Confianza a la baja: España sale del top-10 en atractivo para inversión extranjera

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez | Foto de Pool Moncloa/Jose Manuel Álvarez
El economista José Ramón Riera afirma que España atraviesa “un problema muy serio” para atraer nueva inversión extranjera. 

Sus palabras —“ya nadie quiere invertir en España” — han levantado preocupación, pero ¿qué muestran los datos? Un repaso a las cifras más recientes revela una situación compleja: caída de los flujos de inversión, pérdida de posiciones en los rankings internacionales de atracción de capitales y señales de desgaste para la “marca España”. Pero también hay matices que invitan a una lectura equilibrada y prudente.

Caída de la IED en 2025: confirmación parcial de la advertencia

Los datos oficiales de inversiones foráneas en España muestran una caída significativa en 2025. Entre enero y junio, la inversión extranjera bruta descendió a 8.476 millones de euros, lo que supone una contracción de un 60,4 % respecto al mismo periodo de 2024. 

Este descenso contrasta con los años recientes, donde España mantenía unos flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) relativamente estables: el promedio del periodo 2020–2024 se cifraba en unos 31.000 millones de euros anuales. 

Además, un estudio reciente elaborado por un instituto independiente posiciona a España fuera del «top 10» de países más atractivos para la IED en 2025, después de cuatro años consecutivos dentro de ese grupo. 

Estos datos confirman en parte las advertencias de Riera: la confianza inversora externa se ha resentido y los flujos globales bajan con fuerza.

Factores que explican la caída: incertidumbre financiera, tensiones globales y alerta sobre riesgos

Varios factores explican ese retroceso reciente:

  • La inestabilidad macroeconómica global, marcada por aumentos de tipos de interés, inflación persistente y tensiones geopolíticas, ha reducido el apetito por inversiones externas, especialmente en activos productivos de largo plazo.
  • En España, la combinación de percepciones de riesgo jurídico o regulatorio —como denuncias frecuentes de arbitrajes, litigios internacionales o críticas a la estabilidad institucional— puede afectar la confianza de inversores extranjeros.
  • Además, el contexto europeo es especialmente competitivo: muchos países compiten por atraer capitales, lo que incrementa las exigencias y reduce los márgenes de España.

Por ello, aunque la caída sea real, es importante considerar que España no está sola en este descenso: toda Europa sufre una corrección en flujos de IED.

Madrid, foco residual de inversión: el dato que no descuadra

Un dato relevante que modera parcialmente el diagnóstico alarmista es la distribución geográfica de la inversión. La Comunidad de Madrid continúa concentrando una parte muy significativa del capital extranjero que no ha salido del país. En 2024, Madrid absorbió cerca del 70 % de toda la IED en España —24.705 millones de euros—. 

En 2025, durante el primer semestre, la región ya captó 4.509 millones, lo que representa el 53,2 % del total nacional (cuando en 2024 esa proporción era superior). 

Además, Madrid acapara el 81,3 % de la IED en alta tecnología recibida en España durante 2025, lo que indica que sigue siendo un polo de atracción para proyectos de alto valor añadido. 

Estos datos sugieren que —aunque la IED global baje— existen zonas de resiliencia en España, donde el capital extranjero sigue confiando.

Riesgos reputacionales y la “marca España” amenazada

Las denuncias de corrupción, la percepción de inseguridad jurídica o los litigios internacionales pueden lastrar gravemente la reputación del país ante inversores. Riera habla de “pérdida de credibilidad” y advierte que recuperar la confianza es “muy difícil y costoso”. Esa dimensión reputacional no aparece en los datos macroeconómicos pero influye de forma decisiva en decisiones de inversión, sobre todo a largo plazo.

Además, en un contexto global de fuerte competencia por atraer capital, los inversores tienen cada vez más opciones. Si España se percibe como un país de alto riesgo o con incertidumbres legales, muchos proyectos se redirigen a destinos considerados más estables.

No todo es negativo: señales que apuntan a una posible recuperación

Pese al descenso reciente, la estructura económica española sigue siendo atractiva para ciertos inversores:

  • Sectores como la tecnología, servicios, logística o infraestructuras digitales mantienen una demanda creciente.
  • La concentración de talento, infraestructuras modernas, apertura a la globalización y recursos humanos cualificados siguen siendo ventajas competitivas —particularmente en regiones como Madrid.
  • Empresas ya establecidas en España parecen dispuestas a mantener o incrementar su inversión: según un barómetro reciente, el 89 % de las compañías extranjeras instaladas en España prevé mantener o aumentar sus inversiones en 2025.

Estos indicios invitan a ver la caída actual como un “bache”, no como un “colapso” definitivo.

Más matices que catástrofe, pero urgencia de reformas estructurales

Las advertencias de José Ramón Riera no pueden descartarse: los datos muestran una caída importante de la IED y un deterioro de la imagen inversora de España. El país ha perdido posiciones relevantes en atractivo para capital extranjero, y el nerviosismo inversor es evidente.

Sin embargo, la situación no es homogénea: la Comunidad de Madrid mantiene gran parte de la IED, ciertos sectores siguen atrayendo inversión y muchas empresas confían en mantener sus proyectos. Por tanto, aunque la alerta sea real, calificar la situación como una “huida masiva de capital” sería un exceso.

Para evitar que la tendencia negativa se consolide, las autoridades deben priorizar:

  • la seguridad jurídica
  • la transparencia institucional
  • la estabilidad regulatoria
  • políticas que refuercen los sectores estratégicos

Solo así España podrá recuperar la confianza de los mercados internacionales y retomar su papel como destino de inversión competitiva.