Óscar Puente solo ejecuta un 26% del presupuesto de Transportes en 2025: las infraestructuras esperan mientras el dinero duerme en los cajones

El ministro Óscar Puente, en una reciente visita a Valencia - Foto del Ministerio de Transportes

Medio año transcurrido y tres cuartas partes del presupuesto del Ministerio de Transportes, Movilidad Sostenible y Agenda Urbana permanecen sin utilizar. Según los datos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), la cartera que dirige Óscar Puente ha ejecutado únicamente el 26,6% de los 12.488 millones de euros asignados para este ejercicio, lo que ha desatado críticas por la lentitud en la inversión en infraestructuras estratégicas.

Las cifras oficiales de la ejecución

El desglose publicado por la IGAE revela importantes desequilibrios en la gestión presupuestaria del ministerio:

  • Inversiones reales: 3.378 millones disponibles; solo 1.204 millones ejecutados (35,7%).
  • Transferencias de capital: 3.000 millones presupuestados; apenas 243 millones gastados (7,9%).
  • Subvenciones para el sistema ferroviario y aeroportuario: 1,64 millones de euros, una fracción mínima sobre el total.
  • Gasto en personal: el área con mayor regularidad, con un 49,7% de ejecución.

En conjunto, el dinero está disponible, pero permanece inmovilizado.

De los récords de 2024 a la parálisis de 2025

El contraste con el ejercicio anterior es notable. En 2024, el Ministerio batió récords con 9.344 millones adjudicados, avances en el Corredor Mediterráneo y proyectos estratégicos como la A-54 en Galicia o el nudo de Torrelavega en Cantabria.

Un año después, sin embargo, la ejecución se ralentiza. El análisis de los datos muestra que, si el ritmo actual no se acelera, España podría acumular retrasos en proyectos financiados con fondos europeos, perder competitividad en logística y transporte internacional y comprometer la seguridad en infraestructuras clave.

Impacto directo en ciudadanos y empresas

La baja ejecución no es un debate meramente contable: tiene efectos concretos.

  • Ferrocarril: retrasos en mejoras de líneas de Cercanías y media distancia.
  • Carreteras: proyectos de mantenimiento y modernización que se posponen.
  • Aeropuertos: obras de modernización con escaso avance.

Transportistas y asociaciones de usuarios coinciden en que la falta de ejecución genera un “efecto embudo”: los proyectos se anuncian, pero tardan en traducirse en mejoras tangibles para los ciudadanos.

Críticas políticas y actividad en redes

El ministro Puente ha convertido sus intervenciones en redes sociales en parte de su marca personal, con un estilo directo que genera adhesiones y rechazo a partes iguales. La oposición le acusa de dedicar más tiempo a Twitter que a gestionar el presupuesto. Desde el propio sector, voces empresariales reclaman menos exposición mediática y más eficacia administrativa.

¿Qué puede pasar si la ejecución no mejora?

  • Retraso en la modernización de infraestructuras clave, con impacto directo en movilidad y seguridad.
  • Pérdida de fondos europeos si los plazos de ejecución no se cumplen.
  • Erosión de la competitividad nacional, especialmente en logística y transporte internacional.

Los próximos meses serán decisivos. Tradicionalmente, el segundo semestre acumula mayor ejecución presupuestaria, pero la distancia hasta el 100% es considerable.

¿La correcta gestión en infraestructuras?

Los datos oficiales muestran un panorama claro: a mitad de 2025, el Ministerio de Transportes solo ha utilizado una cuarta parte de sus recursos. El contraste con el dinamismo del año anterior y la creciente presión de usuarios y empresas abren un interrogante sobre la gestión de Óscar Puente. Las infraestructuras esperan, los fondos existen… pero siguen guardados en los cajones del Ministerio.