Pensiones

La Seguridad Social necesita 4.000 millones al mes para pagar las pensiones y acumula un agujero real de casi 40.000 millones

Gasto en pensiones - freepik

En solo diez meses, el sistema ha requerido 45.489 millones en transferencias del Estado para cuadrar cuentas, ocultando un déficit estructural histórico

La fotografía de la Seguridad Social a cierre de octubre de 2025 deja una conclusión demoledora: sin las transferencias corrientes del Estado, el sistema sería incapaz de pagar las pensiones. Según los datos oficiales, en apenas diez meses ha sido necesario inyectar 45.489 millones de euros para cubrir gastos corrientes, una cifra que convierte el llamado “superávit” en un mero artificio contable.

Los ingresos no financieros alcanzaron los 194.749 millones, impulsados por las cotizaciones sociales (147.113 millones), pero esta cifra solo se sostiene porque casi uno de cada cuatro euros procede directamente del Estado.

En paralelo, los gastos no financieros ya ascienden a 188.933 millones, de los cuales 143.204 millones se destinan a pensiones contributivas. A esto se suman partidas en fuerte crecimiento como la incapacidad temporal (14.976 millones), las pensiones no contributivas (9.666 millones) o el Ingreso Mínimo Vital (5.165 millones).

La “trampa” del saldo positivo

Oficialmente, la Seguridad Social presenta un resultado de +5.817 millones, pero esta cifra solo existe porque se han transferido desde el Estado casi 45.500 millones. Si se eliminara este maquillaje presupuestario, el sistema mostraría un déficit real de -39.672 millones de euros.

Esto equivale a que cada mes faltan alrededor de 4.000 millones de euros para pagar las pensiones y el resto de compromisos, sin contar la paga extra de noviembre, que eleva aún más la factura anual.

El economista José Ramón Riera lo resume con crudeza: “La Seguridad Social está en quiebra técnica desde hace años; lo que vemos hoy no es un problema coyuntural, es un agujero estructural que crece mes a mes”.

Un problema que no deja de crecer

La tendencia es inquietante. En 2018, la necesidad de financiación rondaba los 15.000 millones anuales. En 2025, todo apunta a que se superarán con holgura los 50.000 millones, un salto que evidencia que el modelo actual ya no se sostiene solo con cotizaciones.

Mientras el Gobierno presume de cifras récord de recaudación, la realidad es que el sistema de pensiones funciona dopado con deuda y con impuestos futuros. Como advierte Riera, “cuando un sistema necesita 4.000 millones cada mes para seguir en pie, ya no hablamos de ajustes, sino de supervivencia”.

La pregunta ya no es si existe un problema, sino cuánto tiempo podrá aguantar un sistema que depende del Estado para pagar cada nómina. Si esto no es una emergencia nacional, pocos sabrán definir qué lo es.