La Conferencia de Presidentes, que se celebra este viernes en Barcelona, ha comenzado con una fuerte carga de tensión tras un incidente protagonizado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y la ministra de Sanidad, Mónica García. El desencuentro, ocurrido durante el saludo institucional previo al inicio del encuentro, ha requerido la intervención del personal de protocolo para evitar mayores consecuencias.
Según fuentes del Ministerio de Sanidad, la ministra Mónica García se acercó a saludar a Ayuso "con normalidad institucional", manteniendo lo que describen como un gesto de cortesía propio del acto. Sin embargo, según relatan, la presidenta madrileña rechazó el saludo y, visiblemente molesta, le espetó si pretendía “saludar a una asesina”. García, sorprendida, preguntó “¿Perdona?”, a lo que Ayuso, según el equipo ministerial, respondió elevando el tono y acusándola de haberla llamado asesina por la gestión de las residencias de mayores durante la pandemia, algo que desde el entorno de la ministra niegan tajantemente.
Desde la Comunidad de Madrid, por el contrario, aseguran que la tensión se generó cuando Mónica García intentó dar dos besos a Ayuso, quien, siguiendo con el protocolo que mantuvo con el resto de ministros, le ofreció solo la mano. En ese momento, según la versión madrileña, Ayuso le preguntó si aún pretendía besar “a una asesina”, en alusión a las declaraciones pronunciadas un día antes por diputadas de Más Madrid en la Asamblea regional, en las que acusaban al Gobierno de Ayuso de diseñar un plan que habría supuesto la muerte de más de 7.000 mayores durante la pandemia. “No tiene un pase”, señalan desde el Ejecutivo autonómico.
El momento de mayor tensión obligó a los responsables de protocolo a intervenir para separar a ambas dirigentes y evitar un altercado mayor. El vídeo difundido por la Comunidad de Madrid muestra a Ayuso saludando de forma estricta y protocolaria con la mano a todos los miembros del Gobierno, incluido el presidente Pedro Sánchez, con quien el saludo fue especialmente breve.
La polémica se enmarca en un clima ya de por sí tenso. La reunión ha estado precedida de amenazas de plante por parte de los presidentes autonómicos del PP, quienes exigían modificaciones en el orden del día. Además, el contexto político no ayudaba: a 48 horas de la manifestación convocada por el PP en Madrid bajo el lema “Mafia o democracia”, el cruce de acusaciones entre el Gobierno central y algunos ejecutivos autonómicos ha alcanzado uno de sus puntos más álgidos.
El incidente, más allá de su simbolismo, pone en evidencia el escaso margen para el consenso en una Conferencia de Presidentes que nació con la intención de estrechar la cooperación entre administraciones. La crispación y el bloqueo político vuelven a ser protagonistas de un foro que, de nuevo, queda empañado por la confrontación partidista.
Tanto desde el Ministerio de Sanidad como desde la Comunidad de Madrid han defendido sus versiones sin matices, intensificando la batalla política entre ambas dirigentes, marcada desde hace años por una rivalidad frontal. La acusación de fondo —la presunta responsabilidad política de Ayuso en las muertes en residencias durante la COVID-19— sigue siendo uno de los temas más controvertidos de la política madrileña y nacional, con consecuencias tanto judiciales como mediáticas todavía en desarrollo.
Mientras tanto, la Conferencia continúa su curso, aunque la fractura entre Gobierno central y autonomías gobernadas por el PP parece más profunda que nunca.
