Desde el otro lado

El absurdo

El absurdo tiene una vigencia impresionante en la sociedad contemporánea. Constantemente somos testigos de las cosas más inverosímiles, pero convertidas en realidades. 

La afirmación del absurdo es una teoría filosófica que sostiene que en la vida el absurdo muchas veces prevalece, algo que no tiene sentido ni propósito, y que no es completamente inteligible por la razón. Esta teoría se conoce como filosofía del absurdo.   

La Real Academia de la Lengua define absurdo como “Contrario y opuesto a la razón, que no tiene sentido; Extravagante, irregular; Chocante, contradictorio; Dicho o hecho irracional, arbitrario o disparatado”.

Albert Camus fue uno de los escritores que más notoriedad alcanzó en el mundo cuando asumió la postura de enfrentar el paisaje ruinoso de mediados del siglo XX, en que campeaba por los suelos europeos el absolutismo en sus diversas formas: nazismo, fascismo y comunismo, a las cuales Hannah Arendt reuniría en el año 1943 bajo el nombre común de totalitarismo. 

Albert Camus

Camus, a quien se le otorgó el Premio Nobel de Literatura en 1957, se convirtió en un inspirador moral, pues calificaba como absurdas las secuelas terribles que afectaron la humanidad por aquellos tiempos, y proponía como ideal salvaguardar los más altos principios de los seres humanos mientras más absurdo fuera el mundo.

Camus recibiendo el Premio Nobel 1957

Su postura en la afirmación del absurdo que constituía la vida en aquel instante, en principio se acercaba al existencialismo de Jean Paul Sartre. Sin embargo, entre ambos escritores se planteó una de las polémicas más difundidas en la historia de la literatura, sustentada en profundas divergencias políticas y en el campo de la moral y la ética. Mientras Sartre deducía de la absurdidad del hombre, principio del que parten ambos, una posición escéptica y angustiosa, Camus por el contrario proponía el mantenimiento a toda costa de los principios morales. 

En aquella época en Europa el totalitarismo, el desasosiego existencial, el derrumbe de la incidencia de la fe cristiana, trastocaban el sentido de la vida. 

Camus publica en 1951 su libro El hombre rebelde, que motivó el enfrentamiento con Sartre y su revista Les Temps Modernes. 

Camus levanta su voz como una reacción frente a actos y hechos que estupraban los sentimientos comunitarios para dar paso al sueño totalitario, en el que se ejercía el terror en nombre de las leyes y los fines que justificaban maquiavélicamente todos los medios. 

Mientras Sartre definía al ser humano como una pasión inútil, que sufre la condena de su misma libertad, suscribiendo al marxismo como dialéctica y las brutalidades de las gestas revolucionarias como consecuencia de su libre albedrío, Camus, en cambio, apelaba a la alianza entre la libertad y la virtud y la fidelidad a ciertos valores como la fraternidad, la nobleza individual y la comunión cristiana. 

Jean Paul Sartre

Camus contraponía a esa pasión revolucionaria, a ese imperialismo desmesurado, a esa libertad sin límites que proponía Sartre, un regreso a la mesura griega, a la práctica del ejercicio ético y moral y al reformismo político. 

En El hombre rebelde oponía la rebeldía -ese movimiento en que el hombre se alza contra la condición que le resulta hostil para alcanzar mejores estadios de subsistencia-,  a las revoluciones y la pureza de las intenciones a la suciedad de las actuaciones. 

Quizás Camus advirtió que el hombre como especie no podía autoerradicarse inmerso en radicalismos estériles que sólo denotaban lo más perverso de la naturaleza humana, sino que algún día finalmente ese universo que experimentaba avances monopólicos del nihilismo, asumiendo el totalitarismo como principio, sería suplantado por una resurrección ética y moral del hombre. 

Con la Caída del Muro de Berlín y el final de la guerra fría,  se fueron derrumbando  el totalitarismo, quedado proscritas como tal sus diversas manifestaciones políticas en la historia de la humanidad, aunque sus raíces tienen manifestaciones hasta en este primer cuarto del siglo XXI. 

Su obra La peste (1947) es una alegoría de las cosas que se vivían en aquellos tiempos simbolizadas en una ciudad, asediada por una peste, que revelaba ante todo la condición humana. Qué decir de nuestra generación, cuando vivimos la pandemia más mortal de la historia. 

Entre sus obras más importantes se encuentran Al derecho y al revés (1937), Calígula (1945), El extranjero (1942), El estado de sitio (1948) y Los justos (1949). Los escritos que dejó inéditos por su temprana muerte fueron publicados en Les Cahiers Albert Camus I, II y III (I971, 1973 Y 1989) respectivamente).

Su muerte trágica en 1960 le deparó dimensiones casi míticas. Camus fue sobre todo un artista que a través de su quehacer Literario buscó reactivos que le permitieran emerger en la defensa de la consolidación de los principios más altos de los seres humanos, en aras de alcanzar su redención contra la ignominia, la tiranía y la opresión de regímenes absolutistas. 

Hoy hubiese luchado contra los nuevos absurdos que atentan contra la humanidad.