emerGentes

Entrevista a Omar Jerez

Omar Jerez - Foto Eduardo Momeñe

Procedente del verbo emerger, por definición, el adjetivo emergente determina a aquel o aquello que emerge, que nace, sale y tiene principio de otra cosa, y por extensión emergente es lo mismo que decir flotante, ascendiente, naciente o saliente. 

Para el caso que nos ocupa, emergente es aquel que comienza a descollar, sin importar su edad y ocupación, aunque nuestro interés se centra en las artes y las letras, queremos vernos las caras con aquellos que sobresalen o comienzan a hacerlo, a destacar, despuntar, resaltar o distinguirse, para conocimiento general del respetable, y qué mejor que haciéndonos partícipes del personaje.

El personaje invitado: Omar Jerez 

Seudónimo, alias, nombre artístico o de guerra.

En mi infancia me llamaban por mi segundo nombre, que es Alejandro. Siendo adolescente, respondía al nombre de Bosco, que es mi tercer nombre oficial, y en la época adulta finalmente me empezaron a llamar Omar, que es mi primer nombre. 

Nombre, lugar y fecha de nacimiento. 

Omar Jerez, nacido en Granada en 1980. 

¿Por qué escritor? 

El ser humano no ha llegado al estado evolutivo actual, demostrado en términos científicos, en diferentes campos del conocimiento, como muchos creen, ni por la fuerza ni por la inteligencia, sino por la imaginación, haciendo que varias especies antes del Homo sapiens hayan sido capaces de unir campos aparentemente antagónicos y con ello convertirlos en una realidad tangible. De ahí que, para llegar a tener una hoja en blanco y un lápiz, haya sido necesario que varias civilizaciones trabajaran en conjunto, para que en este caso, yo pueda escribir esto gracias al descubrimiento de esas mentes creativas. 

¿Cuándo supiste que lo tuyo era esto? 

Curiosamente, en el año 2023, ya que nunca antes había escrito, y como trabajo para nueve editoriales como lector beta, supe que yo tenía algo que contar. Ahí empezó mi periplo literario, no solamente publicando un libro, sino con la formalización de un género literario llamado “Narrativa de un metaprólogo en expansión”. 

Un norte o principio inamovible. 

Un híbrido entre las dos, ya que ambas están fundamentadas en las contradicciones propias de la literatura a la hora de realizar un ejercicio discursivo en tu narrativa, siendo un horizonte donde el norte se traslada al sur por una posibilidad, y el sur te lleva a un oeste inescrutable que te obliga, ya sea por necesidad o por desorientación, a desembocar al este, donde ese punto inamovible tenía un formato en sí mismo que te conducía desde el inicio al norte. 

¿Cuáles son tus influencias?

 Si hablamos de influencias, es un hecho que la educación judeocristiana tiene un peso indiscutible en tu formación más temprana si has nacido en España; sea terrenal, espiritual o académica, donde todo lo que elijas viene, de alguna manera, predeterminado por una asamblea de emociones, sentimientos y pensamientos en los que incluso tu epigenética desarrolla una labor en conjunto sobre quién vas a ser y cómo te vas a desarrollar en base tu linaje familiar. 

¿Y tu referente?

 Siempre he sido adogmático con respecto a cualquier escritor reconocido o encumbrado por los organismos más representativos, porque aunque todos realizan el proceso de manera individual, sus referencias están fundamentadas en las creaciones de otros escritores que ellos mismos han leído a su misma vez, por lo que ese uno desligado de todo de su forma, en realidad, forma parte de un todo intrínseco. 

¿Cuál es, a tu juicio, la mejor novela?   

La obra de las obras, la que ha supuesto desde mi punto de vista personal el hallazgo más grande en la historia de la literatura universal, es “Solenoide” del escritor rumano y candidato al Premio Nobel de Literatura Mircea Castarescu. 

¿Y tu mejor obra?

Mi obra “Viajes, vómitos y terrorismo pop”, donde formalicé mi primer género literario llamado: “Narrativa de un metaprólogo en expansión”. Lo que propuse en mi obra, “Viajes, vómitos y terrorismo pop”, es que 143 escritores realizaran el prólogo, donde mi obra tenía la extensión de un prólogo, y lo escrito por los 143 prologuistas tenía la extensión de una obra narrativa. El día de la presentación se presentaron más de 100 personas que desconocían que no eran los único prologuistas en el libro, si no que otras cientos de personas también habían realizado sus prólogos de esta misma obra. 

¿A quién consideras el mejor escritor?

Ahora entro en una contradicción considerable: si antes, en una pregunta anterior que me formulaste, decía que era alguien adogmático, ahora entra con fuerza mi dogmatismo más ortodoxo, y contesto que el escritor rumano  Mircea Cartarescu. 

Con quién cenarías, con quién no, y por qué.

Me gustaría cenar con los mandamases tanto de la CIA como del MI6, que son las agencias de inteligencia de Estados Unidos y Reino Unido, respectivamente, porque conocer lo que sucede en esos ambientes impenetrables te permite obtener una información más amplia para poder realizar una toma de decisiones más precisa de cómo se mueven ciertos movimientos que acontecen en las sociedades posmodernas; movimientos que es obvio que no salen desde los tejidos asociativos o de iniciativas civiles. Cenaría hasta con el peor de los criminales, ya que esa cena acabaría en un vómito, pero me otorgaría un texto para mi próxima novela.

¿El hábito hace al monje?

El factor más determinante para el ser humano es vivir desde el pleno aburrimiento, de ahí que esto le lleve a estar sumergido en base a la práctica de sus propios aciertos y errores, convirtiendo ese espacio ocupado en un hábito formal para llevarlo al ámbito de lo profesional. 

¿Crees que la cultura en general es independiente? 

Es muy interesante esta pregunta, ya que si esto se lleva a un plano mediático, la respuesta es no. Y no es que solo la cultura esté fagocitada por diversos intereses que se mueven sujetos a una serie de condicionantes que definan a ese creador y su consonancia con el poder de turno, sino que la pleitesía está implícita para que ese creador siga recibiendo subvenciones. Todo lo que sea autogestionado o llevado desde los circuitos minoritarios, si no incordia al aparato del Estado y con ello no se traslada a la opinión pública, es obvio que no se convierte en objeto de ningún tipo de análisis o censura por parte de estas fuerzas gubernamentales. 

¿Y la novela en particular? 

Hay obras que no se han podido o querido publicar por parte de los editores, ya que ello, en el contexto en el que se mueven las sociedades posmodernas, podría suponer tanto al escritor como al grupo editorial, diversos litigios legales difíciles de sortear, como he podido corroborar en más de una ocasión. 

Tu última obra 

En mi último trabajo hablo de la suplantación de la identidad sobre un artista español basada en hechos reales, llamada: “Santiago Sierra salió del grupo”. 

Tu próximo proyecto

Escribo junto a la fotógrafa Julia Martínez sobre el mito creado en torno a la colonización española sobre México, donde planteamos una perspectiva poco explorada en términos académicos titulada: “Banquete poscolonial”. 

Una anécdota divertida 

Recurrir a la hemeroteca es el humor más divertido que existe. El ser humano nunca resiste a ellas.  

Por último, si tuvieras una varita mágica, ¿qué harías? 

Lo dejaría exactamente igual, no teniendo una vocación mesiánica de alterar el orden del universo, siendo parte de su imperfección es lo que hace que sea perfecta, y llena de interrogantes.