La estética en la brevedad
El libro Palabras en venta del escritor bogotano Carlos Alberto Gómez Estupiñán está escrito bajo una atmósfera poética limpia, depurada de toda estridencia innecesaria que no permite la comunión entre el lector y el poema. En un país donde la poesía ocupa un peldaño desfavorable entre lectores y editoriales es de alto valor escribir y publicar un poemario y Gómez Estupiñán responde con rigor literario a este desafío.
En Palabras en venta encontramos poemas cortos en los cuales se puede percibir un lenguaje que apela a la profundidad y deslumbramiento de los objetos, de los sentimientos y del hombre mismo a través de la lente del poeta. Estos poemas tienen escenarios cotidianos, pero no por eso dejan de sorprendernos por su decantación y su forma de interpretarnos el eco que se oculta detrás de las cosas y que por nuestro afán diario no logramos percibir.
Esta forma de lenguaje poético es quizás la que más se acerca a esa otra esencia de la poesía y que por circunstancias de los movimientos literarios y del ruido de la sociedad moderna hemos olvidado; decir y escribir el silencio y en silencio. Carlos Alberto Gómez Estupiñán logra a través de la brevedad de su poesía (aunque suene pretencioso) develar el espacio que ocupa el silencio en medio de una sociedad acelerada y productivista. Gómez Estupiñán en su estética aforística recurre a la sentencia como recurso literario de belleza poética. Todo lo que pasa por el filtro de la poesía atraviesa una metamorfosis; objetos, personas y sensaciones, y la cotidianidad que vemos en Palabras en venta adquieren sensibilidad cuando son tocadas por las leyes del lenguaje poético.
Uno de los temas que se han vuelto común dentro de la literatura es hablar de la muerte y Gómez Estupiñán en el poema La más grande verdad retoma el tema, o mejor, nos lo redescubre a través de una mirada aguda donde reconocemos nuestra mortalidad y donde el destino es ineludible que aunque es lugar común, a veces, lo olvidamos: todos hechos / del mismo hueso, / avanzamos a la muerte.
Después de hablarnos sobre la condición de finitud humana representada en la muerte el poeta decide darle otra facultad al hombre: la divinidad. Recordemos que Vicente Huidobro había revestido al poeta de pequeño dios y esta sentencia conlleva una responsabilidad creadora. Gómez Estupiñán nos habla de una raza de dioses que alzaron la mirada en búsqueda de otros dioses. Acá surge el hecho de no reconocernos como dioses aun en nuestra medida: Los dioses miran al cielo / buscando / más allá / de la tierra, / un túnel / de escape, / un ser /superior, / un guía, / un astro parecido al sol. Es quizás nuestra orfandad espiritual lo que hace que busquemos vernos en ese espejo que está más allá de la materia; que busquemos un reflejo que no podemos explicar.
En el poemario Palabras en venta el lector encontrará una amalgama de temas que hacen de este libro un ejemplar indispensable digno de cualquier biblioteca. Los lectores de poesía van a encontrar en estos poemas un lenguaje que apela a la simplicidad y que permite que el lector devele en ellos varios ecos y también sombras por donde asoma la luz.
Dice el poeta: nosotros esperamos la brasa / entre las sombras. Esta sentencia es un acto de valentía que solo es posible cuando logramos pisar el territorio sacro de la poesía. Decir esto es reconstruir de nuevo aquello perdido por la costumbre o por las falsas ideas de la sociedad de consumo, que de alguna manera nos obligan a estar en la sombra, pero la poesía siempre nos mantiene vigilantes.
Estamos ante un poemario donde pervive el milagro de la palabra y la estética poética. Donde lo aquí creado no es solo imaginación del poeta, sino también la vida de los lectores.