La caída de los intereses de la deuda oculta un ajuste contable: el déficit real sigue creciendo
La narrativa económica del Gobierno de España, centrada en destacar una supuesta mejora en las finanzas públicas, choca con los datos oficiales difundidos por Eurostat. Aunque el Ejecutivo ha presumido de una bajada trimestral del 3,3 % en los intereses de la deuda pública durante el último trimestre de 2024, las cifras anuales desmienten la euforia: España ha abonado 3.279 millones de euros más en intereses que en 2023, lo que representa un incremento del 9,2 %.
Lejos de responder a una mejora estructural o a un cambio positivo en las condiciones financieras del país, el descenso registrado entre octubre y diciembre se debe, en realidad, a un ajuste contable temporal. Esta práctica permite suavizar el déficit público a corto plazo, justo cuando el Gobierno necesita reforzar su relato económico y presentar unas cuentas más saneadas de cara a los organismos europeos e inversores internacionales.
Maquillaje fiscal y consecuencias presupuestarias
Fuentes expertas en finanzas públicas alertan de que esta estrategia de posponer pagos o modificar imputaciones contables para aparentar una menor carga financiera no altera la realidad económica: la deuda sigue creciendo y los intereses también. A medio y largo plazo, este tipo de técnicas podrían comprometer la estabilidad presupuestaria y aumentar la presión sobre las futuras generaciones de contribuyentes.
Además, el contexto internacional de tipos de interés altos y el encarecimiento del crédito hacen prever que los costes financieros seguirán aumentando si no se aplican reformas estructurales.
¿Quién paga esta factura?
El uso reiterado de estos mecanismos contables plantea una pregunta fundamental: ¿quién asume el coste real de esta política fiscal? A medida que crecen los intereses y se mantiene el gasto estructural, los recursos para servicios públicos esenciales —como sanidad, educación o dependencia— pueden verse comprometidos.