Las últimas semanas de Unamuno en Salamanca. Entrevista a Carlos Sá Mayoral

Carlos Sá Mayoral
  • "El asesinato de Unamuno fue un crimen de Estado ordenado por Franco”
  • “Los últimos días de Unamuno fueron de una gran amargura, ya que era despreciado por la izquierda y perseguido por los franquistas”
  • “Unamuno fue un ingenuo al pensar que Franco podría salvar la República sin derramar la sangre de inocentes”

Carlos Sá Mayoral es escritor, investigador y autor del libro Miguel de Unamuno: ¿muerte natural o crimen de Estado?, donde teje una historia de los últimos días del escritor vasco en la ciudad de Salamanca, de cuya universidad era rector. Un enfrentamiento en un acto en dicha institución, el 12 de octubre de 1936, con el general Millán Astray, le condenó al ostracismo en los meses finales de ese mismo año. La muerte de Unamuno, el 31 de diciembre de 1936, sigue envuelta en el misterio y la sospecha de un crimen de Estado, como apunta Carlos Sá en su obra. La sospecha, por tanto, no es una hipótesis descabellada. 

¿Cómo se explica que Unamuno fuera recibido por el régimen franquista como uno de los suyos inicialmente y después esa súbita caída en desgracia?

En aquellos días, el régimen recibe con gran satisfacción a Unamuno simplemente porque se adhiere al golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y porque el escritor no repudia el mismo cuando se produce. Unamuno asociaba este golpe de Estado como algo parecido al de Primo Rivera, que fue incruento, e incluso él sufrió en sus carnes el mismo tras ser deportado, pero no olvidemos que no hubo víctimas mortales. Unamuno apoya al principio este golpe de Estado pero se da cuenta que detrás del mismo hay mucha sangre, muchos asesinatos, mucha represión desmedida, y percibe rápidamente que estamos ante un hecho muy bárbaro, en que incluso son detenidos y asesinados amigos suyos sin ninguna justificación. Detienen a gentes, como el médico Filiberto Villalobos y otros amigos suyos, que no tenían ninguna responsabilidad en hechos ilícitos y con una conducta cívica intachable y, entonces, Unamuno se va dando cuenta que el régimen no camina en la mejor de las direcciones por su conducta criminal.

Se va creando en Unamuno un desafecto hacia los que acaban de dar el golpe del 18 de julio y ese proceso, que se va larvando poco a poco, se manifiesta en el conocido choque del 12 de octubre, el día de la Raza para el naciente régimen franquista. Seguramente, Unamuno visitó a Franco antes de ese día y por circunstancias que se desconocen, quizá para no perder al escritor para su causa, él le encargó el discurso para el acto del día 12 de octubre. Unamuno va a ese acto en representación del dictador, de Franco, y el discurso era en nombre del jefe militar. Se desconoce porque Franco no quiso estar en el acto y también las razones para esa ausencia, ni siquiera que hizo ese día para no ir a un evento tan importante para el nuevo régimen. Luego todos sabemos lo que ocurrió, cuando Unamuno condena la brutalidad del régimen en la mismísima Universidad de Salamanca y les canta, hablando vulgarmente, las cuarenta a los jerarcas y altos militares reunidos allí. Ese mismo día, Franco ordena al jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) que se persone inmediatamente en su Cuartel General y parece que esa orden tenía algo que ver con la desafección de Unamuno con el dictador. Al parecer, desde el SIM se emite un informe que llega a las manos del mismo Franco, en que se señala a Unamuno ya como un disidente y que incluso, tal como se prueba en una carta dirigida al escritor Henry Miller, podría estar urdiendo una trama para huir al extranjero, lo que hubiera sido un golpe a la credibilidad del dictador en ciernes que era y al régimen que pretendía fundar sobre las ruinas de la Segunda República. Unamuno, ya prevenido, incluso teme que lo asesinen si decide huir de la ciudad. Entonces, atacando cabos, que después de esos hechos falleciera Unamuno da mucho que pensar y todas las hipótesis están abiertas, incluyendo el asesinato del escritor. 

Esta desafección de Unamuno no era algo nuevo, lo mismo le había ocurrido antes con la izquierda y con la misma Segunda República, ¿no crees?

Unamuno siempre está cuestionando al poder y se distanció de los republicanos porque la nueva República prefirió elegir como presidente a un anodino Niceto Alcalá-Zamora que al mismo escritor, mucho más preparado y dotado para el cargo. Unamuno era uno de los fundadores de la Segunda República y una de sus voces más representativas, tanto en el exterior de España como en el interior. A Unamuno se le ninguneó claramente, aunque nunca perdió sus convicciones republicanas. Luego, con la victoria del Frente Popular, en febrero de 1936, se cometieron algunas tropelías y hechos condenables que Unamuno junto con otros republicanos rechazan. Unamuno, al igual que otros intelectuales, como Claudio Sánchez Albornoz, comienzan a repudiar esos actos y excesos que se cometen en los primeros meses del gobierno izquierdista del Frente Popular y empiezan a considerar la posibilidad de un cambio de timón para poner coto a esa situación que en aquellos momentos era preocupante. Al principio, Unamuno piensa que Franco tiene unas ideas nobles y quiere enderezar a la República, pero al final de sus días se da cuenta que fue un error pensar así del máximo líder del golpe de Estado y percibe la naturaleza criminal de un régimen que finalmente lo ha (casi) encarcelado. “Franco era la franqueza y Mola era la molienda”, llegó a decir Unamuno. 

El enfrentamiento del 12 de octubre, Día de la Raza

¿Cómo transcurrieron esas últimas semanas de Unamuno en Salamanca, entre el 12 de octubre y su muerte el 31 de diciembre de 1936?

Desde el 12 de octubre, en que ocurre el incidente famoso del enfrentamiento con Millán Astray, Unamuno ya tiene en la puerta de su casa vigilancia permanente las veinticuatro horas del día y en esa vigilancia estaba incluida el secuestro de su correspondencia, pero sobre todo la dirigida al exterior, que el régimen quería evitar para que las desavenencias tuvieron su impacto en el extranjero, ya que el escritor seguía siendo considerado un apoyo al nuevo régimen de Franco. Ocurre, sin embargo, que no pueden evitar la visita de corresponsales internacionales a su casa y tampoco quieren dar la impresión de que el escritor está bajo arresto. Incluso llegó a aparecer una entrevista suya en un medio francés en que Unamuno expresaba sus dudas y tímidas críticas hacia el nuevo régimen, lo que preocupó a Franco y a sus servicios secretos. La importancia que adquiere en esos momentos Unamuno es fundamental para el régimen y como muestra de ello es que incluso le llegaron a secuestrar una carta que pretendía hacer llegar al escritor Henry Miller, que nunca llegó a destino. Para el régimen era vital que no trascendiera la desafección de Unamuno y de ahí establezco que los servicios secretos fueron urdiendo una trama para acallarlo, incluso eliminarlo haciendo ver que el escritor murió de forma natural. 

¿No crees que hubo una cierta candidez e ingenuidad en Unamuno al pensar que el régimen no iba a actuar de la forma criminal que lo hizo desde los primeros momentos?

Es evidente que sí e incluso así lo reconoce en la carta a Miller, reconociendo su candidez al apoyar al golpe de Estado que supuestamente iba a salvar a la República. Todos cometemos errores en la vida y Unamuno se equivocó al pensar que el golpe de Franco supondría la salvación de la República en crisis, pero tuvo la suerte de intentar subsanar el error él mismo el 12 de octubre al querer condenar lo que estaba sucediendo y tratar de decir la verdad. Y dijo la verdad, encarándose con el régimen y denunciando lo que estaba sucediendo. “Venceréis pero no convenceréis”, será su alegato final para la posterioridad. Eso le costó que le quitaran todos los cargos que tenía y cayera en desgracia en sus últimos días, quedando bajo vigilancia de los servicios secretos del régimen. Pero, en definitiva, Unamuno fue un ingenuo al pensar que Franco podría salvar la República sin derramar la sangre de inocentes.

El 12 de octubre de 1936, tras estos hechos, Unamuno ya no tenía ningún futuro en España y era un hombre acabado, ¿no?

Ni en España ni seguramente fuera, ya que lo odiaban los franquistas y la izquierda lo consideraba un traidor por haberse adherido al golpe de Estado del 18 de julio. 

Esa situación, como señalabas en tu libro, le convierte en un sospechoso para un régimen que incluso pudo llegar a eliminarlo como un elemento molesto e incluso un enemigo, ¿es así?

Unamuno estaba acabado después del 12 de octubre, no tenía ya futuro, y era un sospechoso para el régimen porque era un desafecto al mismo y podría traer problemas. Unamuno vivió en esos momentos una amargura profunda, pero lejos de callar intentó sacar la suficiente información para que en el exterior se conocieran las barbaridades que se estaban perpetrando en España. Intenta convencer al exterior de que los franquistas no pretenden salvar a la “civilización cristiana”, sino que incluso pueden ser peor que los del otro bando. Yo creo que Unamuno fue asesinado por orden de Franco y eximo de responsabilidad a los que lo ejecutaron porque eran en términos históricos irrelevantes, meros agentes de un régimen despiadado y criminal que les obligó a cometer hechos y fechorías aborrecibles. Concluyendo, el asesinato de Unamuno fue un crimen de Estado ordenado por Franco.

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