Calor extremo

El calor extremo deja 477 muertes en Madrid este verano, la mayoría durante la ola de agosto

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La tercera ola de calor más larga desde 1961 eleva la mortalidad en la región. Ecologistas alertan por el ozono y Aemet anuncia un descenso térmico

El verano de 2025 está dejando un balance devastador en la Comunidad de Madrid, donde se han registrado 477 muertes atribuibles a las altas temperaturas, según los datos actualizados del sistema MoMo (Monitorización de la Mortalidad diaria) del Instituto de Salud Carlos III. La mayoría de estos fallecimientos, 301 en total, se han producido en el mes de agosto, durante una prolongada y extrema ola de calor.

Agosto, un mes letal por el calor

La semana más crítica fue la comprendida entre el 9 y el 16 de agosto, cuando se contabilizaron más de veinte muertes diarias debido a los efectos del calor. El día 13 fue el más mortífero, con 34 muertes registradas, seguido por el día 12 (31) y el día 14 (30). Estos datos ponen de manifiesto el impacto real del cambio climático en la salud pública, especialmente entre las personas más vulnerables: mayores, menores de edad y personas con enfermedades crónicas.

A nivel nacional, el sistema MoMo atribuye 2.635 muertes al calor en España desde el inicio del verano, con 1.161 solo en agosto, lo que subraya la gravedad de este fenómeno a escala estatal.

Una ola de calor histórica

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha confirmado que la reciente ola de calor de agosto ha sido la tercera más larga desde que existen registros, con 16 días consecutivos de temperaturas extremas, igualando en duración a los episodios de 2003 y 2022. Solo han sido superadas por las olas de julio de 2022 (18 días) y la histórica ola de 2015 (26 días).

El episodio comenzó el 3 de agosto y tuvo dos picos de especial intensidad: entre el 11 y el 12, y el 17 de agosto, cuando se batieron récords térmicos en distintas zonas del país. Esta situación ha forzado la activación de medidas especiales de prevención en múltiples comunidades autónomas, incluida Madrid.

El ozono troposférico, un riesgo añadido

A las altas temperaturas se suma otro factor preocupante: la mala calidad del aire. Según han alertado varias organizaciones ecologistas, los niveles de ozono troposférico han alcanzado valores “perjudiciales para la salud” en toda la región durante las últimas semanas. Este contaminante, que se forma con la radiación solar a partir de otros contaminantes como los óxidos de nitrógeno, afecta gravemente a la población con problemas respiratorios y cardiovasculares.

Diversos colectivos han pedido a la Comunidad de Madrid acciones más contundentes para reducir la contaminación, especialmente en episodios de altas temperaturas, donde el efecto combinado del calor y el ozono multiplica los riesgos.

Desactivada la alerta por calor, pero persiste la vigilancia

La Aemet ha desactivado la alerta por altas temperaturas, debido a la previsión de un descenso térmico progresivo a partir de hoy. La entrada de una masa de aire más fría desde el Atlántico provocará un alivio térmico, con posibilidad de tormentas en zonas de la Sierra durante las próximas horas.

Pese a ello, las autoridades sanitarias insisten en no bajar la guardia. Desde la Consejería de Sanidad se recalca la importancia de hidratarse adecuadamente, evitar la exposición directa al sol en las horas centrales del día y prestar atención especial a personas mayores, menores y enfermos crónicos, quienes concentran la mayoría de los fallecimientos registrados por golpes de calor o descompensaciones asociadas.

La huella del cambio climático

Los datos acumulados en lo que va de siglo confirman una tendencia clara: las cinco olas de calor más prolongadas en España se han registrado en el siglo XXI, y cuatro de ellas han tenido lugar en los últimos once años. Expertos en climatología y salud pública coinciden en que el aumento de la mortalidad durante estos episodios extremos será una constante en el futuro si no se adoptan medidas estructurales de adaptación y mitigación del cambio climático.

Con el verano todavía en curso, las autoridades y la ciudadanía permanecen en alerta ante posibles nuevos episodios. La salud pública, cada vez más amenazada por el clima, se convierte en un nuevo frente de batalla en la lucha contra el calentamiento global.