¿Qué hacer con la resaca?
La conocida ‘resaca’ es una manifestación posterior al consumo excesivo de bebidas alcohólicas, que no se produce en todos los casos, ni en todas las personas, pero representa un signo patológico importante, por lo que, en caso de afectarnos, es un indicador de que debemos tomar medidas de prudencia en el consumo de alcohol.
Entre los griegos y los romanos, la resaca era un fenómeno conocido y mencionado en obras literarias y filosóficas, reflejando tanto el hedonismo de sus culturas como las consecuencias físicas de los excesos en el consumo de vino y cerveza. En Cervantes, el abuso del alcohol y sus efectos se presentan con humor, realismo y, a menudo, como crítica social. Sancho Panza, el fiel escudero de Don Quijote, es conocido por su amor por la comida y el vino. En varias ocasiones, Sancho menciona los efectos del exceso, sugiriendo que conoce muy bien lo que hoy llamaríamos una resaca.
También para escritores y científicos más modernos, la resaca sigue siendo un tema explorado, aunque a veces se contextualiza desde perspectivas tanto literarias como científicas, reflejando una comprensión más avanzada de los efectos físicos y psicológicos del alcohol.
Ernest Hemingway, quien no ocultó su afición por las bebidas espirituosas, alude en varias ocasiones a la resaca en sus novelas, particularmente en “El sol también sale”, en la que los personajes beben constantemente y sus consecuencias se manifiestan tanto en sus interacciones como en su estado emocional, con una sensación de fatiga y desesperanza que describe bien algunas de las consecuencias del exceso.
En el plano científico, el neurólogo Oliver Sacks, describe cómo el consumo de alcohol puede alterar la química cerebral, y cómo los síntomas de la resaca son manifestaciones del esfuerzo del cuerpo por reequilibrarse después de un episodio de intoxicación.
En estudios recientes se describe la resaca como un fenómeno químico complejo causado por varios factores: deshidratación, inflamación cerebral, acumulación de acetaldehído (un subproducto tóxico del metabolismo del alcohol) y desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina. Otros investigadores también abordan el impacto psicológico de la resaca, señalando que puede aumentar la ansiedad (a veces llamada "hangxiety") y la depresión, creando una conexión entre los excesos físicos y los estados emocionales posteriores.
A pesar de su larga historia, que acompaña a la de la humanidad, la resaca no es una entidad clínica grave. A los clínicos no les preocupa tanto la resaca como sus desencadenantes, ya que se produce en algunas personas y en otras no, o no siempre, como manifestación de los efectos tóxicos del alcohol.
El efecto negativo principal que provoca el consumo de alcohol es la deshidratación y la falta de minerales, que generan síntomas como el dolor de cabeza, el malestar corporal, el dolor muscular, la debilidad y los mareos. Un efecto secundario muy típico al beber alcohol son las náuseas o el dolor estomacal. Esto es debido a que el alcohol es un irritante de la mucosa gástrica y aumenta la producción de ácido del estómago.
Cien remedios para la resaca, y muchos irracionales
El hecho de que la resaca desaparezca en 24-48 horas ha llevado a proponer numerosos remedios, que parecen funcionar, pero muchos resultan absolutamente irracionales: desde beber más alcohol, pasando por forzar la comida, tomar preparados con paracetamol, ibuprofeno o aspirina, hasta tisanas de plantas milagrosas…Nada de todo esto resulta eficaz, y además puede ser perjudicial. Solo una buena hidratación y antiácidos constituyen el tratamiento adecuado para la resaca.
En este mismo sentido, solo he encontrado un medicamento de venta sin receta, Lebersal, que tiene autorizada una indicación cómo: “Trastornos digestivos debidos a excesos de bebidas alcohólicas o de alimentos” que, a mi entender, cumple las condiciones necesarias para ser un buen tratamiento de la resaca, porque actúa como antiácido y proporciona electrolitos. En el plano de la prevención, el uso de complementos alimenticios con detoxificantes que contengan glutatión pueden ayudar a eliminar los radicales libres y restaurar el equilibrio alterado por el alcohol.
Por supuesto, para evitar la resaca el procedimiento más eficaz es no tomar alcohol o hacerlo moderadamente y bebiendo agua de forma alternativa. En el imaginario popular incluso hay algún chistecillo, solo ligeramente irreverente, en el que se describe, tras las bodas de Canaán, a un San José postrado en la cama que dice: “María, María, tráeme un vaso de agua…pero que no la vea el Niño”, lo que resume bien su situación y el principal remedio.