Entrevista a Cecilia Fernández Santomé
Flamante ganadora del XLIV Premio Eduardo Blanco Amor de Novela Larga, uno de los más prestigiosos y mejor dotados galardones de narrativa gallega, Cecilia Fernández Santomé, escribe movida por una curiosidad insaciable y para "amansar sus pensamientos". Defiende una escritura radicalmente independiente, incompatible con cualquier tipo de censura o condicionamiento político. Considera que cada obra es un reflejo de un momento vital, dejando al público la tarea de determinar cuál es la mejor. Siendo su anhelo más profundo, por encima de cualquier ambición personal, garantizar el bienestar material de sus seres queridos.
Procedente del verbo emerger, por definición, el adjetivo «emergente» determina a aquel o aquello que emerge, que nace, sale y tiene principio de otra cosa, y por extensión emergente es lo mismo que decir flotante, ascendiente, naciente o saliente.
Para el caso que nos ocupa, emergente es aquel que comienza a descollar, sin importar su edad y ocupación, aunque nuestro interés se centra en las artes y las letras, queremos vernos las caras con aquellos que sobresalen o comienzan a hacerlo, a destacar, despuntar, resaltar o distinguirse, para conocimiento general del respetable, y qué mejor que haciéndonos partícipes del personaje.
El personaje invitado:
Cecilia Fernández Santomé
Seudónimo, alias, nombre artístico o de guerra
Habitualmente, firmo como Cecilia F. Santomé.
Nombre, lugar y fecha de nacimiento
Aunque esa F., en realidad, esconde un Fernández. Soy Cecilia Fernández Santomé, nacida en el antiguo hospital público de Lugo el 18 de julio de 1984, un poco antes del mediodía. Me crie en una aldea de montaña conocida por sus quesos ahumados.
¿Por qué escritora?
Escribo por el mismo motivo que hago tantas otras cosas: para tratar de saciar mi curiosidad, para ensanchar mi horizonte, para darle un lugar a ciertas inquietudes. También, para amansar mis pensamientos. De todas formas, no suelo presentarme como escritora fuera del ámbito estrictamente artístico / cultural. Y, dentro de este, me limito a explicar que “escribo”.
¿Cuándo supiste que lo tuyo era esto?
Lo mío es la escritura, pero no solo. Digamos que es ese interés que cultivo con más empeño, y lo hago desde no recuerdo cuándo. De niña, escribía cuentos, me inventaba historias inspiradas en las noticias del telediario, las redacciones escolares me apasionaban. Vengo de un lugar en el que siempre había tiempo para contar, para charlar con calma.
Un norte o principio inamovible
Supongo que ciertos valores que me inculcaron en la infancia, que son los que fundamentan mi manera de ser y de estar. Puedo definirlos como inamovibles porque, en el fondo, nadie en su sano juicio cuestionaría actitudes como el respeto al otro y a su diferencia, la solidaridad con los demás, el cuidado de los suyos, el civismo por encima de todo.
¿Cuáles son tus influencias?
¡Uf! ¡Son innumerables! Aprecio y valoro un sinfín de personas, de iniciativas, de movimientos, ya sean del ámbito creativo o no; de ellas aprendo y en ellas me inspiro. En función de mis intereses, que van evolucionando a medida que pasan los años, unas se intensifican mientras nacen otras o pierden fuelle algunas anteriores.
¿Y tu referente?
No sabría escoger uno, es imposible. Si restringimos la pregunta al terreno de la literatura, podría señalar ciertas carreras que considero admirables por su coherencia o por su humildad, solidez o calidad. Querría alcanzar el grado de profundidad y maestría estética de muchos de los autores y autoras a los que leo con devoción.
¿Cuál es, a tu juicio, la mejor novela?
En función del día, diría una u otra, optaría por una obra contemporánea que acaba de hacerme explotar la cabeza o por una novela de principios del siglo pasado tan conmovedora como original. El camino de la lectura está sembrado de infinitas mejores novelas.
¿Y tu mejor obra?
Diría que no me compete a mí sino al público determinarlo. Cada texto que he escrito es reflejo de un momento vital, creativo, incluso emocional. En cierto modo, todos son mi mejor obra temporalmente (aunque debo admitir que hay siempre un poso de disconformidad crítica con lo que una ha hecho). Ahora mismo, sería Boundaries Road, que verá la luz la próxima primavera en gallego.
¿A quién consideras el mejor escritor?
¡A tantos y tantas! La lista es larga y abierta. A ella, voy incorporando a esas voces, actuales o clásicas, que descubro con placer de vez en cuando. Por dar algún nombre: Anthony Burgess, Michel Houellebecq, Julia Kerninon, Berta Dávila, Claire Etcherelli, Enrique Vila-Matas, Alba Cid, Solvej Balle, André Gide, Ismaíl Kadaré, Theodor Kallifatides.
Con quién cenarías, con quién no, y porqué.
Si hablamos de personas famosas, con ninguna. Al menos, no cenaría con nadie solo por eso. No se me da bien ese tipo de manejos sociales. Preferiría cenar con alguien a quien aprecio, en un ambiente relajado y disfrutar de una buena conversación mientras se me enfría la comida en el plato.
¿El hábito hace al monje?
El hábito condiciona la primera impresión que los demás se hacen de nosotros. Es difícil bloquear la tentación de juzgar el libro por la portada. Pero deberíamos ser capaces de ir más allá, de rascar bajo la superficie. En un plano puramente estético, me fascinan las tribus urbanas y sus códigos, las tendencias y sus entresijos, la comunicación no verbal asociada a la vestimenta.
¿Crees que la cultura en general es independiente?
¿Políticamente independiente? Debería. Me horroriza pensar en artistas de partido, en un arte condicionado por el régimen.
¿Y la novela en particular?
Insisto: la novela es un campo de pruebas, un territorio de experimentación, un espacio creativo en el que lo divino y lo humano tienen cabida. En ella, están desde los más altos a los más bajos instintos. La censura y la autocensura son incompatibles con ese espíritu. No concibo una escritura que no sea independiente. No deberíamos confundir militancia con los compromisos íntimos.
Tu última obra
En noviembre de 2024, se publicó en gallego (editorial Xerais) mi novela As despedidas, crónica de un anacrónico duelo tradicional en una pequeña comunidad rural. En 2025, saldrá en español con el mismo título.
Tu próximo proyecto
Además de esa traducción de próxima publicación, estoy trabajando en una novela-ensayo (o un ensayo narrativo) del que todavía no puedo adelantar nada.
Una anécdota divertida
Muchas, pero me las guardo para mí. Por algún extraño motivo, atraigo situaciones absurdas.
Por último, si tuvieras una varita mágica, ¿qué harías?
Sin duda, me aseguraría de que la gente a la que quiero dispone de las condiciones materiales que le garanticen una vida sin sobresaltos.