Colonialismo ideológico. Verdades sobre la Agenda 2030 (Parte IV)
Dice la Agenda 2030 que los programas nacionales de salud deben garantizar los servicios de salud sexual y reproductiva y los de planificación familiar, en cambio, se valora a las enfermedades transmisibles, incluidos los trastornos no conductuales, evolutivos y neurológicos, como un grave impedimento para el desarrollo sostenible... ¿Qué deduzco? Que lo importante es la sostenibilidad, no la persona. El interés por el aborto y la teoría de género es primordial para la Agenda 2030, no importa que todo ello acarree la ruptura de la persona, de los vínculos naturales y de la familia. Por supuesto, la Agenda se promueve desde la escuela: “De aquí a 2030, asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos necesarios para promover el desarrollo sostenible, mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial, la diversidad cultural, y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible”. ¡Y es que es interesante descubrir la sustancia del documento! Porque conocer ese documento nos propone un apremiante reto, y el conocer conlleva a la responsabilidad. ¿Qué responsabilidad? La de enfrentarnos a ese colonialismo ideológico, y debemos hacerlo reforzando nuestra cultura e identidad y nuestra independencia de criterio. Para acabar estas columnas sobre la maquiavélica Agenda 2030, permítanme plasmar unas palabras de Jorge Buxadé, eurodiputado y cabeza visible de Vox en Europa: “la Agenda 2030 es un plan demoníaco, diabólico, de control absoluto para arrasar con la variedad, la libertad y con la identidad de cada una de las naciones, y esconde un plan determinado para destruir nuestra libertad”... FIN