666 El número del diablo para los veterinarios
Resulta que hace nada menos que diez años, cuando se aprueba la Ley del medicamento, había en su texto indicaciones precisas, para delimitar la prescripción y dispensación de los medicamentos veterinarios, lo que no ocasionó la más mínima alarma de estos profesionales, que siguieron prescribiendo y, en bastantes casos dispensando esos medicamentos. Incluso hace más de un año en que se publica, el ya famoso decreto 666/2023, tampoco se produce ninguna reacción, como si pensaran que estas cosas no iban con ellos. Ahora que las administraciones y la Unión Europea entienden que puede afectase la salud de todos, no solo de los animales, se producen quejas airadas y peticiones de que se derogue esta legislación.
Los farmacéuticos tuvieron un calvario parecido hace treinta años cuando se publica la primera Ley del Medicamento, que impone a sangre y fuego la dispensación de los medicamentos con la correspondiente receta; ya que hasta entonces tenían una cierta manga ancha para satisfacer los deseos de los pacientes, eso sí, siempre que no se tratase de estupefacientes, psicotrópicos u hormonas. Pero, aún de mala gana, cumplieron con lo legislado, aunque esto les ha ocasionado desde entonces, bastantes enfrentamientos con los usuarios.
Ahora les toca a los veterinarios encauzar su profesión. Se quejan de no poder dispensar, aunque hay otras cosas que sí podrían conseguir, en el ámbito económico y fiscal: los medicamentos veterinarios podrían tener una fiscalidad igual a los de medicina humana, y los servicios veterinarios podrían estar exentos de IVA, como todos los servicios sanitarios, si es que creemos en la teoría del One Health, un concepto que engloba a toda la salud, incluida la de los animales y el medio ambiente.
En clave de humor, los veterinarios deberían tener más respeto al Real Decreto 666/2023 porque este número tiene connotaciones esotéricas y es el número del diablo, tal como aparece en el libro del Apocalipsis en el capítulo 13, versículo 18 se dice: "Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, porque es número de hombre; y su número es seiscientos sesenta y seis."
Este pasaje ha sido interpretado de muchas maneras a lo largo de los siglos. Algunos creen que el número representa a un ser maligno o al Anticristo, mientras que otros lo ven como un símbolo de imperfección, ya que el número 7 se considera perfecto en la Biblia (por ejemplo, los 7 días de la creación), y el 666 estaría "cerca pero no alcanza" la perfección. Esa imperfección se ha trasladado a ejercicio de la veterinaria, que el decreto 666 viene a corregir.
Hay que entender que los veterinarios se quejen de que se les aplique el axioma de que, ‘quien prescribe no dispensa’, pero esto es algo que los médicos vienen respetando desde el S.XIX, e incluso mucho antes, sin ninguna merma de su valor para la sociedad.
El número 666 del decreto, debería ser un acicate para los veterinarios, en lugar de un motivo de movilización y miedo al futuro, para consolidarse como una profesión que atesore el respeto de la sociedad, diagnosticando, tratando y prescribiendo a los animales de consumo y, sobre todo, de nuestras queridas mascotas.