El parking de Barajas, nuevo refugio para los sintecho tras el refuerzo de controles en las terminales
Las medidas para limitar el acceso nocturno al interior del aeropuerto desplazan a decenas de personas sin hogar al aparcamiento de la T4, mientras crece la tensión entre los trabajadores
El aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas vive un nuevo episodio en la gestión de su creciente población sin hogar. Tras el refuerzo de los controles de acceso nocturnos en las terminales, el aparcamiento de la Terminal 4 se ha convertido en un improvisado refugio para muchas de las personas que antes dormían dentro del recinto aeroportuario.
La medida, impulsada por AENA con apoyo de seguridad privada, logró reducir a menos de un centenar las personas que pernoctaban en las terminales. Sin embargo, lejos de ofrecer una solución habitacional o de emergencia, el desplazamiento de este colectivo a zonas no controladas del recinto ha generado nuevos focos de tensión y conflicto.
Trabajadores denuncian inseguridad
Empleados del aeropuerto denuncian que los incidentes, peleas y amenazas entre personas sin hogar han aumentado en los últimos días, especialmente en el entorno del parking y en las inmediaciones de las entradas a las terminales. “Estamos en constante alerta, sobre todo en los turnos nocturnos. Hay miedo y mucha incertidumbre”, aseguran representantes sindicales.
A pesar de los esfuerzos por mantener las instalaciones bajo control, el problema se ha desplazado, no desaparecido, y los trabajadores reclaman medidas integrales que incluyan coordinación con servicios sociales y alternativas habitacionales reales.
La Iglesia alerta sobre vulnerabilidad y discapacidad
Un informe del Arzobispado de Madrid, elaborado a través de la Mesa por la Hospitalidad, ha aportado una radiografía social del fenómeno. El estudio, realizado entre marzo y abril, identificó 421 personas sin hogar durmiendo en Barajas, de las cuales al menos el 5% presentaban una “discapacidad evidente”, es decir, unas 20 personas en situación de vulnerabilidad extrema.
Según este informe, las condiciones de vida son insalubres, precarias y peligrosas, y los desplazamientos forzados a espacios abiertos como escaleras o zonas sin techo agravan su exposición al frío, a la violencia y a la desprotección.
El reto de las políticas públicas
El Ayuntamiento de Madrid ha calificado recientemente de “temeridad absoluta” la presencia de centenares de personas sin identificar en Barajas. Sin embargo, las soluciones estructurales siguen sin materializarse más allá de los controles de acceso. Organizaciones sociales y plataformas vecinales reclaman una respuesta coordinada entre administraciones, recursos habitacionales y programas de inclusión social, ante una realidad que amenaza con cronificarse.
Mientras tanto, la imagen del parking como refugio improvisado retrata una de las aristas más visibles de la emergencia social en la capital. Lejos de los focos del turismo o del tráfico aéreo, Barajas se ha convertido en el último hogar para quienes no tienen otro lugar al que ir.