Metro

La Comunidad defiende que Metro tiene cuatro veces menos incidencias que Cercanías en pleno debate por el "colapso" de la Línea 6

Metro de Madrid - Comunidad de Madrid

El consejero García Martín asegura que Metro es más fiable que Cercanías, mientras la oposición denuncia saturación y critica la gestión del cierre de la L6

La Asamblea de Madrid ha vivido este jueves un intenso debate sobre la situación del transporte público en la región. El consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local, Miguel Ángel García Martín, defendió que Metro de Madrid acumula "cuatro veces menos incidencias" que Cercanías y aseguró que el suburbano madrileño está reforzando trenes y personal para afrontar el cierre parcial de la Línea 6 por obras.

Según García Martín, Metro ha registrado 201 incidencias frente a las más de 1.000 de Cercanías en lo que va de 2025. “Si tuviéramos en cuenta el número de viajeros, Cercanías tendría 16 veces más fallos que el Metro de Madrid”, afirmó, en una intervención en la que acusó a la oposición de “tapar las vergüenzas del ministro Óscar Puente”.

Un servicio tensionado por las obras de la Línea 6

La oposición en bloque —Más Madrid, PSOE-M y Vox— coincidió en denunciar el “colapso” del Metro, derivado del cierre parcial de la Línea 6 entre Moncloa y Legazpi, uno de los tramos más estratégicos de la red. Los grupos criticaron que los refuerzos de trenes anunciados por el Gobierno regional “no son perceptibles” y cuestionaron la falta de alternativas reales para los usuarios.

El consejero, que sustituye temporalmente al titular de Transportes, Jorge Rodrigo, actualmente de baja médica, insistió en que Metro está reforzando el servicio con un 19% más de trenes en la Línea 5, un 14% más en la Línea 1 y un 13% más en la Línea 3, entre otros ajustes.

Además, recordó que se ha puesto en marcha un servicio especial de autobús entre Moncloa y Ciudad Universitaria para aliviar la presión en el transporte durante las obras.

La polémica de los “empujadores”

Uno de los puntos más polémicos del Pleno giró en torno a los llamados “empujadores”, personal de Metro que ayuda a distribuir a los pasajeros en andenes y vagones en momentos de saturación. García Martín rechazó las críticas y aseguró que “no empujan a nadie, asesoran y garantizan la accesibilidad al Metro”.

El término, sin embargo, ha calado entre los usuarios, que han compartido en redes sociales vídeos de estos auxiliares en estaciones como Moncloa, Alonso Martínez o Gregorio Marañón. Mientras algunos viajeros denuncian que la medida convierte los trayectos en “viajes de sardinas en lata”, Metro explica que se trata de 120 trabajadores habituales del suburbano destinados de forma temporal a la gestión de flujos en los andenes.

Nuevos Ministerios, cerrada puntualmente por aglomeraciones

La tensión en la red también se reflejó este jueves en la estación de Nuevos Ministerios, donde Metro tuvo que cerrar de forma temporal los accesos a los andenes de la Línea 8 en plena hora punta. La medida, adoptada como actuación preventiva, se debió a la afluencia extraordinaria de viajeros provocada por la feria Fruit Attraction 2025, celebrada en Ifema.

La compañía explicó que se produjeron dos microcortes de acceso entre las 07:00 y las 10:00 horas, hasta la llegada de los siguientes trenes. La decisión buscaba evitar riesgos de seguridad en los andenes saturados, reflejando la fuerte presión que soporta el suburbano en este contexto de obras y aumento de la demanda.

El transporte público, eje del debate político

La portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, denunció que la gestión del Ejecutivo regional convierte el día a día de los madrileños en “los Juegos del hambre”. Desde el PSOE-M, Mar Espinar acusó al Gobierno de Ayuso de precarizar el servicio y grabó un vídeo para ilustrar las aglomeraciones en primera persona.

Por su parte, García Martín insistió en que el Ejecutivo madrileño “ha multiplicado los refuerzos” y pidió a la oposición que deje de “hacer propaganda con el malestar de los ciudadanos”.

Mientras, los usuarios siguen padeciendo largas esperas, vagones abarrotados y andenes cerrados en una ciudad donde las obras en la M-30, el Paseo de la Castellana o la A-5 han disparado la presión sobre el transporte público.