Móstoles pide al Gobierno gratuidad de la R-5 ante las obras de la A-5
El alcalde plantea incluso que el Ayuntamiento asuma el coste del peaje para aliviar los atascos que sufren miles de vecinos en sus desplazamientos diarios a Madrid.
La movilidad de decenas de miles de vecinos de Móstoles se ha convertido en un asunto de urgencia municipal ante los graves atascos provocados por las obras de soterramiento de la A-5 a su paso por Madrid. En este contexto, el alcalde de Móstoles, Manuel Bautista (PP), ha reclamado de nuevo al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible que haga gratuita la autopista de peaje R-5 para los mostoleños mientras duren los trabajos en la autovía, cuya finalización está prevista, como mínimo, para mediados de 2026.
En una carta enviada este lunes al ministro Óscar Puente (PSOE), el regidor ha reiterado su petición para liberar del pago del peaje —que actualmente ronda los 2,90 euros en hora valle y supera los 3,50 en hora punta en el tramo Móstoles-Madrid— a los vecinos que utilizan la R-5 como alternativa a la A-5, cada vez más colapsada. Bautista ha advertido de que la situación es “insostenible” y ha acusado al Gobierno central de “desatender” las necesidades de los ciudadanos del sur de Madrid.
“Ya le solicité al señor Puente la gratuidad de la R-5 en octubre de 2024 ante las previsibles consecuencias de las obras de la A-5. Todavía no ha tenido a bien contestarme y este desplante lo pagan los mostoleños”, ha denunciado el alcalde.
Posible convenio para asumir el coste municipal
Ante la falta de respuesta del Ministerio, Bautista ha abierto la puerta a que el propio Ayuntamiento de Móstoles asuma el coste del peaje de la R-5 para los vecinos, siempre que se firme un convenio con Transportes que permita identificar a los usuarios residentes en el municipio y registrar el volumen de desplazamientos. “Mi único objetivo es mejorar la movilidad de los mostoleños, sin sectarismos. Espero que el señor Puente tenga altura de miras y no anteponga intereses partidistas”, ha declarado Bautista.
La autopista R-5, inaugurada en 2004 y gestionada en la actualidad por la empresa pública SEITTSA tras la quiebra de la concesionaria OHL, ha sido históricamente una vía con bajo tráfico en comparación con la A-5. Su uso ha crecido en los últimos meses, pero sigue limitado por el coste del peaje, lo que provoca que la mayor parte del tráfico continúe saturando la autovía gratuita, especialmente en las entradas a Madrid.
Medidas para aliviar la movilidad en el suroeste
Mientras espera una respuesta del Gobierno, el Ayuntamiento de Móstoles ha acordado con el Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM) un refuerzo de los servicios públicos. Entre las medidas pactadas la pasada semana figuran:
- La ampliación de la línea 12 de MetroSur con un tren adicional por sentido.
- La reducción de la frecuencia de la línea interurbana 525, que conecta Móstoles con Madrid, a 15 minutos en hora punta.
- Una nueva expedición temprana de la línea 524 a las 6:00 h hacia la capital.
Además, el Consistorio y el Ayuntamiento de Madrid han aprobado un plan de mejora del intercambiador de Cuatro Vientos, uno de los puntos neurálgicos de la conexión entre ambas ciudades, que incluirá nuevas marquesinas, suministro de agua, iluminación y personal de apoyo para los usuarios.
Obras clave, pero con alto impacto
Las obras de soterramiento de la A-5, impulsadas por el Ayuntamiento de Madrid y cofinanciadas por fondos europeos, suponen una intervención de gran calado para transformar la entrada suroeste de la capital, eliminando semáforos y tramos en superficie. Sin embargo, las restricciones de tráfico y los desvíos han agravado la congestión que ya soporta la A-5, por donde transitan más de 120.000 vehículos diarios, buena parte procedentes de Móstoles, Alcorcón y otras localidades del suroeste madrileño.
La solución propuesta por Móstoles con la R-5 choca, sin embargo, con el elevado coste económico que supondría bonificar el peaje, tanto para el Ministerio como para el propio municipio, si finalmente decide asumirlo. Mientras tanto, los vecinos siguen atrapados en atascos que, según denuncian asociaciones vecinales y plataformas de movilidad, están alargando los trayectos diarios en coche hasta más de 90 minutos en hora punta.
Con la vuelta del curso escolar y laboral en septiembre, se teme que la situación empeore, aumentando la presión sobre las administraciones para encontrar una solución definitiva.