Reflexiones Australes
Boric y el fin de una pesadilla para Chile
30 de septiembre de 2025 (10:23 h.)
Tras haber sido elegido con casi el 56% de los votos, Gabriel Boric se vio afectado casi de manera inmediata, con un descenso en sus apoyos ciudadanos, situándose estos en casi todo el período en un 30%. La izquierda no lo ha abandonado, incluyendo socialistas, comunistas, frenteamplistas, los restos democristianos y todos aquellos anarquistas y alternativos que nada aportan a la sociedad. Hubo muchos de centroizquierda que lo apoyaron al principio, pero hoy ya son oposición a su gobierno. Boric irrumpió como presidente despojándose de la corbata, alardeando con sus tatuajes y con el objetivo de cambiarlo todo. A poco andar, se dio cuenta de que sus propuestas rebeldes antisistema, chocaban con la realidad. Sus equipos de gobierno se repletaron de amigos y compañeros de lucha callejera. Alambres nasales y orejunos adornan los rostros de muchos de sus “colaboradores”. Los niños llegaron pisando fuerte, pero poco a poco se vieron enfrentados a su inexperiencia. La inmigración ilegal hizo de las suyas, como herencia de la “apertura de fronteras” fomentada por Michelle Bachelet -hoy candidata a la ONU- afectando severamente los estándares de seguridad, salud y educación. Chile cuadruplicó el número de inmigrantes en una década, pasando de 500 mil a 2 millones. El joven Boric se ha alineado con Petro, con Lula y con Pedro Sánchez. Ha condenado a Maduro, pero ha callado con Ortega y Díaz-Canel. Ha sido durísimo con Donald Trump, sin sopesar consecuencias para Chile. En pocas palabras, ha sido sumamente irresponsable. Boric llevó adelante con fanatismo una “política exterior feminista”, la que pasó a ser la base de su política exterior. Millonarios recursos destinados a contarle al mundo como Chile privilegia a la mujer en sus relaciones internacionales. Los recursos destinados a las Fuerzas Armadas, antes asegurados por la Ley Reservada del Cobre, ahora sufren recortes y su cumplimento en plazos y montos es incierto. Boric ha sido infantil, en la forma de hacer política. Algunos de sus cercanos lo han defraudado con usos indebidos de recursos públicos y otros con poca capacidad para llevar adelante los proyectos de transformación que pretendía implementar. Deja como “su gran legado”, la reducción de la jornada laboral, sin comprobación alguna de beneficios para los trabajadores. Deja las arcas fiscales escuálidas y con deudas impagas del Estado a proveedores que superan los 2.000 millones de euros. La Araucanía chilena sigue afectada por ataques terroristas y el proyecto de paz en la región, partió sin ser aceptado en la práctica por las partes. Las autoridades han sido un muro kafkiano a la hora de aprobar proyectos de inversión. La aprobación de proyectos relevantes puede demorar 10 años. Una lagartija o un jarro de greda en los alrededores de un lugar en donde se pretenda construir algo, se transforman en un obstáculo infranqueable a la hora de avanzar. A los chilenos se les acabó la paciencia y en 45 días más, tendrán lugar las elecciones presidenciales en que se pondrá fin a la pesadilla de Boric. Nuevos aires ya soplan y la esperanza de tiempos mejores se percibe en el aire. Estos 4 años pasarán a la historia sin pena ni gloria, como sucedió con los dos gobiernos “progresistas” de Bachelet o los 1000 días del terror del gobierno marxista de Salvador Allende que llevaron a Chile a una crisis casi terminal.