Internacional

Pedro Sánchez estrecha lazos con Xi Jinping en China en plena guerra comercial

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda al presidente de la República Popular China, Xi Jinping - Pool Moncloa/Fernando Calvo

El presidente español firma acuerdos bilaterales con el líder comunista chino en plena guerra arancelaria entre Pekín y Washington, mientras arrecian las críticas desde Madrid por su política exterior unilateral y su homenaje a Ho Chí Minh.

La visita oficial del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a China y Vietnam ha desatado una oleada de críticas tanto a nivel nacional como internacional. En un contexto de creciente tensión geopolítica y económica, su acercamiento diplomático al régimen de Xi Jinping y su participación en un homenaje al líder comunista Ho Chí Minh han sido interpretados por parte de la oposición como una maniobra ideológica y unilateral que debilita la posición común de la Unión Europea.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha sido una de las voces más contundentes. Desde Cibeles, cuestionó la oportunidad del viaje al considerar que se ha hecho “al margen de las políticas y decisiones de la UE”, justo en un momento en el que “hace falta más Europa y menos iniciativas personales”. “Lo lógico y razonable es que, si formamos parte de Europa, nos alineemos con su posición y no que cada uno haga la guerra por su cuenta”, señaló.

Un homenaje polémico y contradictorio

Almeida también cargó contra el simbolismo ideológico del viaje. En particular, criticó la participación de Sánchez en el homenaje a Ho Chí Minh en Vietnam, al que calificó de “dictador fuera de España”. A su juicio, representa una “aparente contradicción” que el presidente participe en actos de exaltación de líderes comunistas en el exterior mientras en España “pretende resignificar el Valle de los Caídos”.

Esta doble vara de medir, según el alcalde, pone en evidencia una forma de entender la política exterior basada en afinidades ideológicas y no en principios democráticos o en coordinación europea.

Sánchez defiende su estrategia: multilateralismo y diversificación

Frente a las críticas, Pedro Sánchez ha defendido su viaje como parte de una política exterior basada en el multilateralismo, la diversificación de alianzas y la búsqueda de nuevas oportunidades para las empresas españolas. Durante su reunión con Xi Jinping en Pekín, se firmaron acuerdos en innovación, educación, ciencia y producción cinematográfica, así como protocolos sobre exportaciones sanitarias y agroalimentarias.

El presidente español reiteró que “China es un socio estratégico de la Unión Europea” y que el objetivo del viaje es reforzar el diálogo en medio de la guerra comercial entre Estados Unidos y el país asiático.

Realpolitik o cesión ideológica

No obstante, la visita ha sido vista por muchos observadores como una legitimación del régimen de partido único chino, en un momento en el que crecen las denuncias internacionales por violaciones de derechos humanos en regiones como Xinjiang o Tíbet, y por el control cada vez más férreo del Partido Comunista sobre la vida pública en China.

La combinación entre elogios públicos a Xi Jinping, la defensa de la política de “una sola China” y la ausencia de menciones críticas al modelo autoritario han suscitado acusaciones de blanqueamiento diplomático. En palabras de algunos analistas, Sánchez habría rendido un "tributo simbólico" al poder comunista asiático, a cambio de una cooperación económica que, según sus críticos, no justifica la pérdida de posición moral.