Madrid frente a la brecha generacional: jóvenes con menos oportunidades y mayores más protegidos
El Instituto Juan de Mariana alerta de que el sistema de pensiones y el modelo fiscal agravan la desigualdad entre jóvenes y mayores en España. En Madrid, la presión sobre los trabajadores jóvenes se traduce en salarios estancados, vivienda inaccesible y un horizonte incierto.
La brecha entre generaciones nunca había sido tan evidente en España. Según el último estudio del Instituto Juan de Mariana (IJM), los menores de 35 años han visto desplomarse su participación en la riqueza nacional del 7,5% en 2002 al 2% en 2022, mientras que los mayores de 75 han duplicado su cuota, pasando del 8% al 20%. Esta desigualdad no es una abstracción estadística: se palpa en las calles de Madrid, donde los jóvenes soportan alquileres disparados, empleos temporales y una carga fiscal que limita su capacidad de ahorro.
Jóvenes madrileños con salarios más bajos que las nuevas pensiones
El informe revela un dato llamativo: las nuevas pensiones de jubilación (1.760 euros) ya superan el sueldo medio de los menores de 35 años (1.670 euros). Esta situación rompe la lógica económica del ciclo vital, donde debería ser el trabajo el que garantizara un nivel de vida superior al del retiro. En cambio, hoy en Madrid es común que un recién jubilado perciba más que un joven universitario con contrato indefinido.
En los últimos 15 años, mientras la pensión media ha crecido un 35% en términos reales, el salario de los menores de 30 ha caído un 2,3%. Este desfase se agrava en la Comunidad de Madrid, una región con mayor coste de vida, especialmente en vivienda y transporte.
Vivienda: de ciudad de propietarios a capital de inquilinos
El acceso a la vivienda es uno de los principales frentes de desigualdad. Entre los madrileños nacidos entre 1945 y 1965, ocho de cada diez eran propietarios a los 42 años. Entre los nacidos después de 1985, la cifra cae a menos de la mitad. Apenas un 20% de los menores de 35 tiene hoy hipoteca, y los alquileres en barrios como Chamberí, Salamanca o Chamartín superan los 1.200 euros de media, lo que consume más del 50 % de un salario juvenil.
El ladrillo sigue siendo el gran motor de riqueza en España —el valor del patrimonio inmobiliario supera ya los 7 billones de euros—, pero está concentrado en generaciones mayores. Para los jóvenes madrileños, el “sueño de la propiedad” es cada vez más lejano.
Un sistema de pensiones insostenible que recae sobre los trabajadores
El IJM advierte que el sistema público de pensiones español es uno de los más generosos de Europa: un jubilado recibe de media un 62% más de lo que aportó. El déficit real de la Seguridad Social ronda el 3,8% del PIB (56.000 millones de euros), y la deuda implícita derivada de las pensiones prometidas sin financiación asciende ya al 507 % del PIB, el nivel más alto de la Unión Europea.
En la práctica, esto se traduce en que los trabajadores jóvenes —en Madrid, con una de las cotizaciones más elevadas de todo el país por el nivel salarial medio— cargan con una “mochila fiscal” cada vez más pesada: IRPF, Seguridad Social, IVA, IBI… Según el Impuestómetro del IJM, el coste fiscal total ya supone el 55% del coste laboral de un salario medio.
Madrid, polo de atracción frente a la España vaciada
El informe también señala cómo regiones como Asturias aparentan mejorar su PIB per cápita solo porque pierden jóvenes, mientras los mayores permanecen. Frente a ello, Madrid atrae población joven de toda España, lo que sostiene su dinamismo económico pero incrementa la presión sobre el mercado inmobiliario y laboral.
La capital, con 3,3 personas en edad de trabajar por cada mayor de 65 años, afronta un reto de sostenibilidad similar al del conjunto del país. Pero la diferencia es que aquí la juventud no se marcha, sino que llega, y se encuentra con un entorno hostil para emanciparse.
Un reto que exige reformas
El IJM concluye que el actual modelo “penaliza sobremanera a los jóvenes” y advierte de que ignorar esta fractura generacional es condenar a España a un futuro peor. Madrid, como motor económico nacional, será clave en la respuesta: reformas que favorezcan el empleo juvenil, una fiscalidad menos punitiva y una política de vivienda más flexible.
De lo contrario, la brecha seguirá creciendo y las nuevas generaciones quedarán atrapadas en un bucle de bajos salarios, alquileres elevados y escasas perspectivas de ahorro.