Y si no me acuerdo, no paso
Pero no se acuerda, no se acuerdan…
Aquí, en este país, como en la canción de Thalia, nadie se acuerda de nada “Y si no me acuerdo –dice- no paso, eso no paso.”
Es que existe un ataque generalizado de amnesia entre los mandatarios, esos presuntos “pájarracos” aquejados quizás por la tan cacareada (y nunca mejor dicho) gripe aviar, ya que se les ve súper desmejorados.
Sin ir más lejos, el ¨”número Uno”, el “puto amo”, esta echado a perder.
Ha pasado de ser el más guapo de los mandatarios mundiales, como aseguran los suyos, a tener cara de enfermo, de perjudicado notablemente por las circunstancias que le aquejan.
Junto con muchos de los suyos tienen encima una buena “pájara” y a lo mejor un síntoma de la misma es lo de su memoria perdida en el éter.
No recuerdan conocerse entre ellos, no recuerdan haber cobrado en efec tivo y en sobres, no recuerdan que cantidades, no recuerdan de dónde sacaron “la pasta” “pa tanto como destacan “ no recuerdan los nombres de sus contactos, no recuerdan las comisiones recibidas ni a quien se las daba, no recuerdan sus antecedentes familiares de saunas, prostitución etc. etc. no recuerdan las trampas cometidas para mantenerse en el poder, no recuerdan quien o quienes subvencionaron sus campañas, no recuerdan las mentiras en las que se sustentan, no recuerdan sus principios, ni lo que prometieron cuando juraron sus cargos, es decir, trabajar para todos los ciudadanos con independencia del Partido al que pertenezcan, no recuerdan, no, no…
No recuerdan cual es la traducción de chistorras y soles y folios y lechugas.
No recuerdan si tienen cuentas ocultas, ni sus negocios chinos, ni lo de la “transparencia”, ni sus viajes secretos en Falcón.
Esos viajes en los que quien más voló no fue la “pájara oficial” o sea Margarita Robles, calificada como tal por Sánchez en mensajes a José Luis Ábalos cuando eran “amiguis”, no, no.
Quien más lo hizo fue una de nuestras vicepresidentas, esa tan parecida, según dicen, a un tucán, que no deja de ser un ave.
Lo tomo 100 veces (y una de cada cuatro para ir a Galicia su tierra).
Cien veces en Falcón para recorrer el mundo, incluido un desplazamiento a Palestina sin encomendarse a Exteriores ni al diablo, y adivina, adivinanza quién es el diablo, que ya no se viste de Prada, sino de guayabera y gafas de Dior.
Un diablo que opina algo tan democrático como que “no importan las mayorías, sino las políticas que se aplican”.
Un diablo absolutamente desleal a todo y a todos, salvo a sí mismo, porque es un narcisista y se adora y todo lo hace genial y no tiene fallos, porque no se acuerda, y si no se acuerda no existen.
Un capitán utilizando como brújula a Soros, que navega por la basura de la corrupción como una flotilla esperpéntica, ridícula sino fuera patética, y triste para quienes aman España, para quienes no asumen que el peligro no es el pequeño trocito de hielo que dejan asomar entre las aguas procelosas, sino el iceberg que nos amenaza, más grande que aquel que hundió al Titanic.
Pero ni por esas su desvergüenza tiene límites “Yo no me callo ni debajo del agua” –asegura-
Y ya lo ha puesto en práctica, pues controla a la perfección el buceo parlamentario.
Respecto a las aguas oscuras, fontanera sí que tenia, aunque ella tampoco recuerda haberlo sido, ni siquiera se acuerda de que estuvo empleada en la Empresa del presidiario Cerdán, ni nada.
Y si no se acuerdan, no paso, eso no paso, aunque al final todos los túneles acuáticos, todas las cañerías, los desagües, los grifos, e incluso los deslizamientos por las alcantarillas, conducen a Moncloa.
Allí, disfrazado de Dios Neptuno, él no pierde la ocasión de clavar el tridente a quienes osan llevarle la contraria, o destacar aquello que no le beneficia, o que no le halaga.
Ni escatima lo de lanzar su artillería, subvencionada con nuestros impuestos a diestro y siniestro, muy siniestro.
Pero eso sí, la policía, la guardia civil tenía que resistir con sus pistolitas de agua y el “cuerpo descubierto” el embate de las armas de combate de los narcos.
El dinero es para otras cosas ¿verdad?, pagazas y paguitas, subvenciones, despilfarro…
Y el Parlamento, la Nación, la Casa real y las urnas, también son para otras cosas, de las que presuntamente la Corte de los Milagros que padecemos con don Sánchez a la cabeza, no tiene ni idea, ni le importa un pimiento cuando se maneja todo, con el único interés de mantenerle y mantenerse en el poder.
¡Jo con la amnesia!