Casta Jijona y de la Tierra (1598) Encaste Jijona: Toros Colmenareños (II)
Para terminar con la Casta Jijona y de la Tierra, veremos en este artículo la historia de una de las ganaderías “míticas” en la Historia del Toreo: Aleas.
ALEAS
El primer ganadero de esta estirpe fue el rico hacendado colmenareño “Manuel Aleas López”, quién allá por 1783 cruzó reses de la Tierra que pastaban por los Montes de Toledo con otras de Casta Jijona de “Vicente Perdiguero”, ganadero de Alcobendas pero que tenía ganado procedente de la familia Jijón de Villarrubia de los Ojos, logrando en muy poco tiempo unos toros totalmente reconocidos por crítica y diestros, colorados encendidos como tónica general, muy cornalones y difíciles de torear, pero con transmisión durante la lidia.
El hierro era un “nueve”, por el número de colmenas que figuraban en el escudo de su pueblo.
En 1815 le sucedió su hijo “Manuel Aleas Fernández”, que a lo largo de su larga vida (murió en 1850) efectuó cruces en 1818 con “Gaviria” y “Muñoz Pereiro” (Casta Jijona) y en 1830 con “Barbero de Utrera” (Casta Vistahermosa), aumentando el prestigio de la ganadería. A su muerte sin descendientes directos, la herencia recayó en Josefa Gómez, una antigua gobernanta de la casa y sobrina lejana suya.
Estaba casada con Manuel García Puente y López, siendo éste el representante y titular de la camada. En 1876 falleció Manuela y en 1903 Manuel, siendo sucedido por sus nietos Manuel y José, que unieron su apellido paterno al tradicional de Aleas, siendo conocidos como GARCÍA-ALEAS.
Durante esta segunda mitad del siglo XIX la ganadería de “ALEAS” fue una de las más importantes. Los Aleas han pasado a la Historia como toros difíciles de lidiar, con genio y bravura singulares, con capas predominantemente coloradas encendidas como corresponde a su Casta. Alcanzaron tal fama que se llegó a decir entre los matadores punteros el dicho de “A los toros de Aleas, ni los veas”.
Poco tiempo mantuvieron unida la ganadería los hermanos García-Aleas pues en 1914 decidieron separarse.
Al morir José en 1929, sus herederos vendieron su parte al salmantino “Amador Santos”, que en 1941 cruzó sus reses con ganado de “José María Galache” (Urcola). En 1954 la ganadería pasó a su hijo “Manuel Santos Galache” y en 1990 a la nieta de éste, “María Loreto Charro Santos”, que eliminó lo anterior y la constituyó con reses de su otro abuelo Vicente Charro de Murga, propietario de “Charro de Llén” (Atanasio Fernández). En 2001 elimina lo Atanasio y la forma con reses de “El Pilar” (Aldeanueva-Juan Pedro Domecq Díez) y desde 2011 solo con reses de su padre “Carlos Charro” (El Torreón). Nada queda por tanto en esta línea de los antiguos “Aleas”.
Por su parte, “Manuel García-Aleas Gómez” fue más activo que su hermano y empieza muy pronto a cruzar su ganado con reses de Encaste Santa Coloma, en 1917 del propio Conde y después fundamentalmente de “Graciliano Pérez-Tabernero”.
Con ello intentaba dulcificar las embestidas, reducir las terroríficas cornamentas y disminuir el tamaño de sus reses jijonas.
Poco a poco lo Santa Coloma empieza a ser dominante en detrimento de lo anterior. Murió en 1950 y le heredó su hijo “Manuel García-Aleas Carrasco” que persistió en añadir más reses Santa Coloma, procedentes de “José Escobar” en 1951 y “Herederos de Graciliano Pérez-Tabernero” en 1954 (Santa Coloma-Graciliano) y más adelante, en 1977, de “Herederos de Gabriel Hernández Plá” (Santa Coloma-Buendía), con lo que lo Jijona y de la Tierra que pudo quedar sería testimonial.
En 1983 Manuel, que moriría en 1997, vendió la ganadería al ganadero gallego José Vázquez Fernández, que lidia con su propio nombre pero poniendo tras él las palabras “(antes Aleas)”.
En principio persevera con lo Santa Coloma-Buendía comprando reses de “Hernández Plá” y en 1987 de “Manuel Martínez Flamarique” (Chopera).
Pero en 1993, siguiendo la moda del momento, adquiere un lote de reses de “Zalduendo” (Jandilla-Juan Pedro Domecq), que lleva por separado, hasta que en 2003 decide eliminar lo de Santa Coloma. Esta ganadería, que dirige José Vázquez Arroyo, es la sucesora de los toros colmenareños de “Aleas”. Su sangre puede darse por extinguida hacia 1950, pero pasta, no obstante, en Colmenar Viejo (Madrid), donde siempre lo hicieron sus míticos antepasados.