Madrileños por Madrid

La Filoxera: una plaga, un periódico satírico, una tertulia pintoresca

Beatriz Hernando Pertierra

A mediados del siglo XIX llegó a Francia desde Norteamérica la Daktulosphaira vitifoliae, nombre científico de la filoxera, un insecto que estuvo a punto de acabar con la industria del vino en toda Europa. En apenas 15 años, la plaga arrasó casi la mitad de las vides francesas, más de un millón de hectáreas, propagándose por España, Italia y Grecia, que inicialmente se vieron beneficiados por el declive francés, pero luego también afectados. 

Paradójicamente, la solución llegó desde su mismo origen, a través de injertos de las vides europeas sobre pies de variedades norteamericanas cuyas raíces eran resistentes a la filoxera, mediante un proceso que los viticultores europeos denominaron “reconstitución” y se sigue haciendo todavía. 

Un parásito político semanal en la España de la Restauración

Pero la filoxera ha sido, además, un interesante periódico satírico, entre los más leídos de su época (20.000 suscriptores en 1884), con tan sólo 4 páginas. Su primer número salió a la luz en Madrid, calle Ternera 4, principal, el domingo 8 de septiembre de 1878, bajo la cabecera La Filoxera, parásito político semanal,  un insecto que “chupará todos los días de la semana, excepto los lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábados”. El último ejemplar se publicó en julio de 1884, con la sede del periódico trasladada a la calle del Carmen, 29, segundo piso, pues el semanario fue tan errático como el insecto que le dio nombre y cambió de sede hasta en siete ocasiones.

En su primer número se expresaba su propósito: “Entre todos, procuraremos destruir la filoxera social, más temible que la que corroe y mata las cepas; la filoxera política literaria y científica y artística e industrial que nos consume y devora. Terrible es la plaga, numerosa la multitud de insectos que invade las esferas políticas, las oficinas, las redacciones de periódicos, la escena, el estudio del artista, los cafés y las calles (…) Grande es la empresa de limpiar las cepas de tanto insecto. ” 

Al contrario que otras publicaciones, ésta procuró no fijar la diana de su crítica en una facción política, aunque claramente lo hizo sobre Cánovas del Castillo. Así se refleja en su Almanaque de 1879: “La Filoxera será siempre de oposición, mande quien mande, porque es nieta de aquel fraile que encabezó de esta manera la lista de las personas que le cargaban: El padre prior, sea quien sea…”

Entre las secciones que tenía esta publicación, destacaban -aparte de las caricaturas -, sus Refranes (Cada uno en su ministerio, y Antonio (Cánovas) en el de todos; A Sagasta, el nombre le basta; No hay mejor sordo que el que quiere oír; Más vale fiscalía en mano que cartera de Gracia y Justicia volando…), pero también sus Anuncios, tanto de productos inventados como reales: “Estos anuncios, redactados en estilo cómico, son los únicos que lee la gente de buen gusto. Los demás solo los lee el que los mandó insertar”.

En su limitada existencia, la Filoxera pasó por varias etapas: desde septiembre de 1878 hasta enero de 1879, bajo la dirección del periodista Francisco Bueno y Collantes. En abril de 1879 se identifica como administrador Vicente Puig Samper, hasta el 7 de diciembre del mismo año, número en el que desaparece prudentemente toda referencia a su dirección. No obstante, en el número extraordinario de 4 de septiembre de 1879, conmemorativo del primer año de vida de la publicación, aparecen identificados Albillo y Moscatel como padres de La Filoxera, siendo el primero el escritor madrileño Eduardo de Lustonó y el segundo el comediógrafo Salvador María Granés y Román, cercano a Lerroux, y fundador de otros periódicos satíricos tan madrileños como El Buñuelo

Albillo y Moscatel

Los padres de La Filoxera: Albillo y Moscatel

Moscatel sería también el promotor de la última etapa de la Filoxera, después de un paréntesis de dos años, debido a una condena por injurias y calumnias del Juzgado de primera instancia de Hospicio, reproducida sin comentarios en dos números del semanario: el 31 de enero y el 6 de febrero de 1881. La sentencia condenaba a Francisco Bueno por publicar un suelto de una fuente que, aunque identificada como Don Juan Manrubia, no estaba empadronado donde afirmaba y se esfumó tras declarar haber trasladado a La Filoxera unos versos y un dibujo a lápiz de un caballero desconocido en el Café Oriental. La condena al ya entonces exdirector conllevaba multa de 2.500 pesetas, que posiblemente afectó a la economía de la publicación. 

El seminario resurge el 24 de junio de 1884, con una nueva ley de prensa -la ley Gullón de 1883- menos opresiva que las primeras leyes de la Restauración, y una caricatura del propio equipo “vivitos y coleando”, aunque sería por poco tiempo, ya que el de 30 de julio de 1884 es el último número de La Filoxera del que se tiene referencia. 

Y una tertulia pintoresca en el Madrid entre los siglos XX y XXI

En este Madrid contemporáneo subsiste hoy una tertulia de unos pocos socios madrileños, amantes de la cultura del vino y en su mayor parte farmacéuticos -entre ellos mi propio marido Enrique Granda-, que vienen celebrando todos los jueves en un secreto local de la calle Monteleón, desde los años 80 del siglo XX, su singular encuentro, al que llevan invitados de todos los órdenes de la sociedad.

Solo hay una regla en esta pintoresca tertulia que se ha denominado también La Filoxera: mientras se comparte el vino, hablar con total libertad de todas las cosas, piense cada uno como piense. 

Cabecera de La Filoxera. Fuente: Biblioteca Nacional de España.

En esa camaradería amable, alguno podría decir -copiando el saludo a sus suscriptores de Salvador María Granés, promotor de la antigua publicación satírica: “Soy el que siempre he sido. En política ateo… y la Filoxera será tal cual ha sido, pura, libre, feliz e independiente, que zurrará igualmente a Zorrilla que al Conde de Toreno.” Así que La Filoxera prosigue en Madrid, aún en nuestro siglo, con la tradición de una plaga, para acabar con perjuicios, y satirizar inocentemente a nuestra sociedad.

Almanaque de La Filoxera para el año 1879. Ilustrado por Manuel Luque de Soria. Fuente: colección particular.