Puigdemont para poder gobernar, González tuvo que abrir la verja para acceder a Europa... o algo así. Obsérvese que, siendo ambos casos vulgares chantajes, el de González tuvo al menos una intencionalidad algo más “patriótica”.
Desde aquel momento y durante la etapa democrática, Gibraltar fue desarrollándose, creciendo e incrementando su riqueza, en forma opuesta a La Línea de la Concepción, que perdía presencia y se empobrecía. Hoy en día, toda la comarca de Gibraltar es dependiente del Peñon. Sus gobiernos han ampliado los terrenos tomados a España. 12.651 empresas de todo tipo tienen su sede en Gibraltar, auténtico paraíso fiscal y sede del mercantilismo más floreciente, mafias incluídas. Su renta per cápita es de 85.614 libras (100.953 euros) una de las más altas del mundo. La de España, 32.590 euros, tres veces menos.
Cuando Inglaterra salío de Europa por el Brexit, algunos pensamos que era llegado el momento de apretar las clavijas a esa colonia. Estúpida reflexión. Inglaterra ha demostrado que sabe cómo comerse la fruta y escupir el hueso. Así que hoy hemos asistido a la firma de un “acuerdo histórico”. El gobierno de España, la Unión Europea, la Gran Bretaña post Brexit y los gibraltareños, leales y orondos súbditos de Su Majestad, han frmado la desaparición de la verja. Es el definitivo triunfo de Inglaterra; sobre España, sobre la UE y sobre toda la farsa del “Gibraltar español”.
Otro triunfo de Sánchez en Europa. Como el boicot a Israel. Como el reconocimiento de Palestina. Como la entrega (de derecho, que de hecho ya estaba entregada) del Sahara a Marruecos. Como la ruptura con Argelia. Como los besos a Maduro. ¡Cómo no vamos a celebrar este acuerdo histórico! Gracias, Sánchez, por reconocer que estamos con el culo en pompa y mirando a La Meca.
Algún llanito podrá contarle a sus nietos, que no darán crédito, anécdotas de aquellos tiempos en los que “para ir al médico teníamos que cruzar a Tánger”. “Y ahora, fíjate, aquellos que nos rechazaban ahora son nuestros sirvientes”.
Y es que como dijo el cínico: “Todos los días salen a la calle un listo y un tonto; si se encuentran, hay negocio”