Cataluña da un paso decisivo para crear su propio banco público con ficha del Banco de España
El Gobierno de la Generalitat de Cataluña ha puesto en marcha una iniciativa que ha encendido las alarmas tanto en el ámbito económico como político: la transformación del Institut Català de Finances (ICF) en un banco público con ficha oficial del Banco de España. De prosperar, se trataría del primer banco público regional de la Unión Europea con capacidad para operar comercialmente más allá de su territorio.
Este movimiento rompe con un consenso financiero tácito en Europa, donde no existen precedentes de entidades bancarias regionales con licencia para actuar como operadores comerciales. La Generalitat pretende solicitar formalmente en las próximas semanas la autorización al Banco de España, una decisión que podría tener implicaciones relevantes para la arquitectura institucional española y para el equilibrio del sistema financiero nacional.
Una ficha bancaria con implicaciones políticas
La medida va más allá de lo económico. En un contexto de persistente tensión entre las aspiraciones soberanistas y la estructura del Estado, la creación de un banco público catalán con capacidad comercial podría suponer un paso adicional en la consolidación de lo que desde ciertos sectores se ha denominado “estructuras de Estado paralelas”. Así lo han advertido diversos analistas y expertos financieros, que consideran que la iniciativa encaja en la estrategia independentista de dotarse de herramientas propias de gobernanza.
“El riesgo no es solo financiero, es institucional. ¿Qué viene después de tener un banco regional con ficha bancaria nacional? ¿Una moneda propia? ¿Un sistema fiscal independiente?”, advierten fuentes cercanas al Banco de España.
El papel del ICF: de entidad de apoyo financiero a banco comercial
Fundado en 1985, el Institut Català de Finances ha operado tradicionalmente como un organismo público de impulso económico, facilitando financiación a pymes y autónomos en Cataluña. Aunque no ha tenido ficha bancaria hasta ahora, ha funcionado como un actor complementario al sistema financiero tradicional.
La nueva etapa, sin embargo, supondría un salto cualitativo: la posibilidad de captar depósitos, emitir tarjetas o prestar servicios bancarios en igualdad de condiciones que los grandes operadores financieros privados. Según fuentes de la Generalitat, esta transformación permitiría “aumentar la autonomía económica de Cataluña” y “mejorar el acceso al crédito del tejido empresarial catalán”.
El Banco de España y Bruselas, atentos
La decisión requerirá el visto bueno del Banco de España, entidad responsable de autorizar la ficha bancaria, y también del Banco Central Europeo, en el marco de la regulación única de supervisión financiera. Asimismo, podría ser objeto de escrutinio por parte de la Comisión Europea, en lo relativo a ayudas de Estado y competencia desleal frente a otras entidades financieras.
“La existencia de un banco público regional que actúe como banco comercial puede desvirtuar el mercado si cuenta con condiciones de financiación ventajosas por su vínculo institucional”, señalan fuentes del sector financiero.
Reacciones y controversia
El anuncio ha generado una fuerte controversia política. Mientras el Ejecutivo catalán defiende la medida como un instrumento económico legítimo para fortalecer a las pymes, partidos constitucionalistas y expertos advierten del riesgo de que esta iniciativa se instrumentalice políticamente como parte del proyecto soberanista.
Desde el Gobierno central se ha optado, por ahora, por la prudencia, aunque fuentes del Ministerio de Economía aseguran que “el marco legal es claro: cualquier entidad financiera debe cumplir con los estándares de supervisión europeos, sin excepciones territoriales ni políticas”.
Un precedente inédito en Europa
En el contexto europeo, no existen bancos públicos regionales con ficha comercial. Alemania, por ejemplo, cuenta con bancos públicos como los Landesbanken, pero su actividad está regulada a nivel nacional y supervisada con criterios muy estrictos. La iniciativa catalana, de concretarse, abriría un precedente que podría alterar el equilibrio actual entre lo regional y lo estatal en materia financiera.
Un paso más en la hoja de ruta soberanista
Para algunos analistas políticos, esta decisión se inscribe en la hoja de ruta del independentismo catalán hacia la creación de un entramado institucional propio. La historia reciente ya ha mostrado intentos de establecer estructuras financieras paralelas, como la fallida “Hacienda catalana”, y esta iniciativa podría considerarse un nuevo intento de reforzar esa arquitectura.
La evolución de este proceso será clave no solo para Cataluña, sino para el conjunto del Estado. Europa, por su parte, observa con atención este movimiento que, de prosperar, podría obligar a reabrir debates sobre competencias, supervisión financiera y cohesión territorial.