Muere Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura y ciudadano universal de las letras, con un legado eterno en Madrid
El autor de La ciudad y los perros fallece en Lima a los 89 años dejando una obra monumental y una huella indeleble en la vida cultural madrileña.
El mundo de la cultura despide este lunes a Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, fallecido anoche en su residencia de Lima a los 89 años. El escritor peruano-español fue una de las figuras más influyentes de la literatura contemporánea, un autor prolífico, pensador incisivo y firme defensor de la libertad. Según confirmaron fuentes familiares, sus restos serán incinerados en una ceremonia íntima, sin actos públicos, como era su deseo.
Un autor total: del “boom” latinoamericano a la Academia Francesa
Nacido en Arequipa (Perú) en 1936, Vargas Llosa fue protagonista central del boom latinoamericano, junto a autores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes. Obras como La casa verde, Conversación en La Catedral o La fiesta del Chivo revolucionaron la narrativa en lengua española y lo situaron como una referencia literaria global.
El reconocimiento internacional culminó con la concesión del Premio Nobel de Literatura en 2010, por su capacidad de “cartografiar las estructuras del poder” y su compromiso con el individuo frente a los sistemas opresivos.
Más allá de la literatura, Vargas Llosa cultivó el ensayo, el teatro, el periodismo y una intensa participación en el debate político e intelectual del siglo XX y XXI. En 2023, hizo historia al convertirse en el primer escritor en lengua española admitido en la Académie Française, institución a la que dedicó su discurso en homenaje a la libertad de creación.
Madrid, su casa elegida y amada
Aunque nacido en Perú, Madrid fue la ciudad que Vargas Llosa eligió como su verdadero hogar. En ella vivió largas temporadas, participó en tertulias literarias, publicó buena parte de su obra y disfrutó de una vida cultural activa. En 1993 adoptó la nacionalidad española, y en 2011 fue nombrado marqués de Vargas Llosa por el entonces rey Juan Carlos I, en reconocimiento a su trayectoria intelectual y su aportación a la cultura universal.
Desde el barrio de Chamberí, donde tuvo una de sus residencias, hasta las salas del Instituto Cervantes, la Biblioteca Nacional o los cafés literarios de la capital, Vargas Llosa construyó un fuerte vínculo con Madrid que se mantuvo hasta sus últimos años. La ciudad le ofreció, además, el entorno de libertad y estímulo intelectual que siempre defendió con pasión.
Intelectual comprometido y figura política
En los años 80 y 90, Mario Vargas Llosa transitó de posiciones de izquierda a un liberalismo convencido. Su candidatura a la presidencia de Perú en 1990 —derrotado por Alberto Fujimori— marcó un punto de inflexión en su vida pública. A partir de entonces, se consolidó como una de las voces más activas en la defensa de la democracia, el libre mercado y los derechos individuales.
Aunque su posición política le granjeó críticas, también le permitió ejercer influencia en espacios de reflexión más allá del ámbito literario. Fue colaborador habitual en medios internacionales como El País, Le Monde o The New York Times, y su voz fue escuchada tanto en los salones literarios como en foros políticos globales.
Un adiós discreto, un legado inmenso
La familia ha anunciado que no habrá velatorio público ni actos institucionales, en respeto a la voluntad del escritor. Aun así, son numerosas las instituciones que ya han expresado su intención de rendirle homenaje en los próximos días. El Ayuntamiento de Madrid estudia organizar un acto conmemorativo en colaboración con el Instituto Cervantes y la Biblioteca Nacional.
Su legado permanecerá vivo no solo en sus novelas, ensayos y artículos, sino también en las ideas que defendió con convicción: la libertad del individuo frente al autoritarismo, el valor de la cultura como espacio de resistencia y la literatura como una forma de comprender el mundo y transformarlo.
Un legado de palabras inolvidables
La obra de Mario Vargas Llosa es una travesía por los pliegues más hondos del poder, la memoria y la condición humana. Estas son algunas de sus obras más significativas, auténticas piedras angulares de la literatura en español:
- La ciudad y los perros (1963): la novela que rompió el silencio en los cuarteles y dio voz a una nueva generación latinoamericana.
- La casa verde (1966): una selva de pasiones y destinos cruzados donde el Perú mítico y el real se funden en una prosa exuberante.
- Conversación en La Catedral (1969): un retrato abrumador del desencanto y la corrupción, donde la pregunta “¿en qué momento se jodió el Perú?” resuena como un eco continental.
- La guerra del fin del mundo (1981): epopeya literaria sobre fanatismos y utopías, ambientada en el sertón brasileño y escrita con la ambición de los clásicos.
- La fiesta del Chivo (2000): la disección feroz de una dictadura, escrita con la precisión del cirujano y la lucidez del historiador.
- Travesuras de la niña mala (2006): historia de amor y de huidas, donde la pasión y la ironía dibujan una danza incesante entre dos mundos.
- Tiempos recios (2019): una crónica novelada del intervencionismo y la manipulación política en Centroamérica, que advierte sobre los viejos fantasmas que nunca terminan de irse.
Cada una de ellas es un espejo, una alerta o una celebración de la vida. Todas juntas componen un legado literario llamado a perdurar mientras exista el idioma español.