Agenda Sanchista 2025/26
El gobierno de Pedro Sánchez está sumiendo a España en una crisis sin precedentes, caracterizada por el avance de la corrupción, el abuso sistemático de poder, el adoctrinamiento social y el control absoluto de las instituciones públicas.
Este régimen está reescribiendo las reglas democráticas para perpetuar su dominio: manipular la justicia, distribuir subvenciones como instrumentos de propaganda y modificar leyes para favorecer sus intereses.
La situación actual guarda un inquietante paralelismo con los años previos a la Guerra Civil Española. Las tensiones políticas y sociales se han intensificado hasta fracturar al país, mientras la polarización extrema, la persecución ideológica y el debilitamiento deliberado de las instituciones fundamentales, como la monarquía y la judicatura, marcan el día a día. La libertad de prensa está bajo constante asedio, y se fomenta un discurso de división y confrontación que recuerda peligrosamente a Largo-Caballero inductor de nuestra guerra civil.
La ideología del gobierno no solo ataca a sus adversarios políticos, sino también a los valores culturales y espirituales de España. Se persigue a la Iglesia Católica, pilar histórico de nuestra identidad, mientras se exalta el islam como una alternativa favorecida, relegando las tradiciones cristianas que han definido a nuestra nación.
Esta agenda no busca la pluralidad, sino la imposición de una narrativa que desprecia nuestras raíces y valores.
Ni siquiera el anterior Jefe del Estado, Francisco Franco, que asumió el poder tras una guerra civil desencadenada por las izquierdas, utilizó los niveles de manipulación y control que hoy emplea este gobierno.
Sánchez pretende ridiculizar su figura con un año de homenajes antifranquistas, tergiversando su legado histórico, que incluyó la recuperación económica, la consolidación de la monarquía y la estabilidad institucional que ahora están destruyendo.
El objetivo final del gobierno es claro: desmantelar la España que Franco dejó, vengar su derrota y hundir a la nación en el olvido, amparados por un cohecho parlamentario en el Congreso de dádivas y promesas
Las acciones que promueven, como la confederación de repúblicas, buscan fragmentar el país, mientras se plantean cesiones estratégicas a Marruecos, incluyendo la soberanía de Ceuta, Melilla y Canarias, a cambio de pactos oscuros de defensa (en caso de un hipotético levantamiento militar) que solo sirven para hipotecar nuestro futuro.
A nivel social y económico, la situación es alarmante: una presión fiscal asfixiante, el aumento de la inseguridad, la proliferación de guetos y el desmantelamiento de la economía productiva.
La estrategia de Sánchez se basa en fomentar la dependencia de las subvenciones para controlar a la población, mientras persiguen a quienes se atreven a criticar o desafiar su régimen.
El recuerdo de la Guerra Civil es una advertencia que no podemos ignorar. La historia nos ha demostrado que el odio, la división y la persecución ideológica conducen al colapso de las naciones.
Este gobierno está sembrando las mismas semillas que llevaron a España al conflicto en el pasado, y si no se detiene, las consecuencias serán irreparables.
El periodo 2025-2026 será decisivo. Sánchez y sus socios están consolidando un régimen autoritario bajo la apariencia de democracia, utilizando al Partido Popular, liderado por un Feijóo débil y cómplice, para legitimar su agenda.
La obsesión de Feijóo por pactar con Sánchez y garantizar su propio futuro político, posiblemente como líder de una República Gallega, lo convierte en un aliado silencioso de esta destrucción nacional.
El pueblo español debe despertar y saber antes de que sea demasiado tarde, que España se enfrenta al mayor desafío de su historia reciente; preservar su unidad, su democracia y su legado frente a un gobierno que sólo busca perpetuar el poder a cualquier precio. La inacción ya no es una opción (.!.) por consiguiente, a España solo le queda la alternativa de internacionalizar el propósito radical del Sanchismo, mediante el abandono sine die, del Congreso y Senado de toda la oposición demócrata.